martes, julio 23, 2013
Here´s the sun, it´s alright; here´s the moon, it´s alright
Como verano, está siendo raro. Supongo que es lo que tendrán todos los veranos a partir de ahora, que no serán veranos tal y como se concibieron, tal y como los entendimos en la juventud: el lento pasar del sol en junio, julio y agosto, las primeras jornadas de liga de septiembre que anunciaban el primer día de clase. No. Ahora el verano no se distingue del otoño o del invierno más que por los gritos de los niños en la piscina y el bochorno que no cesa. Hace un tiempo solía decir: "Pase lo que pase, cada dos años habrá campeonatos del mundo de atletismo", pero este año no los habrá como no los hubo en 2011, o si los hay, nadie los retransmitirá, que viene a ser lo mismo. El árbol y el bosque vacío.
Esos mundiales, además, solían pillarme en Santander y ahora en Santander solo me pilla el notario y los funcionarios de Hacienda. El mes de julio, en general, ha sido una estafa. O está siendo, vaya. Mañanas y tardes delante de un ordenador redactando sin parar o parando solo para poner en bucle algún vídeo, alguna canción. Ayer fue el turno de "Rebellion (Lies)", de Arcade Fire, la versión del programa de Letterman. Hay algo maravilloso en esa actuación, algo único: no es solo la canción, sino lo desesperado del momento y lo bien captada que está la ausencia de tiempo. Letterman no tiene programa para canciones de seis minutos, así que lo quiere todo en cuatro y ahí están ellos, los muchachos canadienses con su cantante al frente, aire de enterrador, acelerando todo y llevando la canción de la nada a la nada: al principio, la teclista barriendo el piano con el codo, el ruido indefinido que se va ordenando al ritmo aceleradísimo de las distintas percusiones... al final, una nueva caída en la indeterminación, todo el mundo subiendo el volumen a la vez, como si aquello fuera una actuación de un grupo heavy en Ritmo y Compás, para acabar en una especie de "chim-pom", que es como debería acabar todo en esta vida.
Denle al vídeo de arriba y se darán cuenta de lo que digo.
La canción, por lo demás, es maravillosa. Lo fue siempre, en cualquiera de sus versiones. Le decía el otro día a mi cuñada, que alguna vez fue mi prima y que alguna vez fue Emite Poqito: "Mi problema es que me gusta demasiado la música". Sí, yo creo que ese es mi problema. O uno de ellos. No concibo mi boda sin gritar con los chicos "Lies, lies" mientras los otros setenta invitados aguardan impacientes la llegada del "Waka Waka", con la lógica desilusión.
Tanto me gusta la música que en tres días me voy al festival Low Cost, en Benidorm, igual que hice en 2011, aunque aquello fue una huida en toda regla y lo de este año se parece más a unas vacaciones, no importa que deteste el mar, la playa, los turistas... y los festivales de música. Hace dos años me dedicaba a ver etapas del Tour y a visitar locutorios donde las locuras se sucedían: asesinos en islas noruegas, cantantes británicas víctimas de sobredosis de alcohol... Entre concierto y concierto, buscaba a Jorge Marazu y normalmente no le encontraba, pero cuando le encontraba, la cosa tenía un punto mágico, inexplicable, algo parecido al principio de "Los días raros" de Vetusta Morla entre decenas de miles de personas.
Ah, y OK Go! cantó su "This too shall pass", así que ya puede Love of Lesbian dejarse de tonterías y tocar "Toros en la Wii" y no ese engendro de "Fantastic Noséqué", que queda muy bien con niñas en bikini y paellas ficticias pero es lo que es: un artificio.
Por lo demás, ha llegado el momento de ni siquiera tener fuerza para ver un telediario, de buscar cualquier cosa que no sea un telediario, incluso el campamento de Telecinco si es posible. La insoportabilidad de los telediarios españoles, con su mediocridad instalada, achicándola a palazos como pueden sin conseguirlo, claro. Entonces es cuando le toca el turno a Mariah Carey y su "Vision of love" y los recuerdos de la última EGB. Creo que es el único temazo de su carrera pero es un temazo, se ponga usted como se ponga. Años después, pocos años después pero los suficientes para convertirse en una hortera de tomo y lomo, le dio por hacer una versión del "Without you", de Nilsson, una canción ya de por sí perfectamente prescindible, y Silvia me ponía la cassette toda ilusionada cuando nos acostábamos juntos y adolescentes en Atenas.
Yo sonreía, claro, ¿qué iba a hacer? A mí, la música, ya lo he dicho, me gusta mucho, pero tanto como para perder a una chica, no, tampoco nos volvamos locos.