jueves, abril 25, 2019

Rivera gana debates, Abascal gana votos


Leo un gráfico en Twitter que recoge las veces que cada candidato ha visitado tal o cual provincia. Eso, en Estados Unidos, es tremendamente significativo de qué estados están en juego (sería absurdo que un candidato republicano hiciera campaña en California o que un demócrata se centrara en Texas), pero en España indica más bien cuáles son las zonas de confort de cada partido. En el caso de Albert Rivera, el mapa destaca por el color blanco del vacío. Se ha movido muy poco de Madrid y Ciudadanos nunca ha tenido problemas en Madrid sino más bien en los alrededores, es decir, en toda la zona que Vox se está peleando cada día con su matonismo falangista.

El artículo de El Confidencial de hoy sobre el lleno absoluto de Abascal en Sevilla confirma la sensación que se está teniendo en muchas capitales de provincia: el voto movilizado es el voto de VOX. El resto estamos todos dándole vueltas a lo que debemos o podemos hacer, pero ellos no parecen tener dudas. Mientras Rivera y sus asesores consiguen que todo el mundo les dé ganadores de los debates, como si se pudiera llamar un debate a cuatro profetas en una plaza, cada uno gritando desde su esquina, Abascal se baña en las masas y lleva la retórica Forocoches a cada pueblo de España, con su mismo vocabulario: progres, feminazis, kinkis...

Una vez que la campaña se ha convertido en un "cualquiera menos Sánchez", hay pocas razones para no elegir al que más contundentemente puede hacer frente no ya a Sánchez sino a todos los demonios que le endosan: los comunistas, los independentistas, los chavistas, Torra, Puigdemont y Otegi. Está la gente que se queda en casa a ver un debate y la gente que se molesta en ir a un mitin en medio de la lluvia a las ocho de la tarde. Si además el mitin no acepta prensa o se controla al extremo lo que dice dicha prensa, entonces, les puedes contar cualquier cosa que no pasa nada. Dirigirse a los primeros como si formaran parte del segundo grupo es un acto vacío e innecesario. Te garantiza portadas y minutos de telediario, pero pocos votos.

Con tantísimo voto indeciso -se palpa incluso en los círculos más cerrados- parece que estos tres días hasta las elecciones servirán para aclarar tres cosas:

- Cuántos votantes de Ciudadanos seguirán yéndose al PSOE asustados por la deriva hacia la derecha.

- Cuántos votantes del PSOE y Podemos acabarán en la abstención o en partidos minoritarios, rollo Actúa o Pacma.

- Exactamente cuál va a ser la distribución de fuerzas en el centro-derecha.

No hay nada que me haga pensar que el tripartito PP- Vox- Ciudadanos no esté muy cerca de la mayoría absoluta. Sobre todo teniendo en cuenta que la izquierda pide tantas veces por favor que votemos que da la impresión de que en cuanto lo hagamos nos va a pedir perdón. Lo único que no sé es qué pasaría si Vox realmente se llevara por delante a Rivera, sobre todo con unas autonómicas y municipales a la vista. ¿Le interesa a Ciudadanos pactar un gobierno como tercera fuerza con una gente que desprecia la Unión Europea y sus valores? Habrá que verlo.

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Dice Juan Tamariz en El País que duerme por el día y vive por la noche a sus más de setenta años. Entre las ventajas de la noche, enumera una que me parece clave: nadie te llama. Eso tiene que ser la gloria, lo más parecido a la desaparición. Y pensar que hace veinticinco años era posible...

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Estoy con el último libro de Pablo Gutiérrez, "Cabezas cortadas". Es increíble lo bien que escribe. Uno no puede sino inclinarse ante su prosa, su estilo y su ritmo. También su protagonista es un poco increíble, todo hay que decirlo: la chica que se enamora a los catorce años de Toni Kukoc y Ray Loriga se parece demasiado a mí. Probablemente, a quien realmente se parezca sea al propio Pablo Gutiérrez y por alguna razón no ha querido caer en el rollo autobiográfico. Le entiendo. Lo que queda es una mezcla de los personajes voluntariamente lumpen de sus otras novelas con un regusto de frustración y odio que es muy generacional.

Me gusta.