martes, mayo 20, 2014
La paternidad como huida
La Chica Pop dice que la paternidad es una excelente excusa para dejar de hacer cosas, es decir, para desaparecer. La paternidad entendida también como huida, qué cosa más curiosa. Lo bueno de la Chica Pop es que además lo dice en inglés y así todo suena mucho más fácil, porque muchas de las cosas que nos decimos sería imposible decírnoslas en castellano, nos ruborizaríamos, nos moriríamos de vergüenza, nos arrepentiríamos mil veces de tal o cual confesión. Pero en inglés, no. En inglés, sorprendentemente, todo funciona con una dulzura resbaladiza. Todo se olvida. Todo se da por olvidado.
En cualquier caso, me quedo con la frase: "La paternidad como huida". Entiendan que es un tema que me interesa porque no queda ni un mes: en cuatro semanas, como mucho, Álvaro está aquí y el hecho de que el bebé esté aquí, tan indefenso, tan rollizo, tan insomne, hará que todo lo demás deje de existir y, ¿qué demonios estábamos pidiendo sino eso cuando hablábamos de Corralejo, hablábamos de Cádiz, hablábamos de un AVE con destino a Málaga?
El problema como siempre es que desaparecer no es tan fácil y que desaparecer, quieras que no, es una decisión y para tomarla hay que ser muy valiente. Quizás sea bueno que a la fuerza -al cordón umbilical- ahorquen.
Por lo demás, es un día que empieza muy mal y va mejorando conforme avanza sin saber muy bien por qué. A veces, el embarazado parezco yo con mis cambios repentinos de humor. Después de las clases, una visita al Ramiro, al Magariños, a la radio donde me siento como en casa mientras los niños llenan las pistas y se ponen a botar balones imposibles para ellos henchidos de entusiasmo. School´s out for Tuesday. Smells like teen spirit. Cuando paseo por la calle hablo conmigo en voz alta y suelto un "estoy hasta la polla" que suena demasiado alto. Nadie parece haberlo escuchado. Es la esquina de Párroco Eusebio Cuenca con Bronce, nombres que me siguen resultando completamente extraños. Al principio me ruborizo un poco pero luego pienso que al fin y al cabo todo el mundo con el que me cruzo tiene cara de estar pensando "estoy hasta la polla" y al menos eso es un alivio. O lo contrario.
En Facebook, Paula vincula el hartazgo con el capitalismo, yo lo hago con la adicción en general. La adicción a lo que existe y a lo que no existe. Una sobredosis de expectativas. El abismo entre la idea -"tú eres especial, tú lo vales, eres único"- y la realidad -"si no lo haces tú, lo hará otro"- en todos los aspectos. Igual el problema es que somos demasiados. La otra discusión es si la fugofilia es generacional o no. Yo creo que no. Yo creo que el desencanto lo hemos mamado de una generación que además acabó teniendo miedo porque todas las generaciones acaban teniendo miedo salvo la nuestra, que lo lleva directamente en los genes, panda de cobardes paralizados.
Si creemos que no tenemos nada que agradecerles al menos no repitamos nuestros errores con la siguiente.