Telemadrid publica una encuesta en la que Manuela Carmena sale ganadora de las elecciones municipales en Madrid pero se da por hecho que gobernará Begoña Villacís pactando con el PP y VOX. No voy a decir que sea improbable, ni mucho menos, pero me parece dar por hechas demasiadas cosas. De acuerdo que la alcaldía de Madrid es un caramelo muy apetitoso, pero habrá que ver hasta dónde llega la doctrina Valls -no es lo mismo que no te importe que VOX vote lo mismo que tú, aunque sea en una investidura, que negociar activamente con el partido de Abascal su apoyo directo- o qué sentido tiene que un partido que se ha ufanado durante años de ondear la bandera europea en cada manifestación anti-nacionalista se dedique ahora a pactar con los amigos de Le Pen, Farage y Salvini.
Eso no es todo, porque al fin y al cabo, el PP podría sacar un voto más que Villacís y encargarse ellos del posible acuerdo. Entonces, ahora sí, la situación sería la misma que en Andalucía. Ahora bien, ¿hasta dónde va a llegar la paciencia de VOX, este hacer de muleta sin más, con un punto de bravuconería que acaba quedando en nada con tal de que "no gobierne la izquierda"? Digo yo que todo esto de "la derecha sin complejos" y tal servirá para algo más que para acabar haciendo de Izquierda Unida. Más que nada porque ya sabemos cómo acaba todo lo que imita a Izquierda Unida y los ejemplos están muy recientes.
En cualquier caso, temo unos resultados escandalosos de VOX. En la encuesta de Telemadrid ya supera al PSOE en la capital y no me extrañaría que estuviera más cerca del PP y de Ciudadanos de lo que se dice. Esto fue antes del despiporre de Errejón y compañía, al fin y al cabo. Cuando la gente compara a Podemos con VOX como ejemplos de extremos anticonstitucionalistas creo que como mucho aciertan a medias (y de ahí mi temor). Hemos oído durante años a dirigentes de Podemos decir barbaridades. No se ha salvado ni uno. Ahora bien, prácticamente todos las han matizado, han rectificado y en cualquier caso, al alcanzar el poder, se han limitado a seguir las directrices básicas de un estado de derecho.
No es el caso de VOX. El discurso del odio a lo establecido es prácticamente el mismo, pero la solución es mucho más enérgica. Ni sonrisas ni gilipolleces. Volver a Don Pelayo y exaltar la Semana Santa y el Cristo Redentor. El problema no es solo ese porque, insisto, en los principios se dicen muchas tonterías. El problema es la incapacidad absoluta de rectificar el camino, el empeño por insistir en discursos basados a menudo en datos falsos o concepciones de la sociedad claramente intolerantes. Puede que el poder les cambie -el jefe es Abascal y Abascal no deja de ser un político de toda la vida que se sabe todos los trucos- pero lo que está claro es que van a alcanzar ese poder tarde o temprano. Como lo alcanzó Podemos. Veremos qué uso hacen de él. Viendo lo visto en el PP, el único que puede evitar una deriva fatal es Ciudadanos y no es poca responsabilidad ni, llegado el caso, poco sacrificio.
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Las tardes de autobús las dedico a "Yo estoy vivo y vosotros estáis muertos", la biografía de Carrère sobre Philip K. Dick que se ha decidido a publicar Anagrama en español 25 años después de su publicación original en francés. Es un libro delicioso y ahí está ya el Carrère de las décadas posteriores: el escritor claro, ameno, que entra y sale del libro según le apetece y del que es complicado saber exactamente qué opina de lo que está contando. Dick le fascina, es obvio, pero no está nada claro que siquiera le guste como escritor. En un momento dado, de hecho, califica su escritura como "mediocre".
Por lo demás, efectivamente, Dick es fascinante. Un producto de su época. Una especie de gnóstico pasado por las anfetaminas y los trastornos psíquicos. Un hombre demasiado preocupado por sí mismo, hasta cierto punto un cartesiano. A mí, todo el libro me recuerda a mi padre. O me recuerda, más bien, a todas las conversaciones que no tuve con mi padre. Por ejemplo, qué le parecía Philip K. Dick, del que tenía casi toda su obra. ¿Por qué no fui capaz de pedirle personalmente "Ubik" y tuve que llevármelo de su biblioteca una vez muerto? ¿Por qué la comunicación se dio tan por imposible que hasta una pequeña charla sobre ciencia ficción, donde él podía lucirse y sentirse cómodo, se nos hacía un mundo?
Una vez le pregunté por la física cuántica, por Einstein y por Heisenberg. Se le iluminaron los ojos. A mi padre le gustaba sentirse útil y le gustaba que le admiraran. Creo que hubo un momento en el que también eso lo dio por imposible pero sí, había un ego detrás de esos ojos tristes y era un ego enorme. Algo vapuleado, pero no extinguido. No recuerdo la respuesta. Bueno, recuerdo parte de la respuesta pero sobre todo recuerdo la vaguedad de la misma, algo entre la condescendencia y el desconocimiento, Probablemente hubiera bebido. Probablemente, una vez pasado el entusiasmo inicial, la cuestión en sí le diera bastante igual. Yo estoy vivo y vosotros estáis muertos, o algo así, no sé si me entienden.
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Conocí a Pedro Letai una mañana de domingo junto a Manuel Jabois y Ana. Habían quedado con él y yo me acerqué a unirme al aperitivo. Parecía un tipo amable que dijo conocerme y leerme. Ahora, al parecer, se ha descubierto que se dedicaba a plagiar a medio Twitter, a Loriga y a Jabois. No me importaría que me hubiera plagiado a mí alguna cosa también. Ya que a mí no me van a publicar nada que al menos se lo publiquen a Letai. De hecho, lo agradecería, porque si de verdad me conocía -cosa que dudo- y de verdad se ha dedicado a hacer un extenso copia-pega, no estar ni en la selección sería un fracaso definitivo.
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Viernes de "Call me by your name" en Filmin. Preciosa. Con esa mezcla de Ivory y Rohmer que tan bien funciona siempre. Una historia de amor devastadora entre citas de Heráclito. Un poco larga, quizá, puede que a propósito para evitar el melodrama. Chicos y chicas guapas, de todas las edades, en parajes formidables. Vida de chateau, que diría aquel. Un rato bien empleado.