Noticia del Marca en su edición de Internet:
Amelie Kober, embarazada, se retira por precaución tras una caída en el Gigante de Snowboard
Yo sé que los Juegos Olímpicos de Invierno son algo más que esta sucesión de noticias de accidentes y contusiones y ejemplos imposibles mitad sacados de "Humor amarillo" y de "Jackass", el mítico programa de John Knoxville en la MTV. Lo sé pero tampoco me pidan que les explique por qué, más allá de algunos indicios como que en EEUU se suspendan todas las series -incluida "Perdidos"- solo para no tener que competir con los Juegos.Por lo demás, y quitando algunas cosas digamos que normales como determinadas modalidades de esquí o patinaje, no veo muchas razones para llamar a esto deporte. Quizá, competición, pero no deporte. Tirarse con un casco boca abajo por un tubo de hielo a 150 kilómetros por hora puede resultar muy televisivo, pero, con todos mis respetos, es poco más que una idiotez. Pegarse de leches con un palo tras una galleta resbaladiza, lo mismo. Y lo del curling... si eso no es petanca, que baje dios y lo vea.
En fin, parece que los Juegos de Vancouver se acaban y, ya digo, deben de tener su importancia que nosotros no entendemos simplemente porque no ganamos y nos quedamos con las embarazadas del snowboard. Al fin y al cabo, se celebran cada cuatro años y cuestan una pasta. Lo raro es que aquí no digan aquello de "No intenten hacer esto en casa". El otro día vi algo parecido a esquí, pero en una pendiente imposible y con la nieve amontonada. Había que ver quién bajaba más rápido, claro.
Mis tobillos sufrieron por los de todos los participantes. Lo más divertido es que Cataluña y Aragón andan peleándose por ver quién envía candidatura para albergar esta historia. Lo que les gusta algunos una buena pelea...