jueves, julio 14, 2011

Titanic


Por supuesto, no se lo dije a nadie. Absolutamente a nadie, ni a mi novia de los 90 ni a la Chica Langosta. Compré una entrada para la sesión de las 16,30 entre semana y una vez había pasado suficiente tiempo desde los Oscars. Me armé de muchas palomitas y una buena cantidad de agua por si la de la pantalla no bastaba. En la sala había unas diez personas, no más. Cines Victoria, ya después de la reconversion en distintas minisalas.

Todos los prejuicios eran pocos, eso quiero dejarlo claro: de entrada, el presupuesto, eso ya le chirriaba a un tipo criado a los pechos de Kieslowski. Luego, el director y su prepotencia manifiesta en la gala de los Oscars, ese "I´m the king of the world" que soltó cuando le dieron el premio a la mejor película. En tercer lugar, Leonardo Di Caprio. De acuerdo, el chico había hecho "Celebrity" con Woody Allen pero para nosotros seguía siendo el pijo guaperas de "La playa".

Bien, pues ahí estuve yo tragándome las tres horas de amor, persecuciones y barco que se hunde muy despacio. ¿Y saben una cosa? Que me gustó. Y no solo me gustó sino que salí del cine, llamé a todo el mundo y les dije lo mismo que les estoy diciendo a ustedes ahora: "He ido a ver Titanic y me ha gustado, ¿qué hostias pasa?" En fin, muchos me dieron por imposible, yo, con 20 años ya era un excéntrico... pero es que era verdad, la película me gustó y creo que tuvo mucho que ver toda esa sarta de prejuicios y el hecho de poder disfrutarla en pantalla grande.

Después me he animado algún rato en televisión, pero no es lo mismo. La gracia es que el barco se pusiera en vertical en una pantalla de seis metros de largo no en una de 16 pulgadas.

Me metí en la historia de amor, una historia muy de agua y palomitas: facilona, cursi, todo lo que quieran, pero llevadera, y hasta cierto punto cuando de repente chocan con un iceberg la sensación fue de "coño, ¿y eso de dónde ha salido?" que supongo que era lo mismo que pensaron ellos en su momento. Narrativamente, es un hallazgo: uno debería pasarse la película esperando que llegara el iceberg de marras y cuando llega te quedas a cuadros. Estéticamente, el iceberg, con tanta postproducción de por medio, era francamente mejorable.

El hundimiento se hace más largo cuantas más veces lo ves. Y menos espectacular. La primera vez funciona, a mí me funcionó, ya sé que a ustedes no y me van a poner verde en los comentarios, pero si pasé por ello con 20 años puedo pasar por ello con 34. En los re-visionados sí que me desesperé con el rollo de "te detengo-te suelto-te detengo-te suelto", "me subo al bote-me bajo-me subo al bote-me bajo...". Además, siempre he sido muy de Kate Winslet. Todo el mundo se lanzó a llamarla gorda mientras yo callaba mi atolondramiento enamoradizo. Con los años ha conseguido parecerse cada vez a Emma Roberts y eso es una excelente noticia para ella.

¿Qué recuerdo del fenómeno fan que rodeó a la película, la más taquillera por entonces de la historia? Un capítulo de "Sorpresa, sorpresa" muy divertido en el que Concha Velasco invitaba a un chaval que supuestamente había visto la película 40 veces a conocer al actor que hacía de capitán del barco. "Es idéntico, es idéntico", gritaba el chico. Normal, es que era él. La cosa quedó cutre, sinceramente, no te digo yo que traigan a Di Caprio... pero al capitán del barco. Con lo lumbreras que era aquel mitómano seguro que al actor le tuvo que caer tal bronca que le dieron ganas de volver a meterse en un transatlántico y hundirlo.

Años después. Muchos años después, de hecho, más de diez, rodé un cortometraje. Aquello duraba 10 minutos y tardamos dos días en rodarlo. Aparte de co-dirigir con Pedro Rodrigo, también compartimos la producción ejecutiva y tuvimos que improvisar una producción en rodaje porque el equipo nos dejó tirados. Fueron dos días y 10 minutos. No nos dieron ningún premio pero el corto estaba bien. Entonces entendí perfectamente a James Cameron: si me llego a pasar cinco años con el proyecto, meses rodando y gano 14 Oscars, salgo ahí y no es ya que me crea el rey del mundo es que paso directamente al nivel John Cobra y me agarro el paquete delante de Spielberg y Nicholson mientras grito "Me coméis todos la polla".

Pero no se preocupen, no es probable que eso suceda nunca.