A estas alturas resulta evidente que desconfío de mí. Dentro de poco lo que es una preocupación derivará en una obsesión y esa será mi capacidad para escribir mi siguiente libro.
Hay algo que temo por encima de todas las cosas: que sienta la necesidad de agradar (agentes, editores, prologuistas...) por delante de la necesidad de contar lo que quiero contar y a mi manera.
Es decir, que al talento le abandone por completo el valor. Me ataré como Ulises al mástil de mi procesador de textos y evitaré cualquier concesión. Antes era más divertido: no había expectativas. "Gente rara" tiene que ser un libro raro o no ser en absoluto. Le moleste a quien le moleste.
Imagination not found
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El Parador de Montañas Rusas me dijo una vez que las embarazadas dejaban de
soñar con las caras de sus bebés en el último trimestre de embarazo. Que
por ...
Hace 46 minutos