miércoles, abril 24, 2013
Todas las canciones hablaban de mí
La primera canción que suena, inopinada, justo al salir del metro de Delicias, es "Faust Arp". Yo un día fui esa canción, fui el chico que cantaba "We thought you had it in you, but no", el chico que cantaba "Exactly where did you get off? It´s enough, it´s enough. I love you but enough is enough... for no real reason", incluso el que se reconocía cuando oía aquello de "Reasonable and sensible, dead from the neck up, because I´m stuck, I´m stuck, I´m stuck...". Recuerdo que ponía una y mil veces la canción en YouTube, una versión acústica en una especie de campo escocés y lloraba como un niño. Mi madre estaba hospitalizada, mi abuela acababa de morir, mi mejor amiga había intentado suicidarse, Valencia quedaba muy lejos, acababa de descubrir que mi libro no existía.
La Chica Indecisa no iba a contestar más mensajes de los necesarios.
Ahora la canción no habla de mí y desde luego no habla de Valencia ni de chicos demasiado racionales y sensatos. Puede que hable del "te quiero pero he tenido suficiente" aunque ahora hay motivos, claro que sí. La impulsividad es algo malo pero la asertividad es necesaria y en esa bámbola nos tenemos que acunar como podemos mientras el iPod pasa a "Coconut" y el humor mejora, claro, tanto que decido que en vez de ir por Párroco Eusebio Cuenca voy a coger la paralela, la que no va a ningún lado, la que deja un descampado a la derecha y un montón de pisos iguales a la izquierda. Son las siete y media de la tarde, hace un día espléndido y puedo gritar: "Doctor, is there nothing I can take?... Doooctor, to relieve this belly ache" e incluso sonrío, me parto de risa yo solo, falseteando la voz lo suficiente como para que todo el mundo piense que estoy loco. Ese es mi regalo a Planetario-Arganzuela. Os entrego mi locura de miércoles por la tarde, el chico de la emisora de radio anunciando la siguiente canción: "Here´s a new Lily Allen song that you probably don´t know", con el sarcasmo del que sabe que la canción no es nueva y no es de Lily Allen y así empiezan los primeros compases de "Womanizer" y estoy ya llegando a casa, al portal abierto de par en par porque el portero ha sacado los cubos, la piscina en obras, unos niños jugando al fútbol con su padre fuera del pequeño patio de columnas.
Sigo cantando, por supuesto. Canto antes de los niños, durante y después, canto "womanizer, baby, you´re a womanizer" y por un momento me siento lo que un día creí ser. Yo sí que he vivido por encima de mis posibilidades hasta el punto de ir a casarme con una de las mujeres más guapas que jamás haya conocido. Coqueteo con el desastre, con el recuerdo de tantos otros coqueteos, los mismos que a la Chica Diploma le aburren aunque sepa que ya no existen. Sonrío porque ya no existen. Me tomé tan en serio lo de ser un mujeriego que no lo disfruté en ningún momento. Siempre me pareció que se podía hacer mejor. Creo, también, que muchas de mis amigas hicieron un excelente trabajo a la hora de ayudarme a creerme lo que no era, lo que era evidente que no era, y así intentaban hacerme más feliz.
Sin conseguirlo, ya digo, porque lo que queda cuando me siento al ordenador -el reportaje sobre Van Basten abierto, información sobre el Tour del 88 de Perico Delgado y el probenecid- es "Something in the way" y la lánguida voz de Kurt Cobain, la voz que me acompaña desde los 15 años y me cuenta cómo vivía bajo un puente, cómo se alimentaba de hierba y restos del techo y me explica que al fin y al cabo está bien comer peces porque no tienen sentimientos. Algo en el camino. Esta mañana me preguntaba el psicólogo que querría ser y yo le dije que lo tenía claro. Obviamente, era mentira. Mi respuesta fue algo así como "quiero ser al que le encargan algo, lo hace, le pagan y le dejan en paz". Algo en el camino, si se quiere. Algo, solo eso. Sin grandes titulares. Sin grandes decepciones.
No alarms and no surprises, please.