viernes, abril 10, 2015

El hombre que huyó como Mungo Park y volvió como Zaratustra



Leí "La metamorfosis" en un balcón frente al Océano Atlántico. Cada mañana, en lo que se despertaban mis compañeros de piso -habíamos ido a ver a una amiga común, su padre había muerto apenas unos días antes-, yo salía al balcón con un vaso de leche y me ponía a leer el libro con mis aires de adolescente salido de película de Rohmer. Era 1995 y por lo tanto acababa de cumplir dieciocho años, una edad en la que los criterios estéticos son a menudo confusos y discutibles.

No recuerdo si me gustó o no me gustó el libro. Es algo que me pasa con las novelas de Kafka y no con los relatos, que me apasionan. Supongo que me gustaría porque lo leí hasta el final, cosa que no pude hacer con el otro que llevaba en la maleta, "El lobo estepario", de Herman Hesse. Eran los tiempos de Nirvana y de "La náusea". Soñamos con rodar una película existencialista en plenos años noventa. Por las noches, a escondidas casi, íbamos de discoteca en discoteca a ver si alguna chica nos tocaba el culo. A veces, lo lográbamos.

El viaje, con lecturas y sin ellas, fue maravilloso. El pueblo era Malpica de Bergantiños, una deliciosa combinación de puerto, playa y monte. Un día, mis amigos se vistieron de galos y se perdieron por la montaña. A mí me pareció que se lo tenían bien merecido pero cundió un cierto pánico alrededor porque las montañas gallegas son cosa seria. No sé, yo me quedé mirando el mar, sentado. Creo recordar que a mi lado estaba T. Entre tanta metamorfosis y tanto lobo estepario, la verdad es que me había convertido en alguien quizá no arisco pero sí con tendencia a parecer ausente. A T. no le gustaba y tenía razón. Habíamos ido a verla y si habíamos ido a verla era porque lo necesitaba, o al menos nosotros pensábamos que lo necesitaba; si no, ¿a qué tanto viaje con el "Wowee Zowee" de Pavement a todo volumen?

A la hora o así aparecieron, puede que borrachos aunque también puede que no y que esté confundiendo este episodio con cuando Bruno se perdió en El Escorial al grito de "Soy Mungo Park" y  volvió convencido de que era Zaratustra. Fueron unos días maravillosos. Supongo que para T. no, Para T. serían horribles. Creo que en los cuatro años que estuvimos saliendo juntos no llegamos a hablar del tema, y con "el tema" me refiero a esos días en concreto. Puede que sí, que habláramos todo el rato y los dos, como las personas educadas que somos, lo hayamos olvidado. Ya saben que mi memoria no es ni mucho menos lo que era.

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Leo en la portada de La Razón los vínculos del independentismo catalán con el yihadismo islámico. Se ve que como el "todo es ETA" no ha funcionado demasiado bien, vamos a pasar a un "todo es ISIS" a ver si así conseguimos conservar alguna mayoría absoluta. La táctica es abyecta y mezquina: igual que pasaba con ETA, si todo es ISIS, ISIS no es nada. La frivolización del horror para lanzarlo a la cara de los enemigos.

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Me dice la Chica Diploma que en Onda Cero ya hablan abiertamente de los pactos entre Ciudadanos y el PP. Me hace gracia. Durante meses, los medios estuvieron diciéndole a UPyD que tenía que pactar con Ciudadanos. Cuando vieron que no era posible se dedicaron a apostar sin más por Albert Rivera y encumbrarle, cosa que me parece muy bien y muy loable. Ahora que Rivera se ha convertido en un peligro -¿será de verdad "controlable", no pretenderá tener un discurso propio que le aleje del PP o del PSOE?- es bueno que se insista en su necesidad de llegar a acuerdos con los populares, acuerdos "patrióticos", ya saben.

Rivera, al menos, ya sabe lo que hay: si no le hacen caso, igual su partido acaba desapareciendo también en favor de otra muñeca rusa creada al efecto. Solo que esta vez quedan dos meses para las municipales y siete para las generales. Ya pueden ir dándose prisa.