Se ha muerto Eloy de la Iglesia. No voy a dármelas de entendido porque no lo soy. Escribo sobre sensaciones y cosas muy concretas. Me encantaban sus películas, simplemente es eso. Formaron parte de mi fascinación por una década -los 80- que estaba viviendo con tan poca edad que no podía agarrar con las manos nada de lo que me rodeaba.
¿Eran grandes películas? Supongo que no. Actuaciones mediocres. Mensajes algo discutibles. Una repetición de tópicos, en ocasiones. Pero provocaban ese punto de excitación que supone ver de cerca una realidad prohibida, marginada... La cara de José Luis Manzano cada vez que se metía un chute o tenía que prostituirse por dinero.
Para mí, en cierto modo, la heroína, los "tirones", las peleas callejeras... forman parte de mi recuerdo de los 80 casi tanto como la pedagogía boladecristaliana, la alegría de la laca y el cardado o los vídeos musicales de británicos con traje blanco y gafas de sol. En parte, es por "El Pico", por "El diputado", por "La estanquera de Vallecas"... un divertido canto del cisne.
"El Torete" murió en 1991, José Luis Manzano en 1992, "El Pirri" en 1993, "El Vaquilla" en 2003 y ahora, Eloy de la Iglesia, en 2005. Es el fin de una época que no podía acabar de otra manera. No hay que hacer un elogio ético ni estético de ese final, todo lo contrario. Algo me dice que "no eligieron acabar de esa manera". Se limitaron a ser la avanzadilla de un ejército que no era consciente hacia dónde iba.
Dicen que al entierro de hoy de Eloy no ha ido nadie de la Industria del Cine. Estarían en alguna manifestación. Ah no, es verdad, que ya no hacen de eso...
La fiesta del aguafiestas
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[La Brújula (Opiniones ultramontanas), 3:05]
Buenas noches. Mi aguafiestismo profesional me obliga hoy a la tarea,
ciertamente desagradable, de arremete...
Hace 47 minutos