Yo creo que cuando Álex de la Iglesia dijo aquello de "somos artistas pero ante todo somos trabajadores" quería decir algo parecido a "está muy bien lo que hacemos pero también es importante que los demás vayan a verlo". Desde luego, el cine español en los últimos años ha conseguido dar un decisivo paso adelante en taquillas y sobre todo en distribución. ¿Todo el cine español? No, claro. Demasiadas buenas películas se quedan sin estrenar siquiera o apenas aguantan una o dos semanas en cartel antes de la retirada y la venta a una televisión de TDT.
También es cierto que las hay muy malas que duran demasiado tiempo, para compensar.
Desde luego, el propio Álex se lo tomó en serio en su primera gala como presidente de la Academia de Cine: propuso a Buenafuente, dio con los guionistas ideales, reunió a todas las estrellas, consiguió patrocinador, TVE le evitó los anuncios... todo ello derivó en un éxito rotundo, la gala más vista de la historia, con más de cuatro millones y medio de espectadores. Menos quejas y más espectáculo. Menos lloriqueos y reivindicaciones y más mostrar lo que se ha hecho, que la gente se entere. Durante tres horas al año tienes la posibilidad de llegar a toda España en prime time y demostrar lo que has hecho. Por una vez, bien aprovechado.
Buenafuente estuvo formidable, mejor que la mejor Sardá, y eso ya es decir. La presencia de Javier Bardem y Penélope Cruz, no como estrellones, sino como dos actores más que reparten premios y aceptan bromas, ayudó, por supuesto. Almodóvar fue el broche final, con un trato más que justo: la gente le aplaudió en pie por lo que significa en la historia del cine español, pero no votó a su última película porque no les gustó. Algunos ven una contradicción en eso, pero yo no.
Por supuesto, esto no hubiera servido de nada sin una cierta expectación previa. El cine español ha conseguido crear esa expectación después de años de vacío. Sea por la influencia de la televisión o por los premios en el extranjero, la gente empieza a admirar a actores y actrices, conocer a directores, apoyar a una u otra película. Buenas películas que además se venden bien. Arte y trabajo. La gente quería saber si ganaba "Celda 211" o "Ágora" o "El secreto de sus ojos", si el Goya a director novel iba para Cobeaga, Planell o Mar Coll, si el chiquito de Pagafantas se llevaba el premio a mejor actor revelación o si se lo llevaba el de "Yo, también".
Expectación cumplida. Trabajo que ya queda hecho para el año que viene, porque la gente, como se ha demostrado, no olvida. Si les tratas mal, no vuelven. Si les tratas bien, ahí estarán esperando.
En cuanto a los premios en sí, diremos que bastante previsibles. Los importantes para "Celda 211" y los que tienen que ver con arte, vestuario, efectos especiales, etc. para la superproducción "Agora". Me chirriaron algunas cosas: por ejemplo, el Goya a Marta Etura. No es que Marta Etura no sea una actriz maravillosa, que lo es y lo ha demostrado mil veces, pero no en "Celda 211". No es culpa suya, de hecho si algo se le puede reprochar a la película -junto a "Tres días con la familia", la mejor del año- es el desaprovechamiento que se hace de esa actriz.
Tampoco me cuadró el premio a Alberto Ammann. No me gustó demasiado en la película y tampoco en la entrega. Hay algo que me desconcierta en su modo de hablar: ese empeño en tapar el acento argentino, de manera que a veces lo consigue y a veces no. No pasa nada por hablar con acento argentino, también puede haber funcionarios de prisiones argentinos. Su actuación merecía una nominación probablemente pero el Goya quizá debería haber ido para Gorka Otxoa o el propio Pablo Pineda, ya galardonado en San Sebastián.
El resto, ya digo, en orden. Yo le hubiera dado un Goya a David Pinillos, otro a Óscar de Julián y un tercero a Esteban Crespo, para eso son amigos. "Dime que yo" es un buen corto pero no es ni de lejos el mejor del año en España. Sobre "Flores de Ruanda" no puedo decir nada malo: el tema no me interesa demasiado, pero su director es un tipo sensacional que felicitó además en el escenario a Román y a Debla. A
estos Román y Debla. Qué recuerdos.