viernes, febrero 07, 2020

Por qué creo que el Barcelona no jugó bien en Bilbao


Después del partido entre el Athletic de Bilbao y el Barcelona -un buen rato después, de hecho, porque tenía que dormir al niño- puse en Twitter una serie de comentarios sobre lo que me había parecido el encuentro. En general, no eran precisamente positivos porque la sensación que me había causado el equipo no había sido positiva en absoluto. Sin embargo, el sentir generalizado que percibí es que yo había visto otro partido y que el Barcelona había jugado muy bien, había dominado, había tenido oportunidades y no había merecido perder.

En lo de la victoria o la derrota no entro, porque si me he pasado un año y pico criticando el juego del equipo con Valverde pese a ganar ligas y copas, no voy a justificar ahora una opinión porque Unai Simón hiciera dos intervenciones fabulosas. Más allá del resultado, hay cuestiones que doy por hechas y que por tanto no valoro. No digo que no tengan valor sino que no entran en mi análisis y explico por qué: que un equipo objetivamente superior al otro y con mejores jugadores dé sensación de dominio y tenga más oportunidades es algo que doy por hecho. Obviamente, el plan del Athletic no era tener el balón, jugarlo, acorralar al Barcelona y juntar una ocasión de gol tras otra. La idea era dejar que el contrario lo tuviera, presionar lo más arriba posible, juntar muy bien las líneas para que no hubiera superioridades, confiar en tu portero porque es algo inevitable -recuerden lo de Unai en el Bernabéu- y fiarlo todo a una o dos oportunidades que puedas tener arriba.

Eso es el previo. Ya sé que fue un partido muy entretenido, con cierta sensación de velocidad y que Messi y Griezmann tuvieron dos oportunidades muy claras, más claras que las que tuvo Iñaki Williams, desde luego. Vamos ahora a otra cosa, al juego más allá de los highlights del resumen de televisión.

El Barcelona, en mi opinión y no cabe descartar que haya visto otro partido, no controló el juego. Lo intentó, ojo, que ya es un avance, pero no lo consiguió. Hasta cierto punto es normal después de cinco años de frenesí y transiciones. No puedes enseñar conceptos básicos de asociación y posición en tres semanas ni cambiar de la noche a la mañana tantas costumbres. Tuvo el balón pero casi siempre fue una posesión defensiva, casi de supervivencia, para evitar perderlo. A mí me parece que los jugadores están inseguros desde el primer partido, que no "rompen a jugar", que están más preocupados por el error que por generar algo nuevo. Es una percepción, pero me dura desde el día de Granada, no puedo evitarlo.

De esa manera, el Barcelona tiene problemas con el balón en los pies desde el inicio de la jugada. Es decir, tiene problemas serios para generar jugadas. No para culminarlas, porque efectivamente para eso está Messi o está Griezmann o podría estar cualquiera de los jugadores de 100-150 millones de euros que ha ido fichando el club si no estuvieran lesionados o cedidos. La mejora está en el inicio. Está en que Ter Stegen no acabe rifando balones en la salida o regalándoselos directamente al rival porque no hay otra opción o que el ataque empiece por un carrilero que además no maneja bien la pelota.

Quique sabrá la razón por la que sigue insistiendo en el 3-5-2 que ya hacía en el Betis con matices, pero tengo la impresión de que en el Barcelona no sale bien porque no acaba de conseguir lo que busca. Me explico: el tercer central es Sergi Roberto. ¿Su función es defender? Obviamente, no. Incluir ahí a ese jugador, como cuando Cruyff colocaba a Eusebio de lateral, es un recurso para poder sacar el balón jugado desde atrás sin tener que recurrir a Lenglet. El problema es que la circulación no mejora con Sergi Roberto o los demás compañeros no tienen paciencia y lo que  nos encontramos es que Messi acaba bajando cincuenta metros a recibir e inventarse jugadas.

¿Qué pasa entonces? Que Messi es la leche. Y como Messi es la leche, la sensación de peligro es constante, porque además ayer estaba motivado y cabreado después de lo de Abidal. Y Messi te puede hacer una jugada individual hasta el área, o meter un pase entre líneas a lo Xavi o hacer lo que le dé la gana. Pero el objetivo no es que Messi haga eso sino que lo hagan los dos centrocampistas por los que has pagado otros 150 millones de euros y que Messi reciba donde realmente genera una diferencia única. Eso ya se hacía con Valverde, y al menos, como estaba Suárez, pues entre los dos se lo comían y se lo guisaban. Sin Suárez, ¿quién culmina el heroísmo de Messi si consigue salir del embudo? ¿Ansu Fati? ¿Esta versión de Griezmann? Es complicado.

De hecho, la salida de Arthur, que sigue siendo suplente primero de Vidal y luego de Rakitic dio paso a los mejores minutos del Barcelona. Yo creo que la gente directamente ha olvidado esos primeros veinte minutos tras el descanso de errores constantes y recuerda solo esta parte en la que las cosas empezaron a funcionar con sentido: si Arthur hace su trabajo, Messi no lo tiene que hacer por él y puede hacer el suyo. Lo mismo pasa con Griezmann o Fati o el acompañante que sea. El problema que hay en ese momento aún es que es muy difícil generar superioridades más allá de la genialidad si el ataque tiene que ir constantemente por el centro porque el balón no se abre con garantías a la banda.

