Mai, sentada en su taburete, sonríe y firma sin parar autógrafos. La mayoría de los fans son niños, muchos de ellos sudamericanos, que se acercan temerosos al principio y acaban cautivados por la simpatía de la pareja daconte. Algunos incluso bromean con el pie escayolado de la cantante.
Hablo con el road manager pero no sabe nada y me pide que espere a que acaben las firmas. Sólo que las firmas parecen no acabar nunca y estos chicos, después de su hora de concierto, no se van a ir hasta que no pase el último fan con su camiseta o su libreta o su propio cuerpo para recibir un autógrafo.
La Chica Portada y yo esperamos hasta que se vacíe la entrada trasera, luego nos colamos.
Ha sido un concierto tremendo en Las Vistillas, pese al pie roto, pese al calor, pese a la contundencia posterior de un tal DJ Tito que hace que tengamos que hablar a voz en grito para entendernos. Casi todo "He perdido los zapatos", una nueva canción -"Quiero recorrer", creo- y tres versiones: Elvis Costello, Bob Dylan y REM. Esta vez se dejaron "You can´t hurry love" en el tintero.
Mai y Kim, como siempre, encantadores. Nos invitan a su camerino y nos contamos nuestras historias: su pie, sus viajes, su próximo disco, mi libro, mi presentación en Barcelona, la búsqueda de coincidencias de fechas que nunca conseguimos. Hablamos del "circuito", de cuando tocaban en el Rincón del Arte Nuevo y no conseguían que les llamaran de ningún otro lado, hace un par de años tan solo. Hablamos de la fama anterior y posterior y los espacios intermedios.
Me encantan los espacios intermedios.
Mai está guapa y joven y nadie lo pone en duda. Aunque parezca que sí, nadie lo pone en duda. Kim es un hombre tranquilo y nos trae unas Coca Colas y habla de Nueva York y queda claro que los dos hacen una pareja estupenda. Probablemente, sean lo mejor que les ha podido pasar el uno al otro. Hache llama por teléfono, el manager les dice que es hora de irnos y nos despedimos mientras suena "Rhythm of the night" como hace 16 años.
"Cuídate", es lo único que acierto a decir, y parece que le estoy volviendo a recordar los carteles y el paso de tiempo, pero no, me refiero sólo a su dedo roto y sus muletas, aparcadas en un rincón del camerino. Quedamos en escribirnos y volver a vernos. La Chica Portada habla de su grupo, Hache nos espera en el metro de La Latina.