Lo extraño del concierto de los Chemical Brothers es conseguir que un montón de botes se conviertan en una especie de baile sincronizado a las 4 de la mañana, cuando todos estamos cansados y pasados, cuando la agresividad debería de amenazar tras un pisotón mal dado, un empujón de más, una patada accidental...
Sin embargo, no, todos botamos y nos empujamos y calculamos las distancias y vemos al payaso que anuncia en las pantallas "Hey girls, hey boys" y nos volvemos a juntar y a separar, como un ballet gigantesco, multitudinario, de miles de personas levantando los pies y las manos a la vez, chillando como locos "Here we go!" mientras ellos pinchan sin levantar la mirada de los platos y aparece un mono trepando por una cuerda infinita y unos pistoleros bailando como muñecos de una maquinita de los 80.
Simón, Fer Cabezas, Carla y yo, un poco más adelante, sudados y eufóricos. Susana, con algo de distancia, unos pasos más atrás. Hache y la Chica Portada, habituales de la adrenalina, un poquito más atrás, apurando las últimas fuerzas después de un día espectacular.
Porque sería muy fácil -y muy bloguero- escribir para poner a parir el Festival y sus grupos, pero eso lo van a tener que buscar en otro sitio. El viernes fue un día perfecto, desde su principio. The Sunday Drivers tocaron "On my mind" cuando Hache no miraba, a Miqui Puig no le insultaron ni le tiraron nada en la carpa norte, My Brightest Diamond nos aburrieron y nos fuimos a ver a James -puro pop- y luego volvimos a la carpa norte para seguir a un Jarvis Cocker algo viejuno.
Paradas para comer, para beber, para acabar con la sidra, para saludar a David Pinillos, para recopilar bolsos y camisetas, pillar tickets, pedir copas insípidas mezcladas con Pepsi -la de pasta que se tiene que gastar Pepsi para obligar a los hosteleros a hacer esas cosas-, el teléfono sonando todo el rato, nosotros, que nos separamos y nos unimos y nos volvemos a separar según el concierto.
Por ejemplo, intentamos ver a The Jesus and Mary Chain pero acabamos cantando en el Singstar.
Concierto de Air, quizás demasiado tranquilo, un grupo que no se presta a las aglomeraciones. Cantar "Ruby" con Rubio en medio de la masa y acabar por el principio: por los botes de unos gemelos que ya no dan para más pero se resisten a marcharse. Una cuenta pendiente con los Chemical Brothers que queda saldada. Que se joda el FIB.
El Estado es un sensor
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*por Yaiza Santos*
Enumeró, en contra de su costumbre, lo que hasta ese momento había
declarado el señor Víctor de Aldama ante el juez. Por ejemplo los p...
Hace 11 horas