Fer Heads y yo hemos decidido que estamos en el mejor momento de nuestras carreras y vamos a disfrutar de la pasión olímpica en la única ciudad olímpica de este país: Barcelona. Sí, otra vez. No sé ni cuántas van y empieza a no importarme. La semana que viene estaré viendo a Michael Phelps y compañía en un hotel de cuatro estrellas con excursiones esporádicas a la playa, el puerto, las fiestas de Gràcia y la Razzmatazz -Fer está, incomprensiblemente, empeñado-. Así que no es probable que escriba estos días aquí. Pásense, por si acaso, conmigo nunca se sabe. Pero probable no es.