sábado, agosto 17, 2019

Lago di Garda IV. Una nuova era


La nueva canción de Jovanotti repite "Lo sentí? Lo sento... è l'inizio di una nuova era". Consiste en una base electrónica con un recitado por encima. Tiene pinta de estar hasta los huevos.

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En el campanario del castillo de Malcesine un niño de la edad de Álvaro protesta por tener que bajar las escaleras de espaldas. "Come si scende indietro?" insiste, apesadumbrado. Es el único niño que habla. No calla, de hecho. Hay otros, multitud de bebés en sus mochilas de porteo, pero guardan un escrupuloso silencio germánico, como si no quisieran defraudar al estereotipo tan pronto.

Comemos en una callejuela tranquila, de las pocas que quedan en el pueblo. Goethe estuvo aquí de visita en torno a 1790 pero debió de ser una excentricidad. O quizá no. Quizá entonces Malcesine, Garda, Verona, Venecia... fueran tan alemanas (tan austríacas) como lo son ahora.

Un camarero tropieza con la Chica Diploma y lo primero que se le ocurre decir es "enschuldigung". Yo le respondo "bitte" y seguimos comiendo.

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Como es la última tarde decidimos pasarla en el B&B mirando al lago desde la terraza. La alternativa era Verona, pero Verona correspondía a otro viaje. A la habitación de al lado han llegado unos franceses. También son los primeros. Puede que la chica de los desayunos sea holandesa, como Monika. No se maneja bien ni en inglés ni en italiano. Parece muy perdida, sobrepasada. Quiere volver pero tampoco sabe bien adónde.