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¿Puede UPyD acabar con la mayoría absoluta del PP en Madrid?
El caso del Madrid Arena tiene en vilo a
los responsables populares en la calle Génova y parece que hay motivos
para ello. En primer lugar, por la cantidad de tejemanejes, licencias a
amiguetes, vista gorda de la policía municipal ante determinadas
actividades con tal de no estropear la fiesta y connivencias peligrosas
en cuestiones que el juez puede incluso considerar delictivas. Todo ello
apunta a una endogamia en el Ayuntamiento de Madrid muy peligrosa y que
huele muy mal.
En segundo lugar, la política de comunicación ha sido desastrosa.
Desde el Palacio de Correos se insiste en que Ana Botella ha comparecido
muchas veces ante la prensa. Puede ser cierto, pero ni ha aceptado
preguntas ni ha aclarado nada ni sus comparecencias se corresponden con
la realidad: anuncia una comisión de investigación que acaba
completamente controlada por el propio equipo de gobierno y que se
dedica a vetar cualquier comparecencia “peligrosa” mientras el pirómano
Villanueva, que ya salió a defender a su amigo con los cadáveres de las
niñas aún calientes y sin tener información fiable del asunto, se
mantiene como portavoz ante la prensa.
Yo no soy muy de pedir dimisiones a diestro y siniestro pero después
de lo del 1 de noviembre, este hombre debería, como mínimo, haberse
pasado una temporada en “la nevera”, como sucede con los árbitros de
fútbol.
El PP lleva muchos años jugando con fuego en Madrid y no me vale que
me digan que el PSOE lo sigue haciendo en Andalucía. Es cierto, muchos
políticos de ambos partidos —y no solo de ambos, porque Madrid Espacios y
Congresos tiene su cuota de representante de IU, sindicatos, etc, como
en Bankia y en tantos otros lugares de poder…- llevan años dando por
hecho que el Estado son ellos, a lo Luis XIV, y el ciudadano les tiene
que servir y no al revés. Este tipo de prácticas que rozan lo mafioso
son más frecuentes allí donde un mismo partido gobierna desde hace
décadas, pero pensar que no se castigará jamás es absurdo: el PP perdió
Galicia en 2005 y el PSOE acabó perdiendo Extremadura y Castilla La
Mancha en 2011. Si los populares piensan que Madrid es un bastión seguro
y que no tienen que preocuparse por nada, se equivocan.
Su responsabilidad penal en el caso Gürtel aún está por desvelar,
pero hay demasiadas piezas que no encajan. Lo de Bankia, esa obscena
lucha de poder entre Esperanza Aguirre para colocar a su fiel Ignacio
González y el resto del partido, que prefería a Rato, con el final que
todos conocemos, es una vergüenza que también ha acabado en los
tribunales. La tragedia del Madrid Arena es la tercera pata de este
banco penal que rodea las actividades de un partido que al menos en la
capital actúa como si ésta fuera un cortijo a su merced.
¿Están en lo correcto? ¿El PP siempre ganará en Madrid por los siglos de
los siglos, amén? Lo dudo. Ellos están convencidos, sí, pero yo lo
dudo. Si el PP sigue mostrando ese desprecio absoluto por la ciudadanía
incluso en casos con adolescentes muertas de por medio, lo más probable
es que la ciudadanía le dé la espalda. No para votar al PSOE,
probablemente, pero sí para votar a UPyD. Si las estimaciones de voto
nacional del partido de Rosa Díez son ciertas y si tenemos en cuenta sus
más que modestos resultados en el País Vasco, Galicia, Andalucía y
próximamente en Cataluña, hay que colegir que buena parte de ese ascenso
se producirá en Madrid, donde ya es una fuerza importante.
Si UPyD dobla sus resultados, como apuntan las encuestas, es probable
que pase a ser pieza imprescindible para un próximo gobierno madrileño y
haga perder al PP su mayoría absoluta. Habrá que ver a los que llevan
20 años gobernándolo todo a sus anchas teniendo que pactar medidas de
transparencia y obviando cargos a dedo y licencias especiales. No quiero
decir que UPyD sea la panacea de todos los males. En algunos casos, lo
hemos comentado, su política es errática y presenta serios problemas de
comunicación. Lo que está claro es que en Madrid es donde el partido
está más consolidado, aunque ellos insistan con razón en apelar a los
800.000 votos que consiguieron fuera de la capital en las elecciones del
20 de noviembre de 2011.
O el PP se pone las pilas y reconoce que Madrid es un conjunto de
ciudadanos que merece respeto y no una simple empresa familiar llena de
facturas en negro o va a tener un problema muy pronto. Un problema que
le puede dejar sin la joya de la corona y que puede repetirse en
Valencia. Hasta cierto punto, por aquello de airear las ventanas, sería
deseable.
Artículo publicado originalmente en el periódico El Imparcial, dentro de la sección "La Zona Sucia"