jueves, agosto 14, 2014

Más gente inquietante


En el libro de Vázquez Montalbán hay 21 entrevistados, en mayor o menor profundidad. De los 21, han muerto once más el autor. Los que quedan vivos son Xavier Vinader, Ernesto Milá, Miquel Roca Junyent, Carmen Romero, Jesús Quintero, Rodolfo Martín Villa, José Luis Cortina, Julio Anguita, Alfonso Guerra y Bibi Andersen, que ya ni siquiera se llama así, sino Bibiana Fernández. Los diez tienen 30 años más, como es lógico, y no es ninguna perogrullada: el tiempo los ha borrado del mapa tal y como estaban concebidos en el libro.

Alguno resiste, por supuesto, pero de otra manera: Anguita dejó de ser alcalde de Córdoba, coqueteó con el sorpasso y aún aparece de vez en cuando como referente de la nueva vieja izquierda. Lo mismo pasa con Guerra. Roca se ha convertido en abogado de infantas después de convivir con Pujol en los años de esplendor del 3%.; Martín Villa copa consejos de administración. Quizá Quintero y Fernández hayan sido los que mejor han resistido el tiempo y desde luego el primero es el único al que se le puede seguir reconociendo en la distancia de tres décadas.

Más cosas: solo hay dos mujeres. En un principio te pasa inadvertido pero luego te choca. Solo dos mujeres inquietantes en 1984 para Vázquez Montalbán y una nació hombre. La otra es la esposa del presidente. Extraño universo el del autor y extraño concepto de la inquietud. Obviamente, los 80 eran aún tiempos duros para ver ministras pero había de dónde sacar, eso seguro. Simplemente, el universo femenino no le interesaba para este libro y así lo vamos a dejar, hombre seguramente rodeado de hombres en la universidad, en el partido, en la Boccaccio y en el restaurante. Parte de ello lo solucionaría en "Un polaco en la corte del rey Juan Carlos".

Por cierto, ¿qué habrá sido de ese libro de 1996? Recuerdo su lectura apasionada en mis primeros años de universidad, anguitista convencido de que lo peor que podía sucederle al mundo eran cuatro años más de Felipe González. ¿Qué lectura cabría ahora?, ¿qué retrato de los 90 queda de ahí? El de los 80, por ejemplo, falla en algo tan básico como la cacareada "movida". Ni una triste Alaska, ni un triste Pegamoide. En una de las entrevistas se habla de un grupo llamado "Caca de luxe" (sic), pero el autor no parece conocerlo. En cualquier caso, el grupo ya se había separado varios años antes.

El retrato de los 80 de Vázquez Montalbán es en realidad un retrato de los 70. Como dije en el anterior post, hay algo avejentado en cada perorata, incluso en el propio aspecto del escritor, como si para buscar a gente inquietante hubiera tenido que sacar la agenda de la universidad. Curiosa esa vinculación de lo inquietante con lo pasado, como si la principal obsesión fuera que ese pasado no volviera nunca y a la vez que no se olvidara jamás.

Siguiendo esa lógica, su retrato de los 90 puede ser cualquier cosa -no creo que saque tiempo para recuperar libro y lectura- pero probablemente sea un retrato de los 80. Recuerdo que habla de Loriga, de Mañas y de Benjamín Prado. La generación X, dice, pero lo dice como el que entra en una conferencia de Steve Jobs sin quitarse la boina. Hay algo provinciano en Vázquez Montalbán, una mentalidad provinciana que le impide salir del tópico. Lo curioso es que se convirtiera en un ejemplo del pulso del tiempo, un columnista del día a día.

No pasa nada. El otro día le preguntaron a Pedro Jota Ramírez cuál era el metro que pillaba más cerca de su propio periódico y no tenía ni idea. Llega un momento de la vida de todos nosotros en los que nos quedamos en los 70, los 80 o los 90. Ustedes elijan. Y fuera de eso, más que inquietudes, lo que hay son dioses y bárbaros.