Hache y yo quedamos para estructurar el guión.
Sucede una cosa muy rara: en vez de perder el tiempo en batallitas previas al trabajo, nos ponemos inmediatamente con nuestras copias, aclaramos conceptos, desarrollamos escenas, dividimos tareas e incluso adaptamos inmediatamente una idea final que no es enteramente nuestra aunque tiene (parte de) nuestros genes.
Así que resulta que en media hora hemos acabado todo y estamos enfrente de la Maternidad de O´Donnell -un sitio que me trae unos recuerdos horrorosos, por diversos motivos que no vienen al caso- y entonces ya sí, empezamos el cotilleo y en un momento dado, cuando estoy pensando en dónde ver la segunda parte del partido del Barcelona y lo poco que me apetece volver a esas horas a casa, Hache me mira y me dice: "¿Nos vamos por ahí a emborracharnos?"
Y me parece un plan excelente para un martes, especialmente para un martes que en el fondo es un jueves.
Así que hacemos una cena tradicional en el Pizza y Pita, Hache sube a por un jersey a su casa, Álida nos espera en el Tupperware, luego se nos une Fer, nos gritamos porque no nos oímos aunque estemos casi solos en el bar, nos vamos a La Vaca Austera, nos pasa casi lo mismo -Malasaña es un sitio carismático y entrañable, pero cómodo y agradable, no es- y tenemos que huir al Honky Tonk, una noche más.
El Honky está vacío pero en la planta de abajo toca Radar. Eso no me dice nada y no creo que a muchos de ustedes se lo diga, pero para un hombre en la treintena son un excelente grupo. Hacen versiones. Entramos con Tasmin Archer y "Sleeping Satellite", luego seguimos con "Zoo Station" de U2 y a partir de ahí la cosa flojeó un poco, pero todo dentro de un repertorio básicamente noventero que se agradece, porque no todo va a ser Bloc Party y Arcade Fire.
Fer y Hache hablan, yo me pierdo en mis propias y clásicas reflexiones: me gustaría encontrar una chica con la que poder cantar todas esas canciones. Esas, también. Por supuesto, "We are your friends", "Dakota", "Honest Mistake", "Banquet", "Rebellion" y ese largo etcétera, pero también esas, las de mi adolescencia y primera juventud.
Complicado. Especialmente un martes.
Pero tenemos lo que tenemos: entusiasmo a raudales y Hache y Fer y un grupo sorpresa que toca delante de once-doce personas, la mayoría de ellas viajando sospechosamente del baño a la pista y de la pista al baile. Y a mí no me parece mal. Todo lo contrario.
Y, como regalito, una de las canciones citadas en la segunda tanda, la contemporánea:
El Estado es un sensor
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*por Yaiza Santos*
Enumeró, en contra de su costumbre, lo que hasta ese momento había
declarado el señor Víctor de Aldama ante el juez. Por ejemplo los p...
Hace 7 horas