jueves, abril 06, 2006

Lo importante son las intenciones, no los resultados

"En general, podemos decir esto: tanto respecto de los enunciados (y, por ejemplo, de las descripciones) como de las advertencias, etc. -concediendo que realmente enunciamos o advertimos, o aconsejamos, etc. y que teníamos derecho a hacerlo-, puede plantearse la cuestión de si enunciamos, advertimos o aconsejamos correctamente . Pero no en el sentido de preguntar si nuestro acto fue oportuno o conveniente, sino en el de preguntar si, sobre la base de los hechos, del conocimiento de ellos y del propósito que nos guió al hablar, etc., lo que dijimos fue lo que correspondía decir.

Esta doctrina es totalmente distinta de la que han sostenido los pragmatistas, para quienes verdadero es lo que da buenos resultados, etc. La verdad o falsedad de un enunciado no depende únicamente del significado de las palabras, sino también del tipo de actos que, al emitirlas, estamos realizando y de las circunstancias en que lo realizamos." (J.L. Austin. Cómo hacer cosas con palabras)

O el eterno debate entre Capello y Cruyff -Menotti y Bilardo para los lectores argentinos-. Toma nota, chica portada.