La pregunta no era si el Barcelona iba a acabar perdiendo sino cuándo y cómo. El cuándo y el cómo son importantes. A todos nos gustaría vivir por siempre pero nadie lo ha conseguido hasta ahora, lo que nos hace pensar que probablemente nosotros no seremos los primeros. Tampoco será el Barcelona el primero en ganar siempre, todos los años, todas las competiciones. Una vez aceptado esto, hay que rendirse ante cómo ha perdido el equipo de Guardiola la eliminatoria frente al Sevilla, al menos el partido de vuelta.
Después de una primera parte tediosa, con agua por todos lados, la segunda mitad fue prodigiosa. Probablemente, el mejor fútbol del Barcelona en toda la temporada. Hasta 16 disparos a puerta en total, paradas inverosímiles, balones al poste, fallos a puerta vacía... una oportunidad tras otra y sin dar ni un solo pelotazo. Nunca. Minuto 80, 85, 90... y el Barcelona seguía tocando y tocando: Iniesta para Xavi, Xavi para Messi, Messi para Iniesta... La fe de este equipo en su proyecto es increíble y eso vale más que cualquier eliminatoria de Copa.
Por supuesto, es fácil culpar al entrenador de la derrota. El entrenador, ya lo sabemos, siempre tiene la culpa. El árbitro no, desde luego, que le birló dos goles legales al Sevilla. Guardiola muestra una fe en Henry que el francés se empeña en no merecer. Con Ibrahimovic pasa algo parecido: no es que el sueco sea malo, simplemente tiene días malos. Últimamente viene juntando muchos y después de ver el rendimiento de Pedro esta temporada y el último partido de Bojan, quizás hubiera sido interesante verles más tiempo sobre el terreno de juego.
Pero todo eso es hablar por hablar, claro. Lo que tiene que hacer un entrenador no es sólo poner once tíos y luego hacer tres cambios. Es definir un estilo y preparar un partido de manera que, juegue quien juegue, el equipo sea competitivo. Y más competitivo que lo que ha sido el Barça en el Pizjuán -¡en el Pizjuán!- es muy complicado.
Ante el Chelsea funcionó, ante el Shakhtar funcionó, ante el Estudiantes funcionó... contra el Sevilla dio en el poste.
¿Es tan grave?
Yo diría que no. Prefiero que Guardiola siga confiando en jugadores dudosos y haciendo los cambios tarde mientras siga mostrando esa fe en el buen juego y los jugadores le correspondan en el campo. La derrota, en cualquier deporte, tarde o temprano, es inevitable, pero no todo el mundo se puede permitir el lujo de caer a su manera. El Barcelona, sí.