
A sus 29 años, Aleix Saló se enfrenta de nuevo al reto de la divulgación. Desde que saltara a la fama con el vídeo de su libro “Españistán”,
Saló es una referencia para muchos ciudadanos que no entienden lo que
pasa en su país y en el mundo. Obviamente, eso tiene sus riesgos, como
él mismo reconoce: “Al utilizar un lenguaje muy popular, tengo facilidad
para manipular muchas cosas… y de hecho quizá lo estoy haciendo sin
darme cuenta”. Lo cierto es que en “Euro Pesadilla”
intenta ir un paso más allá, sin quedarse tanto en el presente y en el
discurso más o menos directo, para explicar, en cambio, siglos y siglos
de Europa y su lugar en el mundo. Si por algo destaca Aleix es por su
claridad, eso nadie se lo puede negar. Su visión de la progresiva
desaparición de la clase media, una clase media acostumbrada a
planificar, caracterizada por la estabilidad y que ahora ve cómo todo se
tambalea, es brillante. En esta entrevista intentamos alejarle un poco
del entretenimiento para aclarar conceptos que pueden quedar perdidos en
sus vídeos y sus libros. Otra cosa, como él mismo diría con su
constante humildad, es que lo consigamos.
Después de “Simiocracia” desapareciste del espacio público
para preparar este libro, ¿qué sensaciones tenías entonces, cuánto había
de necesidad de prepararse y cuánto de necesidad de escapar de un
estrellato tan repentino?
Déjame que ponga en duda lo de “estrellato repentino” porque creo que
me viene un poco grande. Tener muchas visitas en YouTube es como un
músico que toca en el metro: te pueden oír cien mil personas a lo largo
del día y que por la noche nadie se acuerde de ti. De todos modos, mi
retiro -que tampoco era tal, porque seguía colaborando en un programa de
la SER- era más una cuestión de sensatez, de decir “me tengo que poner
con el libro porque si no no voy a cumplir el calendario”. Las redes
sociales te quitan mucho tiempo y yo las veo como trabajo. Y también un
poco para dosificarme, porque a veces lo de estar permanentemente
disponible hace que se devalúe un poco tu trabajo.
¿Qué tecla crees que tocaste con “Españistán” para conseguir
un éxito así con el vídeo de un libro que se vendió relativamente poco?
¡Mucha gente me decía “El cómic me ha gustado”, refiriéndose al
vídeo, cuando el libro llevaba un mes en las tiendas muerto de asco! Era
una apuesta tan arriesgada, basándome en pura intención, que para mí
fue un aprendizaje. Aquello fue un golpe de suerte más o menos
desordenado, pero yo estoy mucho más contento de lo que ha venido
después: con más conocimiento de causa y más opiniones para valorar mi
trabajo, he ido redireccionando mi mensaje y quizás ahora me vea menos
gente, pero vendo más libros. “Simiocracia” vendió más que “Españistán” y
espero que
“Euro Pesadilla” venda más aún.
Una vez dijiste “No tengo recetas para el futuro, pero me
gusta explicar el pasado”. Sin embargo, la gente pide soluciones
inmediatas para el presente, ¿cómo vives esa exigencia?
Es un equilibrio complicado. El análisis del pasado siempre lo he
hecho y lo seguiré haciendo, entre otras cosas porque, recalco aunque
parezca un pesado, yo no soy un experto: trabajo en una liga inferior y
trato de hacer de puente entre el mundo popular y el académico. De
hecho, el propio
leitmotiv de este libro, el “vampirus
ibericus”, es una recreación popular del ya famoso término de Robinson y
Acemoglu de “élites extractivas” en su libro
“Why nations fail?”(“¿Por
qué fracasan las naciones?”). Es como llevar eso al “mainstream”, al
cómic. Dicho esto, en serio, dudo que alguien me tome como referencia…
“Cada vez que Alemania se ha propuesto ejercer el liderazgo
político, Europa ha temblado”, dices como conclusión en “Euro
Pesadilla”, ¿cuándo en la historia ha dejado de temblar Europa y bajo
qué liderazgo?
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