Creo que es bueno que aceptemos cuanto antes que no va a haber un debate mínimamente sosegado en torno a la figura de Quique Setién y su trabajo en el Barcelona. Es lo normal en estos tiempos, así que tampoco es una sorpresa, pero la figura de Quique polariza demasiado como para pedir sosiego: habrá quien vea en cualquier jugada anodina un brote verde y una revolución y habrá quien se le tire al cuello después de cada mal resultado, después de cada declaración con aire más o menos prepotente.
Queda, por tanto, el reto casi imposible de buscar puntos medios. De intentar entender y explicar la teoría y juzgar su ejecución práctica. De huir de la escolástica tanto como de los prejuicios tipo "¿con quién ha empatado a este tipo?". Empecemos una tarea tan desagradecida por el principio, es decir, por el primer partido contra el Granada y la apuradísima victoria 1-0 frente a un equipo con diez hombres.
1- La clave está en el medio del campo. De hecho, la clave está en el balón, pero es bueno que el balón esté en el medio del campo porque por ahí se pueden multiplicar las opciones de ataque y se pueden detener fácilmente los intentos de contra rival. Como ahí está la clave, Setién puso a Busquets a jugar de Busquets por primera vez desde los tiempos del "Tata" Martino. El partido del canterano fue imperial: estuvo en todos lados sin apenas moverse, sin verse obligado a carreras agotadoras para cubrir espacios de un lado a otro. Busquets fue subiendo su posición en el campo, como en los tiempos de Guardiola, y del minuto 20 en adelante, ya estaba instalado en el sector contrario, repartiendo el juego y recuperando un balón tras otro solo por una cuestión de posición. No es que estuviera acabado, es que le estaban obligando a hacer lo que no sabe.
2- En eso ayudaron, con su disciplina, sus otros dos compañeros de posición: Rakitic y Vidal. Especialmente el chileno. A mí es un jugador que no me gusta demasiado pero que me disgustaba más aún en el entorno caótico de Valverde. Si vas a usar tres mediocampistas para organizar al equipo, uno no puede estar constantemente fuera de posición. Sé que luce mucho, sé que eso le permite llegar más al área, sé que esas carreras brutales detrás del balón en defensa son muy agradecidas por el público... pero destrozan cualquier intento de juego colectivo. Vidal iba por un lado y los otros diez iban por otro. Aun con sus limitaciones para el juego asociativo, el chileno hizo contra el Granada lo que le pidieron que hiciera. Y eso, pasados los treinta, es de agradecer. No hubo rebelión, no hubo lucimiento personal, hubo trabajo posicional, buenos pases cortos, posición fijada en defensa para evitar contras e incluso vio que podía descolgarse en la jugada del gol y lo hizo. En resumen, tuvimos todo lo bueno de la época de Valverde controlando lo malo.
3- Con todo, el juego del Barcelona fue lentísimo. También es verdad que nos hemos acostumbrado tanto a la velocidad enloquecida de casi todos los equipos y casi todo en esta vida que la paciencia no sobra. Creo que Setién necesita a Rakitic y a Vidal porque no tiene muchas más alternativas en ese puesto pero que para que la idea culmine en algo mínimamente vistoso tendrá que recurrir a Arthur, De Jong y Puig cuando los tres estén en condiciones. Hubo un momento casi cómico en el que los tres expertos de Movistar Plus coincidieron en que la entrada de Arthur no serviría de nada al Barcelona porque el Barcelona "ya tenía el balón". Exacto. Lo tenía hasta aburrir, pero no sabía qué hacer con él o no sabía hacerlo a la velocidad debida. Precisamente por eso, Arthur era una pieza indispensable y lo será en el futuro.
4- Tengo dudas sobre la posición de Griezmann, y eso que creo que el francés también hizo un partido muy correcto, muy asociativo, que recordaba al hombre que fue campeón del mundo en 2018 solucionando las jugadas con uno o dos toques. Tengo dudas, en general, del doble delantero falso. Más que nada porque ya lo intentó Guardiola con Cesc y Messi en la 2011/2012 y los resultados fueron mejorables. También es verdad que la capacidad defensiva y de sufrimiento de Griezmann no te la da Suárez, eso desde luego. Ni Cesc. Pero en el 4-3-3 clásico, los puntas abren campo, no lo cierran, y aunque es obligación de todo jugador correr hacia atrás y tapar las contras, lo ideal es que en la práctica no tengan que hacerlo tantas veces.
5- Eso nos lleva a los laterales: Sergi Roberto jugó más bien como tercer central, algo así como Reiziger en los tiempos de Van Gaal. De esa manera, el Barcelona se aseguró la posición defensiva, que creo que era la gran obsesión de Setién para empezar el partido, y una mejor salida del balón. Por otro lado, toda la profundidad en la banda derecha quedó en los pies de Ansu Fati, un jugador aún por formar y que abusa lógicamente del uno contra uno. El partido de Fati fue horrible pero eso es comprensible a estas alturas, bueno es que lo siga intentando pero con más sentido. Tal vez, Carles Pérez se convierta en mejor opción al ser más académico y poder jugar a pie cambiado.
