domingo, agosto 26, 2007

Escritores con talento

Lo malo de ser profesor de un taller de escritura es que se encuentra a menudo con gente cuyo talento sobrepasa con creces el propio, y uno se siente acomplejado, molesto, con esa sensación agria que da perder un partido en casa.

Lo bueno de ser profesor de un taller de escritura es que se encuentra a menudo con gente cuyo talento dispara en todas las direcciones, de manera que uno se inquieta pero no se siente necesariamente amenazado, no de manera personal, al menos, y puede disfrutar con historias que no desmerecen en absoluto lo mejor que uno ha leído por ahí, que empieza a ser bastante.

Por ejemplo, Isabel González, y no voy a ponerme en el brete de elegir su mejor microrrelato para colgarlo aquí, pero sí quiero poner el nombre. Por si me tengo que apuntar alguna medalla luego.