Chivo Chivato tiene su lugar propio en el mercado español
mucho más allá de su trabajo con Lichis en La Cabra Mecánica. Por supuesto, hay
influencias, nadie va a negarlo: determinados ritmos, melodías, lugares
comunes, y un gusto por la letra bien escrita, bien planteada y bien
desarrollada que es infrecuente en la industria musical de nuestros días, más
perdida en la inmediatez.
Lo que llama la atención de “Dejarse la piel”, su primer
disco, es el cuidado con el que está hecho todo y su facilidad para salirse de
las convenciones: hay algunos temas que recuerdan el pop-rock ochentero,
algunas “canalladas”, retratos de derrota y de superación, influencias casi beateleras
y un punto de rabia en cada tema, con frases como “Si las cosas son como son,
yo soy como soy y a huevos no me ganan” o “Reza por que no sea yo tu adversario”,
que son más una defensa contra la tristeza o la melancolía que un ataque
propiamente dicho.
Como si Pepo López en cada composición, reconociera sus
miserias e inmediatamente dejara claro que no piensa estancarse ahí,
revolviéndose en el pasado y el error.
Se trata de un disco impecable prácticamente en todo. Hace
un par de días estuvieron en Madrid e hicieron una presentación en acústico. No
es lo mismo. Siempre es un placer ver a Jordi Cobre tocar el contrabajo o a
Pepo lanzarse con la mandolina, pero la potencia que tiene esta banda como tal
banda es brutal. No hay demasiadas concesiones: efectivamente, algunos temas
coquetean con la sensiblería, como en “Si hablamos de que te has ido”, una
tristísima canción de desamor, pero el resto es un tiro, tanto en ritmos como
en versos.
Entre los mejores temas tenemos “Ni todo es para tanto”, que
abre el disco como declaración de intenciones, la durísima “El silencio de las
hadas” o “Más de lo mismo”, con ritmos que en ocasiones recuerdan a Vacazul o a
cualquier proyecto de Jairo Zabala. No en vano, Jairo es uno de los mejores
amigos de Lichis, y Lichis no solamente puso el estudio en la grabación sino
que toca el bajo en varias de las canciones.
En fin, olvidémonos de Lichis y volvamos a las cosas mismas
porque casi me parece una falta de respeto para Pepo, Jordi y Daniel
analizarles en comparación con alguien. Ellos son lo que son y a huevos no les
ganan. Su moderado éxito en Barcelona aún no se ha visto culminado en Madrid
pero todo hace indicar que es cuestión de tiempo. El talento siempre se acaba
abriendo camino.
No sé exactamente dónde se puede encontrar el disco. Por lo
que me comentó Pepo el otro día está en Spotify, pero uno no se curra un
libreto de la leche como el de este disco para que la gente lo escuche por
Internet. Si quieren, prueben ahí y luego ya ven lo que hacen. Quizás ustedes
ahora mismo piensan que yo soy un pelota cuando la verdad es que tengo toda la
razón del mundo. Y si prueban a escuchar el disco, seguro que me la acaban
dando.