El trabajo no parece demasiado complicado: Pablo sale a cantar tres canciones y anuncia que hay una lista en la que la gente se puede ir apuntando y salir a tocar ellos mismos cosas suyas o versiones. Las versiones están penalizadas, eso sí. Cuando todos acaban -o cuando Kaiko empieza- Pablo toca otras dos canciones y se va.
Me propone cantar juntos otra vez, pero el público de hoy me resulta más hostil que el de L´Astrolabi, no les conozco de nada y eso me echa para atrás. Es lo que tiene ser un aficionado, simplemente. Venimos de tomar una hamburguesa y un bocata de tortilla francesa en el bar de al lado. Él lleva todo el día metido en el estudio con Dani y Xavi, grabando la maqueta y yo he estado de vueltas por la ciudad, comiendo con B., durmiendo la siesta y leyendo "Los detectives salvajes".
No hay demasiada gente. Pablo insiste en que su carrera va mucho peor desde que aparecí yo a hacerle promoción. No siempre pasa. Llamamos a Julia para contarle nuestro éxito del domingo pero Julia está preparando las cosas para la maqueta que graba hoy con Pancho, Antonio García de Diego y José Antonio Romero. Casi nada. Emite Poqito al estrellato.
Bebemos una copa y José Luis nos lleva a L´Astrolabi, donde ha tocado Nelson. El sitio está a reventar, completamente lleno y además hay post-concierto, cosa que no siempre sucede en esta ciudad. Nos vamos conociendo poco a poco y charlamos y al rato llega Mónica Joe de su concierto en el Rick´s, algo triste por las circunstancias, e intentamos animarla. Yo, al menos, intento animarla y Nelson también, porque, joder, tiene 22 años. Nadie puede estar desanimado a los 22 años. Está prohibido.
Así que hacemos noche y madrugada y al día siguiente, Laura dice que no puede quedar, los Workcenters se llenan, los Mc Donald´s recogen mil acentos distintos, las Ramblas parecen despedirse una vez más, con un aire de "joder, este pesado, ¿se irá de una vez"? y sorprendentemente Barcelona me da más razones para venir, porque ya lo he dicho otras veces: es una amante indecisa y hay que quererla exactamente como es.
Porque no quererla en absoluto es imposible.
El Estado es un sensor
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*por Yaiza Santos*
Enumeró, en contra de su costumbre, lo que hasta ese momento había
declarado el señor Víctor de Aldama ante el juez. Por ejemplo los p...
Hace 11 horas