jueves, octubre 22, 2015

Fake plastic jobs


A mí no me tienen que explicar lo que es la recuperación económica ni la creación de empleo. Ayer mismo, la recuperación me llegó en forma de email que anunciaba algo muy parecido al despido. Lo más cerca que un autónomo puede estar de un despido, vaya. Fue por email pero pudo ser mucho peor: a mí han llegado a despedirme después de dos años por WhatsApp y el día antes de reincorporarme, con un niño de tres meses en los brazos.

Sé que en cuanto la palabra "niño" aparece en un artículo entramos en una zona peligrosa, puertas abiertas a la demagogia. Lo sé, pero, ¿qué quieren que le haga? El niño está ahí y lo peor, con diferencia, de todas estas situaciones, es cuando tienes que ir a tu mujer y contárselo y seguir sonriendo al enano para que no se dé cuenta de nada -creación propia, un niño de dieciséis meses tiene tendencia a no enterarse de nada más allá de que la vaquita hace "muuuu"- . No es exactamente humillación, sino algo parecido a la impotencia. ¿Te acuerdas del dinero con el que contaba para al menos poder pagar parte del alquiler, parte de la guardería...? Ya no está. ¿Te acuerdas cuando te prometí que lo conseguiría, que podría ganarme la vida escribiendo? Era mentira.

Sí, la recuperación toca a mi puerta de vez en cuando. A veces como palo y a veces como zanahoria. El PP presume de que dejará la legislatura con menos desempleados que en 2011. No dice que también hay menos empleados. Cuanta menos gente deja de buscar trabajo, más gente lo encuentra. ¿Dónde está el resto? Muertos, quizá. Jubilados, algunos. En otros países. Vete a saber. Lo que queda es un porcentaje. Montoro presumía el otro día en El Mundo de ser el que mejor sabe cómo se vive en la calle porque tiene todos los gráficos. Hoy será uno de los días más felices de su vida. El simulacro ha vencido por fin a la realidad. The propaganda game.

*****************

Queda al menos el "In rainbows" de Radiohead en la versión patrocinada por Scotch Mist. Tiempos locos aquellos de 2007, con conversaciones inagotables por Messenger, preparación de oposiciones, muertos recientes -2007, 2010, 2013... ¿acaso no hay motivos para temer a 2016?- , el disco de Radiohead en el iPod junto al de Nacho Vegas y Christina Rosenvinge. Un bucle constante de "Me he perdido" y "Faust Arp" que solo me recordaba a ti, obsesivamente.

Radiohead y Bolaño. "Los detectives salvajes" en cualquier lado, incluso en las cafeterías, donde se deben leer esta clase de libros. Tener 30 años, escuchar "In rainbows" y leer las historias del poeta García Madero tumbado en un hostal lumpen de Barcelona esperando una llamada de la Chica Indecisa. La felicidad es lo que recuerdas ocho años más tarde. Teníamos menos que ganar y menos que perder. No teníamos nada, en definitiva, como la EPA, solo abismos que atravesar y dos piernas preparadas para la voltereta.

*******************

Johan Cruyff tiene cáncer de pulmón. No sabemos el tipo ni el estadio, así que habrá que ser prudentes. Llevaba treinta años sin fumar. Mi padre al menos apuró el cáliz hasta casi el último día. Eso sí, fue dejarlo y aparecer el bicho. Cada cáncer de pulmón a partir de ahora será el cáncer de pulmón de mi padre, eso es así. Será la búsqueda en internet y la constancia de que la vida podía contarse en meses, quizá en semanas. De ahí la mirada de los oncólogos, la horrible miradita al pobre huérfano.

Mi padre no se enteraba de nada o se enteraba, ya digo, de la manera en la que se enteran los hijos: ese silencio aprendido, esa selección de contenidos. Una vez, en el sofá de la casa de su mujer, y esto lo he contado muchas veces pero me persigue como un correcaminos, ya muriéndose, incapaz ni de ir al hospital a seguir con la quimio, las plaquetas por los suelos, la voz ronca, la cabeza calva y demacrada, se me acercó, me cogió la mano y me dijo: "Guille, yo creo que esto ya...". "Esto ya, ¿qué, papá?". "Esto ya solo puede ir a mejor, ¿no?" Y yo no me eché a llorar como me echo a llorar ahora al recordarlo sino que le dije que sí, que claro, en cuanto pasara la anemia y la debilidad y reiniciara el tratamiento todo iría mucho mejor.

Que, de momento, bastaba con volver al sillón y confiar en que echaran un nuevo capítulo de la serie de Chuck Norris.