viernes, diciembre 05, 2014

Hay un hombre en España que lo hace todo



La LFP despide a Augusto César Lendoiro por asistir al entierro de "Jimmy", el miembro de Riazor Blues asesinado el pasado domingo en Madrid. El despido fulminante tiene que ver con una cuestión de imagen: haz lo que quieras pero que no te vean. Si la relación de Lendoiro es con la familia de "Jimmy" o con los amigos de "Jimmy" es irrelevante: la Liga lleva tiempo intentando vender que su muerte no tiene nada que ver con el fútbol y que es una cuestión social, casi política: bandas de extrema izquierda contra bandas de extrema derecha, sea eso lo que sea.

El problema con Lendoiro es que él, de extrema izquierda, no es. Eterno candidato del PP a quedar segundo en las elecciones de A Coruña por detrás de Paco Vázquez, Lendoiro fue senador y diputado nacional antes de convertirse en el presidente de la diputación durante el período de 1995 a 1999. Así, de entrada, muy radical no parece. Es curioso esto de las etiquetas y supongo que también peligroso: si Riazor Blues son tan de izquierdas, ¿qué demonios hacen acogiendo a Lendoiro como uno di noi? Si el fútbol no tiene nada que ver con la violencia, ¿qué hace Lendoiro jugándose su puesto para dar apoyo a un ultra?

Hay algo que no me gusta en mi propia argumentación y es que parece que uno no pueda ir al entierro de quien le dé la gana. Es un entierro, uno no va a divertirse. No hay confeti ni payasos. Sin embargo, hay algo raro que va más allá del Deportivo y que ha pasado desapercibido: ¿Qué hace el ex presidente de la diputación yendo a entierros de ultras?, ¿qué relación tenía con ellos cuando presidía la institución? Núñez Feijoo en yates de narcotraficantes y Lendoiro rodeado de Riazor Blues. El empeño del PP gallego por emular al madrileño o al valenciano es encomiable.

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Yendo en el metro, veo que Saida Benzal ha cambiado su foto de perfil. A Saida la conocí una noche de José Alfredo con Dani Pérez Prada. Los tres vivíamos en cien metros a la redonda. Luego nos hemos encontrado un par de veces, la última hace unos tres años, cuando la Chica Diploma no era ni siquiera mi novia. Lo primero que pienso cuando veo el cambio de foto es precisamente lo mucho que hace que no nos vemos y en cómo sería, qué diría, si nos encontráramos de nuevo. Tres horas más tarde, caminando por Espíritu Santo nos cruzamos, los dos con prisa: ella va a entregar el premio del Festival Italiano de Cine y yo voy a la presentación del libro de Andrés Barba.

Estoy tan asombrado que lo único que soy capaz de decirle es precisamente que estoy asombrado y le cuento toda la historia. Ella solo recuerda habernos visto una vez, la de Dani supongo, y yo no quiero sacarla del error porque esas cosas siempre me ponen violento. Es el primero de una racha de malentendidos: cuando llego a Tipos Infames, Andrés me presenta como el director de la revista Mercurio en España y yo me callo hasta que se hace evidente que no soy el director de nada y que no está claro siquiera que haya una revista Mercurio en España. Después se me acerca Nere Basabe pero soy yo el que no la reconozco y para cuando lo hago, vagamente, es demasiado tarde y ya se ha presentado ella.

A partir de ahí, lo habitual en este tipo de encuentros: uno se siente como un personaje de Bret Easton Ellis en esas fiestas en las que todo el mundo es igual y a Bateman le confunden con McDermott o con Allen o con cualquiera de los idénticos rubios guapísimos con bronceado y músculos de gimnasio. Todo el mundo te conoce de algo pero no está seguro de que seas tú. Cuando creo reconocer a Georgina León -aunque no entienda que hace Georgina León ahí-, Andrés me advierte de que no, que es su ex novia de hace diez años.

Por lo demás, la novela, como todas, tiene buena pinta. Tanta que hasta salgo yo en la contraportada. Nere y Daniel Arjona están encantadores y Elisabet está pero no me saluda o soy yo el que no la saluda a ella o simplemente puede ser que los dos seamos muy tímidos, aunque no nos recuerdo así.

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Conversación camino de La Realidad, recién salidos del Lozano, donde a Dani y a mí nos han destrozado la adolescencia anunciando su cierre a fin de año- "Ya era hora", ha comentado Dani y yo he puesto cara de "me gustaría quedarme un rato más"-. Un chico que se llama Alejandro nos dice que han prohibido el orgasmo femenino en la televisión británica. La representación del orgasmo femenino, claro está. Pienso inmediatamente en un montón de actrices teniendo que fingir el no-orgasmo, bajo pena de expulsión. Actrices disfrutando como locas, corriéndose a lo salvaje y teniendo que mirar al techo con cara de pan seco, melancólicas, ausentes...

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Por la mañana pongo a Astrud mientras me ducho. Lo que me gusta de Astrud es que se ríen de todo el mundo y lo que me gusta menos es que ese "todo el mundo" probablemente me incluya a mí. Una vez fui a un concierto suyo, con la Chica Portada y Hache. Era 2007, el Summercase, y a la misma hora tocaba Arcade Fire. Yo en realidad no conocía a ninguno de los grupos, así de enorme era mi ignorancia, así que preferí ir con ellas donde ellas dijeran, es decir, no fui a ver a Astrud con la Chica Portada y Hache, fui a ver a Hache y a la Chica Portada mientras Astrud sonaba de fondo.

En algún momento esa decisión me pareció ridícula, un error como otro cualquiera. Hoy me parece que fue un gesto precioso de amistad: renuncio a Arcade Fire por vosotras, hasta ahí llega mi incondicionalidad. No sé si fue entendido así, pero creo que ese era exactamente el mensaje.