Yo era crítico con Factual. Tengo una exagerada tendencia a la crítica en general y al proyecto de Arcadi Espada le exigía la perfección absoluta. Si titulaban "Al menos veinte ayuntamientos del PSOE apoyarán el referéndum sobre la independencia de Cataluña" yo me revolvía contra el titular y ese "al menos" que me recordaba a "Todo a cien y más". Imprecisión. Las imprecisiones de Factual fueron muchas, en el fondo y en la forma. De entrada, a mí no me ha pagado nadie todavía. Muchas veces, mi nombre o mi columna salían mal editadas o no salían directamente.
Pero ahora que no está Factual, vaya si lo echo de menos. Algunos periódicos digitales son como las lavadoras o las uretras, que no los aprecias de verdad hasta que te fallan. Factual era un proyecto precioso, de una calidad impresionante: sus blogs casi disparatados, su línea editorial esquizofrénica, su regusto en las formas, su capacidad para hablar de resfriados, villancicos y tabletas de Apple como si nada. El cuidado en cada una de las palabras. La simple imagen en la pantalla del ordenador dejando claro que eso era algo distinto.
Puede que en Factual no estuviéramos los mejores periodistas del mundo, pero lo intentábamos. El intento por superarse en cada crónica, aunque fuera la previsión del tiempo, era enternecedora. Nos obligaban a ser los mejores. Sin más indicaciones, es cierto, pero la exigencia estaba ahí. No nos obligaban a mentir ni a manipular ni a tener visitas ni a resultar graciosos ni a generar polémicas. Factual obviaba su contexto digital y pedía excelencia.
¿Qué queda de eso? Un periódico más. Sin ninguna pinta de que vaya a ir a ningún lado bueno. Un periódico que empieza por el "yo". Es curioso, porque Arcadi nunca utilizó la frase "mi periódico" para hablar de su periódico, un periódico marcadamente de autor, pero al nuevo director
la frase no se le cae de la boca. Quizás el nuevo director haga un excelente trabajo, de momento ni siquiera se ha presentado a sus lectores.
Si es que quedan lectores.
Solo les ha devuelto el dinero. Como si todo se pudiera medir de esa manera: moviendo el dinero de un lado a otro.
No, señores; no era esto, no era esto.