domingo, octubre 09, 2016

El hombre es un lobo no solo para el hombre



De entre todas las canciones revanchistas, "Romeo and Juliet" destaca por su desolación mezclada con una especie de estupefacción adolescente. No entiendo nada de lo que está pasando. Escuchada un domingo por la mañana en la sierra de Madrid, hay algo al principio de la canción que le hace a uno pensar que está ante un machirulo narrando agravios, pero esa sensación pronto desaparece. Es cierto que ahí están los reproches y el "lo que podríamos haber sido juntos, nena" pero no hay mucha diferencia con respecto al "You oughta know", de Alanis Morrisette e incluso podemos decir que, en este caso, Mark Knopfler, en comparación, está incluso comedido.

El Romeo de Dire Straits no es un acosador, de ser algo sería un pagafantas. Un Winnie the Pooh que se queja de que Christopher Robin se haya buscado otros juguetes. De hecho, la mayoría de los reproches responden al estereotipo cultural femenino: "When we made love, you used to cry" o "I dreamed your dream for you and now your dream is real, how can you look at me as if I was just another one of your deals?" Sí, el "dos contra el mundo" tan masculino pero con un toque de "it´s my party and I cry if I want to".

Por no comentar el "oh, Romeo, yeah... you know, I used to have a scene with him" tan de chico popular de instituto que desprecia a la chica-no-animadora delante de sus amigotes. En realidad, toda la canción es eso, un "me hiciste creer que era especial y ahora resulta que el especial es otro" pero con cierta dignidad, la del que espera fuera de foco para cantar serenatas de madrugada. Poco más que un tuno, vaya.

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Gracias a Juan Soto Ivars llego al Facebook de una mujer que murió la semana pasada a manos de su pareja. Buscando en internet información al respecto, llego a artículos llenos de eufemismos: "perdió la vida", como si se la hubiera dejado olvidada en algún lado, y ese doloroso "presuntamente" que acompaña a las referencias a su asesino.

La degolló delante de sus dos hijas pequeñas. En las fotos no parecen mayores de dos años. Si a Mónica Berlanas Martín la hubiera asesinado de esa manera un miembro del Estado Islámico, ahora sería una heroína, sus hijas tendrían pensión de por vida, el mundo estaría escandalizado y los líderes políticos se turnarían para, compungidos, dar ruedas de prensa a media asta. Como la mató el padre de sus hijas, se ha quedado en carne de Google y curiosidad de madrugada. Una más. Una menos.

Cuando los periódicos hablan del criminal , utilizan sus iniciales, no vaya a molestarse. Sin embargo, en Facebook está al alcance de todos. Basta con mirar los comentarios de la foto en la que la pareja posa con sus dos niñas y todo el mundo les dice "qué guapos", "qué bonita familia" y toda esa retahíla de cortesías. Por lo demás, parece un hombre normal. Horrorizado por las fiestas del Toro de la Vega, qué barbaridad, qué espectáculo más repulsivo. Alguien que de un momento a otro sale de esa "normalidad" de vecino ejemplar y decide degollar a otra persona. El horror, en definitiva.

Quizá por eso los medios insisten: "No había denuncia previa". Nos gusta que los hechos sigan una lógica y en la lógica del terrorismo doméstico, el hombre es un perturbado agresivo que está continuamente acosando a su pareja y haciendo chistes groseros en los bares. Es lo que nos han enseñado en las películas, qué le vamos a hacer. Lo terrible es que es mucho más sutil que eso: el asesino puede ser cualquiera. Por supuesto, los hombres tendemos a justificarnos con el "no todos lo hacemos" pero sería absurdo no entender el miedo del otro lado, más que nada porque ese otro lado es el que pone sistemáticamente los muertos. Somos una amenaza -"cuidado", se llamaba el chat de los violadores de Pamplona- y me temo que es inevitable que nos traten como tal.

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Si Álvaro Soler ha decidido que se puede coger el nombre de "Sofía" y hacer una canción entera acentuándolo "Sofiá", ¿cómo evitar que la Chica Diploma y yo cojamos la misma canción y la pongamos a todo trapo con el Niño Bonito encajando su nombre con la misma temeridad mientras bailamos y bailamos con los brazos arriba como si estuviéramos en Amnesia? E-ó.