Pero es que la tierra temblaba bajo mis pies. Bajo nuestros pies, en algo parecido a una despedida en la Rambla de Catalunya, a la altura del hotel Le Meridien. Esa sensación mágica de plenitud, de "esto es ya lo que faltaba para sentirnos especiales". Veintiún años, creo. Veintiuno y ya metido en una canción de Radio Futura, en una de las mejores canciones de Radio Futura mientras T. y la Chica Langosta reían algo achispadas. En la nostalgia del futuro recordaremos otros momentos en los que la tierra tiembla, en la que el universo se mueve de izquierda a derecha y luego de derecha a izquierda otra vez. El problema será que ya no temblará de entusiasmo sino de miedo. Las noticias que nos darán serán malas y nos conmoverán como nos conmovía la alegría desbordada del alcohol y Els Quatre Gats.
Cotilleando el otro día en una de las páginas con las que colaboro, me recordaban que nadie cree ser más infeliz, que nadie encuentra menos sentido a su vida, que cuando navega por la década de los cuarenta. Todo ha sido ya y hay miedo a todo lo que será. Poco presente. Hoy, por ejemplo, mi cara en Ciclismo a Fondo, la revista que leía cuando viajaba a ver a mi padre a Santander; el colegio de mi adolescencia descrito por mí en Gigantes del Basket y un sobre acolchado con la dirección de Gianni Bugno para enviarle un libro mío. El niño come al ritmo del segundo disco de Dua Lipa y el penúltimo de Radio Futura. ¿No era esto lo que siempre habíamos querido? Piénsalo bien: ¿no era exactamente esto y no ninguna otra cosa? ¿Puede que esta infelicidad, este guisante, no sea en el fondo nada más que un exceso? Un "he llegado, vale, y ahora, ¿qué?" El mal de Drácula. Algo entre la ludopatía y, directamente, el vampirismo.
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Dua Lipa tiene un verso en una de sus canciones -puede que sea "Good in bed" y puede que no- que dice "Everyone before you was a waste of time". No, hombre no. Eso no. Eso es cebarse. Yo, que sé que he sido la pérdida de tiempo de demasiada gente, prefiero la mentalidad del "Antes", de Jorge Drexler. Me manejo mal en el romanticismo exclusivista. Lo de ahora, claro, pero también lo de antes, como un complemento. Con excepciones, por supuesto. El martes llamé a mi ex novia pero no me cogió el teléfono. Quería saber qué tal estaba porque había pasado junto a su antiguo trabajo. Me parece bien llamar a las ex novias porque para mí no fueron ninguna pérdida de tiempo, desde luego. También me parece bien que no lo cojan porque eso quiere decir que tienen cosas mejores que hacer. A la Chica Diploma también la llamó su ex y tampoco se lo cogió, pero no había nada de maldad ni de rencor en ello. En el fondo, una llamada perdida siempre ha sido más emotivo que una conversación quizá tediosa. "Llama y cuelga" como sinónimo de "me acuerdo de ti". Cuando no podíamos pagarnos ni el establecimiento de llamada.
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Como al Rey Sol le gusta la música y como a mí me gusta sentirme joven, pasamos las mañanas viendo Hit TV, que es una manera de agarrarse a la realidad algo desesperada. Dua Lipa sale todo el rato, como también sale Camila Cabello. Hay una canción que me encanta que no sé si se llama "Say so" y que es muy divertida. En realidad, no hay mucha diferencia respecto a cuando me ponía Quiero TV en 2001 de música de fondo mientras escribía relatos nostálgicos. Es básicamente la misma música y sigue el mismo concepto industrial: no hay grupos, hay solistas. Chicas y chicos guapísimos, espectaculares, como rara vez los había antes. Mucho auto-tune también, pero a quién le importa.
Sumergirse en los vídeos de Hit TV es fascinante y me encanta explicar esas historias de muchachas con picores y chicos lánguidos al Niño Bonito. "Están un poco locatis" dice, y a continuación Harry Stiles canta rodeado de modelos lo de "Watermelon". La inocencia. La carne para un niño de seis años -no digamos para uno de trece meses- es eso: carne, sin más, sin implicaciones ocultas. De algún modo, es la manera que he elegido este año de salirme de mi zona de confort y no veo qué tiene de malo. Miami y Los Ángeles, Los Ángeles y Miami. Menos Dua Lipa, de nuevo. Dua Lipa es una cosa seria y hasta cierto punto inclasificable. Aunque solo sea porque "Physical" tiene demasiado de Justice vs Simian como para que me sea ajena. Aparte, ese aire de "me da absolutamente igual todo esto", cosa que probablemente sea cierto y habla muy bien de ella.