martes, agosto 27, 2013

Christian Garma´s gonna get you



Ayer me tomé una magdalena de Proust, solo que fue todo más cutre, más España 2013. Paso las mañanas y las tardes escribiendo un libro de información de deporte, ya saben, datos, reglas, competiciones, deportes extraños... Como trabajo es bueno y está bien pagado y me gusta, pero requiere tiempo, mucho tiempo y algunas investigaciones de lo más curiosas. No les distraigo más, voy al grano: uno de los temas del lunes eran las traineras: origen de las competiciones de las traineras, Bandera de La Concha, Bandera de Santander, patrones y remeros.

Echando un vistazo al palmarés de la Bandera de La Concha -háganlo alguna vez, es apasionante- me encuentro con que el timonel ganador de 2012 y 2006 es Cristian Garma y ahí es donde empiezo a tragar la magdalena. Cristian Garma. Es una combinación de nombre y apellido suficientemente improbable como para que se repita en la vida de una persona. El caso es que le mando un mensaje por Facebook a Aitana y le explico: estoy escribiendo tal libro, he hecho tal investigación y me he encontrado con Cristian Garma. ¿Es nuestro Cristian Garma?

Lo que nos lleva a quién es nuestro Cristian Garma, o Christian Garma, más bien, como le conocíamos en el Ramiro de Maeztu, promoción de bachillerato 1990-1994, la de mi hermano, un año mayor que yo. Mis primeras fiestas tienen que ver con Christian y su grupo de amigos, que era el grupo de amigos de Vicente, de Juan Ramón, de la propia Aitana... Tardes en su casa de Príncipe de Vergara hablando sobre los San Francisco 49ers, escuchando el "Hey Joe" de Jimi Hendrix y viendo partidos de la liga italiana en una pantalla gigante que había en el salón.

Después, paseo por Alonso Martínez. La primera vez que salí, oficialmente, lo que normalmente se llama "salir" y eso descarta "ir al cine" o similares, porque "salir por Alonso Martínez" era básicamente "emborracharse por Alonso Martínez", solo que yo, a mis 15 años, aún no bebía. El primer bar en el que paramos fue el "Este-o-este". Lo recuerdo perfectamente y creo que es algo muy lógico, porque yo llevaba ya varios meses soñando con salir con los chicos populares, los chicos mayores, fantasear con una vida de instituto que se pareciera a una película estadounidense, una especie de "No puedes comprar mi amor" en versión de Barrio de Salamanca.

No es que yo fuera el mayor pringado del mundo, más bien no era nada. Anodino. Jugaba al baloncesto y tenía un hermano mayor. Me seguía gustando una chica de mi colegio anterior y me empezaba a gustar una chica de mi nuevo colegio. Una chica que, por lo que decía, iba a Morasol por las noches, aunque esto igual sí que lo he olvidado y me estoy equivocando de antro. La aparición de Christian, como la aparición de los demás chicos de 3º, como la invitación sorprendente de mis propios compañeros de clase, fue algo hasta cierto punto deslumbrante. Una vez fuimos al cine, a ver "Sin perdón", creo que al desaparecido Dúplex de la calle General Oraá. Yo llevaba una camisa a cuadros, de leñador, nirvanera. Era una buena camisa, la verdad, y a Christian le gustó y me preguntó dónde la había comprado.

Por supuesto yo no supe contestarle porque la ropa me la compraba mi madre o más bien me la compraba yo pero donde decía mi madre y mi memoria para ese tipo de cosas era y sigue siendo lamentable. Pero me sentí honrado. Me hinché como un pavo, vaya. Y veinte años justos después de aquello, sigo hinchado cuando lo recuerdo, dinámicas de adolescencia. Noches en el Pepe´s y en El Clan y en El Garito, más partidos de fin de semana con equipos que jugaban en La Latina. Conversaciones de cine con su hermano Pablo.

¿Qué había pasado para que el Christian Garma de la Calle Príncipe de Vergara se hubiera transformado en Cristian Garma, el líder de traineras, el ganador de la Bandera de La Concha con la tripulación de Castro y la de Kaiku? Nada. Absolutamente nada. Aitana contestó y me devolvió a la realidad: ese no era nuestro Christian y "como ves, nadie es irrepetible". Efectivamente, nuestro Christian tiene un cargo comercial relacionado con África o eso dice Google, que no miente nunca. No sé si me parece más sensata una evolución de Alonso Martínez a Gabón o de Alonso Martínez a Castro Urdiales. Supongo que las dos están bien pero la segunda daría directamente para una novela.

Así que, bueno, aparco los recuerdos, tarareo la canción con la que le relacioné nada más saber su apellido: "Christian Garma´s gonna get you, gonna knock you right in the face..." y me voy al siguiente punto del libro. Deportes rurales vascos. Bueyes arrastrando piedras, señores talando árboles y manos agrietadas de golpear una pelota contra el frontón. Otras voces, otros ámbitos.