Vamos al siguiente punto: la amplitud del campo. Cruyff cogía a Stoichkov y lo pegaba a la línea. Al búlgaro no le hacía ni puta gracia pero tenía que apechugar porque marcaba menos goles pero ayudaba más al equipo... y el equipo ganaba y esa es la manera más rápida de llevarse Balones de Oro. Van Gaal lo hizo después con Rivaldo y Guardiola con Henry y Villa. El objetivo de poner ese tipo de jugadores en la banda es doble: por su calidad, obligas a los defensas a tener que cerrar un doble hueco: el propio del extremo y la diagonal con el central. Eso te obliga a pensar y te descoloca si quieres controlar el juego atrás. Puede que el balón esté en la otra punta del campo, pero tú tienes que estar pendiente del tuyo, que te puede atraer a su posición o arrastrarte a la suya. Si el ataque consiste en Messi driblando jugadores por el centro, sí, claro, la genialidad forma parte del juego y puede acabar en gol. De hecho, estuvo muy cerca muchas veces, pero para mí -para mí- no es jugar bien al fútbol.

Setién juega con dos carrileros. Ya lo hacía en el Betis. Ayer, los carrileros fueron Alba y Semedo. A mí no me parece mal jugar con carrileros si luego ayudan en el centro del campo o al menos fijan posiciones rivales. Alba es tan potente que genera desequilibrios solo con sus desmarques, pero Semedo ni eso. Ninguno de los dos participa con éxito de la salida del balón porque no tienen calidad para ello (Guardiola llegó a jugar con Alaba, Lahm e incluso Alves de "falsos" medio centros). El único perfil de Alba y Semedo es "para adelante y a centrar". Eso es relativamente fácil de controlar, sobre todo si no hay un arrastre anterior, y en ocasiones te obliga a atacar con nueve hombres en vez de once. De hecho, supongo que el aficionado recuerda los minutos de descuento después del gol en los que Semedo no sabía qué demonios hacer con la pelota y hasta tres veces la pasó a su central, que a su vez se la devolvió mientras el partido expiraba, todo para coger y tirar para adelante en conducción y que sea lo que dios quiera. La jugada acabó en falta y la falta, blandita, blandita y bombeada en las manos del portero.

Yo no digo que el Athletic propusiera mucho más, pero es que no estaba obligado a ello. El Athletic, de entrada, era un equipo que estaba pasando una mala racha y que no ganaba en casa desde diciembre. Un equipo con muchísimos problemas para marcar goles pero con una defensa, a diferencia de otros años, bastante apañada si no la meneas. El Barcelona no la meneó. Fue a chocarse contra el muro constantemente y, sí, hubo oportunidades por el mero aplastamiento y si alguien cree que mereció ganar, pues es libre de hacerlo porque no sé cómo se miden esas cosas... pero creo que se le puede exigir más.

Un matiz sobre la exigencia: todos estos comentarios son, hasta cierto punto, abstractos. Me explico, de nuevo: Setién acaba de llegar y no ha tenido tiempo para trabajar con el grupo. Qué demonios, ni siquiera hay grupo, son quince o dieciséis jugadores y encima cabreados con el director deportivo y con el presidente y con el Mundo Deportivo o el Sport o el que toque... Cuando digo "hay que exigirle" lo digo por decir. Es muy lógico que este equipo en este momento juegue así porque el trabajo está apenas iniciado. Ahora bien, si esto se hubiera hecho antes, cuando hubo que hacerlo, en el verano, estoy convencido de que los resultados serían mejores.

¿Qué futuro le espera al Barcelona? Solo me faltaría a mí saber eso, pero no pinta bien. Hay un punto de descontrol y desesperación y falta de confianza en el sistema y en ellos mismos. Los defensas siguen corriendo hacia atrás despavoridos en cuanto hay una pérdida. Ayer, Piqué dejó un metro y medio de distancia a Williams en un contraataque cuando Iñaki ya estaba incluso dentro del área. Le faltó meterse en la portería. Viene pasando mucho durante los últimos años. Hay confusión. Una confusión lógica pero innegable. Una mezcla entre los nuevos conceptos y el instinto del futbolista, que en las malas, tira hacia su zona de comodidad. Un equipo incómodo e inseguro es a la vez un equipo que comete más errores y que falla más oportunidades, siempre ha sido así.

Al Athletic le bastaron cinco minutos de apretón para solventar la eliminatoria. No sé si los jugadores del Barcelona estaban cansados pero entregaron la pelota en el peor momento posible. En dos centros laterales pudo marcar Williams pero en el primero pifió el remate cuando estaba solo delante del portero. A la segunda, fue un despeje de Busquets el que se coló en la portería. Eso es mala suerte. Lo que no es mala suerte es que en el minuto 92 estés defendiendo en tu área. Eso es descontrol. Y a eso me refería con que el Barcelona no jugó bien en Bilbao.