Es complicado recordar un partido en el que un jugador le gane al otro dos sets a cero, sirva para igualar el tercero... y aun así haya ganado menos puntos que su rival. Es lo que está sucediendo en la final de Wimbledon, una final completamente improbable, en la que el mejor está demostrando una vez más su incapacidad psicológica para ganar los puntos que cuentan.
Como final, está resultando decepcionante. Repite esquemas que hemos visto ya demasiadas veces: Nadal juega a que Federer falle... y Federer falla. Parece increíble que el suizo pueda venirse abajo con su revés de esa manera frente al español una vez tras otra. Parece mentira que no aprenda. Al contrario que en París, Nadal no está ofreciendo mucha más variedad. En rigor, está jugando peor, esperando los regalos de su adversario. Ha ganado menos puntos y está a un paso de ganar el torneo, eso lo dice todo.
No es demérito de Rafa, por supuesto. El demérito total hasta el momento está siendo de Federer. A Rafa le pedíamos en la previa que ganara. Como fuera, pero que ganara, que ya era hora. Esperábamos espectáculo, vale, pero a falta de espectáculo bueno es insistir con bolas liftadas al revés del contrario. No es lo más divertido de ver, pero Italia ha ganado cuatro Mundiales haciendo algo muy parecido.
Lo de Federer sí que es de psicólogo. Una locura. Ha ganado 1 de las 12 bolas de break de las que ha dispuesto. Nadal llevaba 3 de 4 en los dos primeros sets. Esa es la diferencia, y no es una excusa: en tenis lo que cuenta es ganar los puntos importantes. No vale escudarse en lo demás. Si Federer se empeña en tirar a la red sistemáticamente cada segundo servicio liftado de Nadal en bola de break no merece ganar el partido.
Si no es capaz de mantener el ritmo de saque, de manera que, en cuanto Nadal inquieta lo más mínimo, le rompe el servicio, no merece ni ganar un set.
Siento ser tan crítico con Federer. Le he visto mal muchas veces, pero tan flojo como hoy, nunca. Qué falta de concentración, de competitividad... qué miedo a su rival, qué incredulidad en sus posibilidades. En Roland Garros perdió de paliza, pero en Roland Garros fue peor, simplemente. Aquí, no. Ha ganado más puntos, ya lo he dicho tres veces. Su rival no está haciendo el mejor partido del torneo ni mucho menos... y sin embargo... incapaz de ganar los puntos importantes. Bolas claras que se estrellan en la red una vez tras otra.
Quizás el parón por la lluvia le beneficie al suizo. No lo sé. Tendrá tiempo para pensar pero eso no es necesariamente bueno. Puede que el partido se alargue a mañana o puede que acabe en tres juegos. El revés de Roger tiene la respuesta.
El Estado es un sensor
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*por Yaiza Santos*
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