Lo bueno de “Happythankyoumoreplease” es su sinceridad. Una honestidad en ocasiones incluso desoladora, por lo que tiene de demasiado inocente. En el fondo, es una película muy adolescente , con lo bueno y lo malo; muy bien intencionada, muy de chicos que se conocen y se enamoran en Nueva York donde resulta imposible no enamorarse y ese largo etcétera. Tiene algunas cosas un poco increíbles, precisamente por su inocencia, pero la propia película hace autocrítica y te da motivos para la risa.
Resumamos: Sam –Josh Radnor- es un eterno quinceañero. Un escritor adulto de éxito moderado que se niega a crecer. Otro Peter Pan. A estas alturas estamos un poco hartos de peterpanes pero no nos engañemos: los peterpanes funcionan. A partir de ahí tenemos todo lo que rodea a un personaje de esta clase, es decir, las chicas de una noche, las chicas que podrían ser de una vida pero se quedan en tres días, la inmadurez sentimental, el consuelo de los amigos, tanto los que sí tienen problemas de verdad como los que se empeñan en fingirlos también…
Estamos ante una película de personajes por encima de las historias. Y de decorados, por supuesto: la presencia de Nueva York en ocasiones llega a resultar asfixiante. Por lo demás, esos personajes están bien resueltos y aunque se roce el tópico se consigue el objetivo: “comedia romántica”. Punto. Te ríes y sueñas con que esa camarera algún día podría ser tu novia. O que ese sapo que tienes por compañero de oficina se puede llegar a convertir en un príncipe en un solo ataque de voluntad.
Improbable e inocente, ya lo he dicho desde el principio. Pero es un cuento. Un cuento bonito sobre un grupo de treintañeros en una ciudad preciosa. Triste feliz. No todo va a ser documentales sobre malvados banqueros, dense un respiro y vayan a verla.