Hora indeterminada de la mañana. La cama parece que va a darse la vuelta, literalmente. Oigo como una especie de martillazo enorme en el piso de al lado -recuerdo de las obras de entre semana- y de repente todo vibra. Sorprendentemente, no se cae ni un libro de las estanterías, pero me sorprendo despierto y agarrándome a la cama volátil.
Un terremoto, pienso como si nada y sigo durmiendo. Hace tiempo que he impedido que la realidad me sorprenda.
La fiesta del aguafiestas
-
[La Brújula (Opiniones ultramontanas), 3:05]
Buenas noches. Mi aguafiestismo profesional me obliga hoy a la tarea,
ciertamente desagradable, de arremete...
Hace 46 minutos