miércoles, abril 19, 2006

Nos gustan los conciertos gratis

Si el Malaespina sacara una tarjeta de cliente, la mía, a la fuerza, tendría que ser de oro. Me encuentro con Sandra y Álex Martínez en el Kilómetro 0 -sitio ideal para quedar ahora que el Ministerio de Fomento ha tenido a bien vaciar toda la zona de coches, colapsando por completo el resto de la ciudad- y nos acercamos al bar con la boca seca y ganas de tosta de chorizo, aunque no sé si es bueno hablar con un artista con los dedos manchados de grasa, así que me limito a pedir una Coca-Cola.

La gente de Vicious tiene un punto en común: son todos tremendamente entrañables. Se lo curran, además. Está bien, me recuerdan a mí en algunos aspectos y, después del día de rechazos, referidos más abajo, pues a uno le alegra que le digan lo bien que están las entrevistas y lo mucho que les gusta leerme, etc.

Como si de la portada de un disco se tratara, Álex viene con su guitarra enfundada: tiene que grabar en O´Donnell, después de la charla, en el nuevo disco de Paco Cifuentes.

Es una charla, y no una entrevista, porque cualquiera que lea este "blog" sabe que no tengo tiempo para tanto. Me fastidia, de alguna manera. Los siguientes objetivos deberían ser: editar de una vez a Christina Rosenvinge -¿la volveré a ver mañana?-, cerrar lo de Nena Daconte y en medio colocar a R4dio. Cuando Maike Lüdenbach acabe su disco, volveremos a Vicious.

De todas formas, a Álex no le importa, y tampoco le importa que no hablemos casi de su disco, sino de mi libro, o de encuentros pasados con el Flaco y con Rojas, o de mi tío y de Paquito Bastante... Se le ve relajado y contento, y, ya lo he dicho antes: eso, en este momento, se agradece mucho.

Hablamos de una amiga común, desaparecida hace un tiempo: Lara Moreno Martín. Al parecer, ha publicado un libro de relatos y está, ella también, "En el camino". Bienvenida. Publicar un libro de relatos, si no se lo ha autoeditado, es un auténtico acto de heroísmo. También hay tiempo para algo de política lingüística, fanatismo cultural, bandos demasiado enfrentados... el espíritu del tiempo, en definitiva.

Cuando la camarera ucraniana ya ha llegado y saludado con su sonrisa habitual y compruebo que no me va a dar tiempo a escribir y traducir y ese largo etcétera, nos despedimos y quedamos en ir el lunes al concierto del Galileo. Estupendo. Chica Portada estará encantada. Nos gustan tanto los conciertos gratis...

Es curioso, pero todos tenemos un aire de familia. Habrá que vernos dentro de diez años. Al menos, ahora, tengo la excitante sensación de formar parte.

Aún no sé de qué.