jueves, marzo 07, 2013

Arqueología en Planetario


A la una y pico me encuentro haciendo arqueología de mi mismo en el blog de Hache y arqueología de Hache en mi blog. Una foto suya en un desfile de modelos dentro de un post que titulé "I took a showgirl for my bride". Ella me dice que "eso es aún más elegante" pero no recuerdo a qué se refiere. Lo que caracteriza este último año y medio, quizá dos años, es que no recuerdo casi nada, en general, y eso para un arqueólogo es maravilloso porque todos los campos están llenos de tumbas. Un eterno retorno de cuevas y túmulos.

El olvido, por lo demás, es una terapia excelente, se la recomiendo.

Las madrugadas en Planetario son escasas, normalmente porque las mañanas son eternas y empiezan demasiado pronto sin que acabe de entender exactamente por qué. Mi idea actual de una madrugada en Planetario es la Chica Diploma dormida en mi pecho mientras yo busco coincidencias de Conconi e Induráin en la hemeroteca de El País o de El Mundo Deportivo, o intento recordarme a mí mismo hace cinco años, con un éxito digamos que difuso.

Luego, lo dicho, la mañana, que rara vez llega más tarde de las 9 y que es un compendio de ansiedades porque las horas pasan y pasan y yo sigo delante del ordenador redactando algo o dando alguna clase o corriendo bajo la lluvia porque llego tarde. Por las mañanas las paredes del metro recogen mis mareos, por las noches escucho acúfenos de algo que parece viento. Sonido ambiente incorporado antes de dormir rendido.

Esta mañana en concreto, Aleix Saló ha vuelto a dar señales de vida y a mí me hace mucha ilusión. Yo presumo mucho de Aleix Saló pero en realidad nos hemos visto solo dos veces. Confío mucho en Aleix y supongo que él diría que confío demasiado. Recuerdo aquella fiesta de Mondadori: la Chica Diploma manejándose con su soltura habitual por aquel manantial de egos -el mío, el primero- y los dos hablando con Aleix de cualquier cosa trivial, cualquier cosa que nos divirtiera. Luego, Aleix como loco mirando su Twitter y anunciando desgracias como se anunciaban aviones el 11 de septiembre de 2001 a la distancia adecuada, con esa media sonrisa de la excitación de la tragedia. Lo bello, según Burke. Lo sublime, según Kant.

Volvamos, para acabar, al blog de Hache. En realidad, no es "el blog de Hache" porque ese blog ya no existe y no sé cómo no se me ocurrió hacer una copia de seguridad, una vez que ella no decidió ponerlo a la venta. Yo era por entonces El Chico Escritor y nada me ha hecho más ilusión en la vida porque por entonces yo creo que no era escritor ni para mí mismo, solo para ella. En su blog aparezco casi siempre como una especie de Pepito Grillo que confirma o sanciona sus opiniones. Yo no quería ser Pepito Grillo, es decir, siempre lo he sido, con ella y con todas... pero no quería serlo, eso es obvio. Ser el chico de los jueves por la noche era peor que ser el chico de los domingos por la tarde pero ser Pepito Grillo resultaba de todo punto inadmisible.