6- En cuanto a Jordi Alba, lo cierto es que jugó de extremo para compensar la posición centrada de Griezmann y formar en la práctica una línea de cuatro arriba. El partido lo permitía en defensa, pero eso no es lo que me preocupa. Alba, como Alves en su momento, es un jugador que tiene que llegar, no estar. Es un jugador que tiene que aparecer tras la diagonal del extremo arrastrando al lateral contrario. Ese es su hueco y aunque aun así lo encontró varias veces, lo cierto es que verle ya instalado arriba, me parece que limita las posibilidades de ataque del Barcelona. Es algo que habrá que ir mejorando y quizá no quede otra que poner a Griezmann de extremo extremo y a Alba en su posición natural. Ya iremos viendo.
7- Messi tiene que recordar cosas. Es el mejor jugador del mundo y probablemente fuera el más desequilibrante del partido. Ahora bien, jugó por su cuenta, y lo importante es convencerle de que ya no hace falta. Que no es necesario lanzarse contra la defensa una y otra vez buscando la jugada imposible. Que esa jugada ya puede aparecer de otra manera, que hay un juego colectivo detrás que acabará encontrándole como le encontró en la jugada del gol. De él se dijo que "estuvo muy participativo" y es verdad. Yo creo que Messi SIEMPRE quiere participar y cuanto más, mejor. El asunto es que si le colocas a cincuenta metros de la pelota tiene una forma de participar y si le colocas a un pase corto de distancia y rodeado de compañeros tiene otra. Setién ha apostado por la segunda y está en manos de Leo aprovechar la circunstancia.
8- La clave era estar todos juntos y eso se consiguió. Todos juntos en ataque y todos juntos en defensa. Acostumbrados a las heroicidades de Ter Stegen durante tres años, se agradece que durante el partido de ayer apenas interviniera. Sé que el Granada tiró una al poste, pero no hubo más opciones y no se dio la clásica desbandada defensiva de "todos corriendo para atrás" en cuanto el rival recupera el balón. La opción del Granada no fue un demérito ajeno sino un mérito propio. Un tiro excelente desde fuera del área que bien mereció acabar en la portería pero le faltó un giro del balón en la dirección adecuada.
9- Hasta aquí, más o menos, la explicación táctica. Alguien se preguntará: "Bueno, si todo salió tan bien y con tanto sentido, ¿por qué demonios tardó el Barcelona 75 minutos en marcar su gol ante un equipo que jugaba (injustamente) con un hombre menos? Eso es lo otro que hay que explicar y lo que va a ser un problema muy serio el resto de la temporada. Todos los jugadores estuvieron correctos y aplicados en el sistema. Ahora bien, estaban tan pendientes de hacerlo todo según les habían dicho, tan incómodos en estos nuevos hábitos, que lo hicieron a cámara lenta. Aunque no era una posesión absurda rollo España-Rusia, era una posesión poco productiva. Que desgastaba, sí, y eso no es poco, pero que era fácilmente contrarrestable porque todo sucedía a velocidad de caracol... y ahí cualquier equipo bien entrenado defensivamente te va a encontrar el antídoto antes incluso de primer picotazo.
10- Para jugar así -para volver a jugar así- hace falta creer en este tipo de juego, confiar en el compañero, entender mucha teoría y entrenar una barbaridad. En definitiva, hace falta tiempo. Justo lo que Setién no tiene. Su aire de provisionalidad no ayuda. Todos sabemos que en seis meses este hombre está en el paro de nuevo. Los jugadores, también. Setién habría sido un buen fichaje para iniciar la temporada, pero meterse en una revolución a mitad de las tres competiciones suena a suicidio competitivo. Habrá errores de bulto y se vivirán con la tensión habitual en el entorno barcelonista. Tendremos partidos espantosos que se intentarán justificar con el viento, la hierba y no sé qué cosas más. Se pedirá paciencia pero no la habrá. Nunca hay paciencia. No la hay en el Betis, la va a haber en el Barcelona.
11- En resumen, el famoso debate "jugar bien o ganar" se pervertirá hasta puntos extremos. Salvo casos flagrantes -partidos que se ganen jugando de maravilla o que se pierdan jugando de pena-, unos tirarán por un lado y otros tirarán por el contrario. Es absurdo. Lo que se busca aquí, lo que debe buscar todo entrenador, es la mejor manera para ganar. El Barcelona ha tenido su manera durante años y sigue teniendo jugadores en la plantilla para practicarlo. Es el santo y seña del club. Uno no se imagina al Madrid sin sangre, sin lucha, sin presión, sin competitividad... como no debería haber pasado por tantos años de un Barcelona despreciando el balón. No como un tótem sino como un recurso. El recurso para la victoria. Todos juntos lo compartimos, todos juntos lo recuperamos. Porque nos divierte. Y porque, más allá del fanatismo este de los números, es obvio que si el rival tiene la pelota el 18% del tiempo tiene más complicado meterme un gol.
Siempre que yo sepa qué demonios hacer el 82% del tiempo restante. De momento, no está nada claro.