domingo, abril 26, 2015

Javier Ruibal en Galileo



Galileo lleno pese a los cantos de sirena sabineros desde el Palacio de los Deportes. Puede que seamos los insurrectos y puede que seamos simplemente los que nos hemos quedado sin entrada. En nuestra mesa estamos cuatro pero en realidad podríamos dejarlo en dos y dos: la Chica Diploma y yo por un lado y un curioso y algo etílico matrimonio al otro. Ese empeño por aprovechar el espacio al máximo que hace que todos estemos algo apiñados pero las copas sigan costando lo mismo.

Curioso sitio, Galileo. Un sitio con encanto de décadas, con sus paredes llenas de trofeos, de "yo los vi primero" que se repiten a lo largo de metros y metros. Todo lo que yo he vivido ahí para que al final no me recuerde nadie. La vida debería ser algo parecido. A la media hora de espera sale Javier Ruibal y todo es maravilloso porque de repente no estamos en Chamberí, estamos en Cádiz, y miren que es difícil pasar de José Abascal al Puerto de Santa María, pero, sí, Ruibal lo consigue con esa voz que no admite "quejíos" ni gorgoritos, que llena la sala con sus polvos innumerables, su folleteo continuo y alegre, la sonrisa siempre en la cara, la picardía en la letra.

Hay algo incomprensible en la relativa falta de éxito de Ruibal ya al borde mismo de los sesenta. Hasta Kiko Veneno tuvo su oportunidad cuando ya parecía imposible. En cualquier caso, parece feliz y eso es lo que cuenta. Yo quiero ser como él, quiero ser feliz y hablar de conquistas imposibles pero divertidas. Espaldas con lunares y principios de madrugada. Ningún malditismo, ninguna condescendencia.

A la Chica Diploma le encanta. Lo dice así: "Me está encantando". Yo lo intuía porque la Chica Diploma es Cádiz resistiéndose a ser Cádiz, con un pánico horrible a darse cuenta de que es Cádiz y asumir las consecuencias. Yo voy dándole rodeos a ver si así se centra y le propongo ser Málaga o ser Fuerteventura, pero los dos sabemos que ella es Los Caños y es Zahara y es El Palmar y no debería resistirse.

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El ABC avisa: "El PP necesitará el apoyo de Ciudadanos para gobernar Madrid". Pórtense bien, chicos, y echen una mano. El uso de ese futuro es casi totalitario y asusta. Yo estoy convencido de que Ciudadanos no apoyará a Aguirre pero puede que apoye a Cifuentes. A una, porque es la corrupción personalizada y ya ven en Andalucía, a la otra porque no tiene demasiados cadáveres a sus espaldas. Ahora bien, este convencimiento es gratuito como gratuita es mi desconfianza en que el partido no se acabe convirtiendo en un montón de reinos de taifas, de pequeños Tamayos y Sáez ávidos de un buen soborno. En ese caso, quizá, lo mejor que puede hacer Rivera es abstenerse y que sea lo que dios quiera, es decir, que los demás se partan la cara lo mejor que sepan y ellos aprueben o rechacen las leyes según vayan saliendo.

Es un escenario madrileño pero a la vez es un escenario nacional: casi en toda España, con la salvedad lógica de Andalucía, Cataluña y País Vasco, parece que Ciudadanos y PP pueden ir formando mayorías. Un buen giro de guion sería que la formaran con el PSOE donde fuera preciso e incluso con Podemos donde los postulados de la gente de Pablo Iglesias no sean demasiado maximalistas. Eso se podría vender como política de estado y le vendría de maravillas a Rivera para su doble asalto de este otoño: elecciones catalanas -si Mas se anima- y generales.

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Cristina Gallego triunfa en Málaga y lo hace a su manera: sin armar ruido. "Todos tus secretos" ha ganado el premio Canal Plus y se emitirá en esa cadena en breve. Puede que así, incluso, consigan una distribuidora. El problema de la burbuja de Málaga es precisamente esa: durante ocho o nueve días todo el mundo grita a tu alrededor y la Costa del Sol es Santa Mónica. Al décimo, vuelve la realidad, las superproducciones, los cines en quiebra y la lucha constante para que al menos alguien vea tu película antes de decidir si es buena o mala.

En cualquier caso, Cristina Gallego triunfa en Málaga y el mundo es un poco mejor. Cuando triunfe Laura de Pedro, a la que auguro un éxito parecido en cuanto a compostura y silencio, podremos respirar todos tranquilos.