Bueno, lo que yo entiendo por buena música no es necesariamente lo que los demás tienen que entender por buena música. Todos tenemos amigos y nos hemos tenido que dar cuenta ya de que pedir esas cosas es imposible.
En cualquier caso, lo que yo entiendo por buena música se acerca mucho a lo que Álex Martínez hizo ayer en el Costello y lo que suelo pedirle a Luis Ramiro que haga más a menudo: electricidad, batería, bajo, potencia, ritmo... que sí, que ya sé que en acústico es todo más bonito y que, de hecho, mi canción favorita -"Un tigre suelto"- no es la encarnación del "grunge", precisamente, pero la mejora de Álex es evidente, y el cambio de estilo ha sido más que provechoso.
Había que hacerlo.
Un diseño de portada espectacular, una promoción innovadora y un puñado de canciones realmente buenas. No hay razón para que a Álex no le vaya bien.
Eso y los amigos. Claro que los amigos cuentan. Vaya reparto en el Costello: Luis, Pancho, Rubén y Vane, Julián, de Libertad 8, Lara y Miguel, Bea, Marwan, Joaquín Carbonell, Kika, Isabel, Lucas Masciano, Vicky, Irene, Jesús Garriga, Mariona, Paco Cifuentes y muchos otros (y otras) a las que no me presentó.
Pero se lo perdono. Porque yo ya conozco a mucha gente -a veces pienso que a demasiada-, porque hizo un concierto redondo, con diferencia el mejor que le he visto, porque eso es música de verdad y porque nos llevó del Costello al Honky Tonk, probablemente mis dos bares favoritos y porque alguien que es capaz de estar bailando brit pop hasta las cuatro y pico de la mañana con cara de felicidad tiene que ser un buen tipo y un buen músico. No le queda más remedio.
(Mientras tanto, nosotros, los de siempre, firmando contratos, pegando botes, adoptando "sleeping is giving in" como forma de vida, pidiendo The Gossip, pidiendo The Killers, acuñando metáforas, gritando sin medida, disfrutando, viviendo, acercándonos a las chicas apoyadas en los coches para preguntarles: "¿Y ahora adónde vamos?" y paseando tranquilos después de un nuevo fracaso -ya lo dijo Rafa: un fracaso más, un fracaso menos...- porque nuestro reino, señores,- señoras-, no es de este mundo)