miércoles, febrero 18, 2009

Carabina 15-15


Pancho Varona y Antonio García de Winehouse gritan "No, no, no" en el escenario mientras Jose Romero y Jaime Asúa aplauden desde la barra. Carabina 30-30 partido por la mitad.

Voy a encender un fuego, que saben que me encanta -y así me va luego-: miren, hay un montón de músicos mediocres, igual que hay escritores mediocres, profesores mediocres, futbolistas mediocres... pero eso ahora no viene a cuento, quedémonos con los músicos. Hay muchos músicos mediocres que tocan en sitios como Barcelona, 8. Es normal. El otro día, un excelente cantautor del que no daré el nombre dijo: "¿Y por qué no se van ya y nos dejan a los que de verdad nos gusta esto?" A mí me pareció una reflexión interesante, pero cada uno es libre de hacer lo que quiera y divertirse como quiera. Incluso con la guitarrita, ¿por qué no?

Lo que no entiendo es que determinados músicos mediocres llenen salas mientras músicos fantásticos como Varona y De Diego meten mitad de aforo. Que vale que fueron dos pases y que entre los dos juntaron más gente de la que cabe en la sala. Que vale que 15 euros de entrada sin consumición se sale por completo de los parámetros del circuito. De acuerdo. Pero ver a estos dos tipos es una lección de música. Tendrían que haber estado todos ahí, de entrada. Todos los músicos, me refiero. Especialmente los mediocres.

Y desde luego tendrían que haber estado todos los espectadores y espectadoras de músicos mediocres, para apreciar la diferencia.

Pero esta es mi opinión y yo soy tan visceral que incluso Arcadi Espada me echa la bronca en público a veces, asi que ¿qué se puede esperar de mí a estas alturas? Según mis estándares, la sala tendría que haber estado llena en los dos pases, con gente en la puerta. Eso sí, como público, se agradeció. 40 personas en Barcelona, 8 ya son suficientes. 70 hubieran sido un agobio.

Volvamos al concierto: lo habíamos dejado en la mitad de Carabina en el escenario y la otra mitad entre el público: 15-15. Antonio y Pancho tiran de repertorio. Algunas canciones sabineras, pero no demasiadas. Para eso están los karaokes. Pensar que son sólo músicos de Sabina y pedirles como locos el Pirata Cojo no es justo. Puede ser divertido, pero no es justo. Antonio habla de los finales de los 80 como "su época dorada", al menos en la composición, y puede que tengan razón. Creo que la gran mayoría de las canciones fueron compuestas entre 1987 y 1992, puede que me falle la memoria: "Y si amanece por fin", "Peor para el sol", "Pastillas para no soñar", "La orilla de la chimenea", "Debajito de un árbol", "Tus armas", "Un día" -tengo dudas al respecto de ésta-, y seguro que alguna más. Todas ellas, excelentes.

Podrían haber cantado alguna más de esa época. Por ejemplo, la del Pirata. También podrían haber cantado "Sola en el lugar" o "El fantasma del Estudio Uno" o "Quiero beber y no olvidar" o "Directo al corazón" o muchísimas otras canciones formidables, sin discusión, de aquellos años. Dos de los mayores compositores de la música pop española de los últimos 30 años, sin duda.

Ante 40 personas.

Dos músicos que saben tocar todo tipo de instrumentos, que afinan y que dan todo lo que tienen y más. Yo soy amigo de Platón, ¿saben? Incluso sobrino de Platón, en ocasiones. Pero más amigo y más sobrino soy de la verdad y la verdad es esa: ustedes tendrían que haber estado ahí. Siéntanse culpables, jejeje.