jueves, agosto 21, 2008

La muerte como disciplina olímpica


Ya no sé lo que es el periodismo. Puede que alguien lo sepa, pero yo no. Sé lo que son algunos medios de comunicación, pero desconozco sus reglamentos internos y sus códigos deontológicos. Sólo puedo opinar desde una distancia crítica de observador.

Lo de ayer por la tarde fue obsceno. La pelea entre medios por sacar el mayor número de muertos posible, me refiero. Discutía con dos buenos y muy inteligentes amigos hasta qué punto eso era repugnante. Parece ser que no es repugnante, sino un buen trabajo. No sé en qué consiste el trabajo del periodismo, ya lo he dicho antes. Si consiste en informar, ayer "El Mundo" no informó. Se limitó a hacer apuestas sobre cifras, como el que calcula cuántas medallas va a conseguir un país en unos Juegos Olímpicos.

Sólo que la muerte, las catástrofes, son el deporte olímpico favorito para los periodistas morbosos. Siempre aciertan. Entre la previsión de elmundo.es de las 16 horas de ayer: "Todos muertos menos 23 en estado crítico" y la realidad no ha habido demasiada diferencia. Están orgullosos. Es un buen trabajo. Hablaron con fuentes mal informadas y dieron por buenas declaraciones hechas en shock. Eso en dobles titulares y grandes letras. Al final, sólo se han equivocado por 19 heridos leves. 19 que ni están muertos -calcinados, atrapados, troceados... el periódico no se ahorró adjetivos ni imágenes- ni van a morir, esperemos.

Para el periodismo se ve que esa no es una gran diferencia. 19 personas, 19 familias, 1900 amigos, 19000 conocidos, 1900000 compañeros de trabajo. Nada en comparación con los 150 muertos acertados, 150 familias, 1500 amigos...

"El Mundo" hizo un gran trabajo porque acertó, y acertar en tiempo real no es nada sencillo. Luego le salen a uno terroristas suicidas por todas partes. Sin embargo, a uno le gustaría pensar que el periodismo aunque se permita licencias es algo más que un juego de apuestas. Y que el valor de su trabajo no se debería medir por las ganancias o las pérdidas.

Tampoco tengo muy claro para quién trabaja el periodismo. No para las familias de las víctimas. Está claro que esas les da igual -salvo para los morbosos comentarios llorosos, el "shock" como muestra única de periodismo de investigación- y además, al fin y al cabo, las familias deberían tener otros medios de información a su disposición. Desde luego, el periodismo -ese periodismo, quizás ese periódico, sólo, aunque lo dudo- hace daño a las familias, porque lo están leyendo, lo están viendo, lo están oyendo y lo que leen, ven y oyen no es una desgracia lejana de "uy, qué pena, qué dolor, mis mayores condolencias". Es la realidad. La realidad del avión a 500 kilómetros por hora derrapando, estrellándose y ardiendo. No son unos cuantos cuerpos calcinados y destrozados. Son sus hermanos, sus padres y sus hijos.

Pero al periodismo le da igual eso y hace un buen trabajo. Divierte. Kant definía lo sublime estético como esa sensación que da la naturaleza de constante peligro cuando ese peligro lo vemos desde la distancia. Saber que podría pasarnos a nosotros, pero, gracias a dios, les ha pasado a otros. Supongo que "El Mundo" trabaja para estetas y en ese sentido casi todos somos estetas y por lo tanto "El Mundo" trabaja para nosotros, en definitiva. Nos entretiene, nos hace sentir vivos y afortunados. Cuantos más muertos, más fortuna. Y además nos da la posibilidad de dar palmaditas en la espalda y sentirnos bien.

Pues eso. Buen trabajo, chicos. Seguid así. Y que nosotros lo veamos.