Así que el día empieza con un ataque de ansiedad brutal en la ducha, justo al salir de la ducha, mientras suenan Golpes Bajos o Radio Futura o quizá Love of Lesbian, y sigue en la cocina, intentando coger una taza para el desayuno, apoyándome en las paredes o en los muebles con una naturalidad que a veces asusta porque uno se acostumbra tanto al mareo, al vértigo, a la sensación de inestabilidad y el corazón disparado que, en fin, no sabe qué será lo siguiente, lo que realmente lo tumbe, el azúcar y el café mezclándose bajo la cucharilla temblorosa.
El día empieza así y acaba leyendo en italiano y luego en francés, para simplificar las cosas. Una amiga doctora lo puso en su día en mi muro de Facebook: "Así me gusta, siempre fuera de la zona de confort". Esa es mi vida, una lucha constante por huir de mi zona de confort. El libro en italiano es de Ettore Messina y habla sobre su año de entrenador ayudante en Los Angeles Lakers, el libro en francés es "L´Adversaire", de Emmanuel Carrère, la narración del juicio de Jean-Claude Romand tras el múltiple asesinato de esposa, padres e hijos.
Algo suavecito.
¿En medio? Caer rendido en la cama tras el ataque de ansiedad, comer un pollo y una paella en la calle Cartagena, dar cuatro horas de clase, sin parar, un curso tras otro, acostarme junto a la Chica Diploma para que la Chica Diploma se quede dormida mientras yo dejo mi libro en italiano, cojo mi libro en francés, salgo al frío horroroso de la una y media de la mañana en Planetario, la bruma sobre el parque, el silencio y el mendigo que pierde el tren en dirección a Legazpi mientras Romand inventa una novia, un examen, una carrera, un puesto de trabajo, una vida... y las estaciones pasan y todo termina, como cada jueves, a las 3, señales horarias, final de la sección. En Historias de la Historia, hoy, Charles Manson. Los Knicks acaban con los Lakers y la Chica Diploma susurra "No te vayas" cuando yo en realidad lo que he hecho es volver.