Y así, más o menos, es el guion de un programa de radio como este que puedes escuchar aquí.
Buenas noches, Lartaun, pues no vengo a hablar de
Obama y Romney pero sí de unas elecciones presidenciales que pasaron a la
Historia como unas de las más apretadas… y más controvertidas. Si lo que
acabamos de oír es el “Hail to the chief” “Viva el jefe”, en una traducción
algo atrevida, el grupo Radiohead hizo esta versión años después que se llamaba
“Hail to the thief” “Viva el ladrón” y que tiene que ver con esta historia de
noviembre de 2000.
Gore era respetado por su elegancia y eficacia… pero era un
soso. Ser un soso en política es muy peligroso, porque la política no deja de
ser un concurso de popularidad continuo. Con Clinton al lado esa falta de
carisma quedaba compensada, pero él solo, bueno con Liebermann como compañero
de ticket electoral, hizo aguas en la campaña electoral, de manera que George
W.Bush, el hijo del que fuera presidente entre 1988 y 1992, poco a poco le fue
comiendo terreno en las encuestas gracias a una actitud muy directa, muy
populista, muy “tejana” por decirlo de alguna manera, en su rancho, con su
sombrero de vaquero en ocasiones y todo.
Para media América, Bush era un tipo simpático que conectaba
con el ciudadano medio mientras Gore simbolizaba la burocracia de Washington.
Como bien sabes, en las zonas más rurales de EEUU, el odio a Washington es
parecido al “odio a Madrid” que hay en muchas provincias españolas, aunque por
motivos distintos. Para la otra media América, sin embargo, Gore era un
estupendo gestor mientras Bush era un ignorante sureño hijo de papá con un
amplio historial de detenciones y problemas con el alcohol. En definitiva, era
un peligro público.
Cuando llegó el martes 7 de noviembre de 2000 –las
elecciones siempre se celebran el primer martes después del primer lunes- las
espadas estaban en todo lo alto… pero Gore tenía otro problema, y ese problema
se llamaba Ralph Nader.
Culpar a Nader de la derrota de Gore en Florida sería
injusto, como quizá lo sea echársela a las papeletas mariposa, con candidatos
alternados y muy poca claridad en el despliegue, lo que hizo que muchos
votantes de Gore alegaran haber votado a Pat Buchanan, un ultraconservador.
Nader y las papeletas no fueron los únicos factores: apenas siete meses antes
de las elecciones estalló el caso Elián González. Elián era un niño de seis
años que había sido llevado por su madre ilegalmente a Miami huyendo de la dictadura
cubana.
Legalmente, el gobierno americano no podía permitir que el niño se
quedara y tenía que devolverlo a su padre en Cuba, pero la comunidad latina de
Florida se volcó para que eso no fuera así. Cuando Janet Reno dio el ultimátum
y las fuerzas especiales, fusil en mano, entraron en casa para llevarse a
Eliancito, muchos tuvieron claro que no iban a apoyar a los demócratas en las
siguientes elecciones.
El caso es que la noche electoral es de infarto. Gore llega a los 266 votos electorales y Bush se queda en 242. En medio quedan hasta cinco estados decididos por menos de un 0,5% de diferencia: Nuevo México va para Gore por 300 votos, igual que Wisconsin, Oregon y Iowa, también in extremis. Bush, como hemos dicho, se queda con prácticamente todo el sur y el resto del medio oeste, incluido Ohio, pero no le vale si no gana Florida… Solo que en Florida, los primeros recuentos le dan como ganador por un margen que se va reduciendo y reduciendo, un poco como ha pasado este año con la ventaja de Romney sobre Obama en muchos estados.
En un momento dado, la FOX da como vencedor del estado a
Bush, dejándole en 271 delegados y convirtiéndole en nuevo presidente de los
Estados Unidos. A los pocos minutos, la NBC proclama a Gore vencedor y, con la
remontada en Nuevo México, queda como presidente de los Estados Unidos durante
una media hora. Al final, la CNN impone cordura y declara Florida y Nuevo
México “too close to call”, “demasiado apretados para decidir un ganador”.
Empiezan los recuentos y los nuevos recuentos y los abogados y emerge la figura
de Jeb Bush, hermano de George, como gobernador del estado. Durante días, Estados
Unidos no tiene presidente electo. El voto popular ha ido para Gore por medio
millón de votos, pero el electoral todavía tiene a Bush por delante: en
Florida, tras el último escrutinio, su ventaja es de 437 votos…. Sobre un total
de casi seis millones, es decir, un 0,0092%.
El Partido Demócrata se niega a reconocer la derrota y acude
a la Corte Suprema de Florida y luego a la federal, que le viene a decir que no
puede seguir contando y recontando porque la legibilidad de las papeletas se
pierde. Gore se rinde el 12 de diciembre de 2000, más de un mes después de las
elecciones y Bush podrá jurar el cargo en enero.
Como anécdota, decir que Ralph Nader consiguió casi 3
millones de votos en todo EEUU… y casi 100.000 en Florida, un estado que, como
decíamos, Gore perdió por 437.