martes, septiembre 22, 2015

Festival de San Sebastián 2015. V.Irrational man



Hay algo en las últimas películas de Woody Allen que irrita por lo rutinario. Dentro de esa irritación con la que uno ya cuenta, puede haber tramas más absurdas y tramas más interesantes. Afortunadamente, "Irrational man" entra en el segundo grupo. Por supuesto, Allen ya ha tratado el tema del crimen y su castigo varias veces, en ese sentido la referencia directa a Dostoievsky en los diálogos se hace algo innecesaria, pero es un tema que, bien tratado, siempre convence: de alguna manera, todos tememos ser castigados por algo que hemos hecho o incluso podemos soñar con el castigo por algo que no somos conscientes de haber hecho, como en "El proceso", de Kafka.

En la película, Joaquin Phoenix, un atormentado profesor universitario de filosofía tiene otras dos referencias a la hora de cometer su crimen: no es ya el interés personal, como en "Delitos y faltas" o "Match Point" sino una especie de interés general. Sin el muerto, el mundo es un lugar mejor, lo que sería llevar el utilitarismo al extremo. Por otro lado, hay una referencia también insistente al existencialismo en lo que tiene de asunción de las propias decisiones: un existencialismo de hechos y no de teorías. Así, si el mundo es un lugar mejor sin alguien, no basta con formularlo teóricamente ni iniciar un debate al respecto, simplemente hay que eliminarlo.

Como ven, los enfoques empiezan a ser demasiados para una película de una hora y media, pero es que Allen añade algo más: "la banalidad del mal", en referencia a Hannah Arendt y su famoso perfil de Adolf Eichmann. Aquí, creo que Allen patina por completo: a Arendt le parecía banal lo que hacía Eichmann en el sentido precisamente de que no tenía por qué creer en ello, se limitaba a ejecutar el mal como un funcionario, por una cuestión de deber. "Banal" no es "azaroso", que es a lo que creo que se refiere Allen: matar a alguien a quien no conoces de nada porque oíste algo sobre él de casualidad en un restaurante.

En fin, mucha carga teórica, como ven, para una película agradable, relativamente corta y en la que, aun siguiendo el esquema de las dos películas de Allen ya citadas, hay al menos una sorpresa: el protagonista no se siente culpable. Al revés, el asesinato le vigoriza, le divierte, le hace pensar que el mundo tiene sentido, que él puede aportar algo en su condición de justiciero. Nos ahorra el dilema moral, vaya, y nos lo ahorra hasta sus últimas consecuencias. Todo esto podría hacer pensar en una película densa y aburrida pero, ya digo, no lo es en absoluto. Algo plana en ocasiones, y acelerada. Con muchas trampas, también, pero que Allen se moleste en ponerte trampas ya es algo, y se agradece.

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Ayer echaron dos películas muy diferentes entre sí pero a la vez las dos muy extrañas. La primera, sin saberlo, toca el tema del machismo. Miren, yo en esto del machismo y el micromachismo hay veces que me pierdo pero voy haciendo mis deberes. La película, "Trois souvenirs de ma jeneusse" trata sobre la relación de un chico muy interesante, muy bohemio, muy suyo con una chica muy joven pero aparentemente superficial. El chico la corteja, ella le acaba correspondiendo e inician una historia de amor autodestructiva.

Lo curioso es que, mientras ella sabe que esa historia de amor es autodestructiva, que no va a ningún lado y que lo llena todo de sufrimiento, mientras cualquiera que esté viendo lo que está pasando se da cuenta de que lo mejor que le puede pasar a esa chica es que él desaparezca de su vida, con su "ahora estoy, ahora no, ahora quiero, ahora no quiero", el chico está encantado porque está viviendo una "historia romántica", una preciosa "historia romántica" a la francesa.

El romanticismo ha sido excusa para muchos excesos y la tortura psicológica es uno de ellos. En ese sentido, el cine no ha ayudado en absoluto y por lo que veo sigue sin hacerlo. Veintipico años después, el protagonista revive aquella relación a través de las cartas desesperadas de su novia adolescente y en vez de caérsele la cara de vergüenza, como todos hacemos cuando leemos determinadas cosas de nuestra juventud, la lía contra el mundo por no entender su amor. Hay que ser muy idiota para escribir y dirigir una película así. Y muy egoísta. Y quizá haber pasado por eso mismo en vida y estar tan encantado que decides llevarlo a la pantalla.

Por qué los festivales encima seleccionan el bodrio, sinceramente lo desconozco.

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La otra película se llamaba "High/rise" y trata de la lucha de clases desde la perspectiva de un edificio donde los de los pisos de arriba pretenden someter a los de abajo y estos se rebelan y hay un señor feudal cojo y no sé qué. Está basada en un relato de Ballard, así que a ver si lo leo y me entero de algo. Aunque entiendo el valor de lo experimental en la narración como entiendo el pedigrí del romanticismo francés, la película me sigue pareciendo ridícula y exageradamente larga.

Es difícil saber cómo determinados actores se han metido en un proyecto así, supongo que aburridos por la cantidad de guiones que les llegan con la misma película repetida mil veces. Se podría agradecer de la película que fuera un desparrame estético y visual sin mensaje, a lo Álex de la Iglesia, pero no, además tiene mensaje y no se queda solo en la lucha de clases sino que las últimas frases de la película son un discurso de Margaret Thatcher sobre el capitalismo.

Margaret Thatcher. Bien. Tiene toda la pinta de que la película se va a hinchar a premios.