jueves, marzo 29, 2012

Mis reflexiones sobre la huelga general del 29M


- El ejercicio de un derecho no se puede analizar en términos de fracaso o de éxito.

- Por eso mismo, es absurdo que los sindicatos intenten cuantificar ese éxito en base a unas cifras ridículas, llegando a decir que el 85% de los trabajadores secundaban el paro.

- Decir eso es, de alguna manera, burlarse del tanto por ciento de trabajadores que sí han hecho huelga y han considerado ese sacrificio necesario.

- Es curioso que un gobierno tan torpe como este no haya repetido la gran torpeza de Cabanillas de 2002 de decir "no hay huelga hoy en España", lo cual, por cierto, tampoco andaba lejos de la realidad, pero era una enorme falta de respeto y una vía de agua innecesaria. Esta vez se han callado y que la gente lo viera.

- Yo lo que he visto -en Madrid- es una normalidad total, en todo tipo de comercios, y también en la construcción, dicho sea de paso. O en lo que queda de la construcción, que es bien poco.

- El consumo energético es un indicador del seguimiento de una huelga. Como la caída es de un ridículo 15% según Politikón, el argumento ha pasado a "es que se han dejado las farolas encendidas para maquillar ese dato". A la hora de saber perder, el español nos sorprende cada día. En cualquier caso, insisto, bastaba con pasearse por la calle: el seguimiento de la huelga hablaba en cada cafetería.

- Todo aquel que haya hecho huelga hoy no necesita mi respeto ni nada de eso. Sería paternalista. Es un derecho, punto. Ponerse a cuestionar si los demás deben ejercer o no sus derechos es ridículo. Lo mismo que los demás se pongan a cuestionar si tú los ejerces.

- No hacer huelga no significa que te guste la política del gobierno ni la reforma laboral. Como decía Loriga, "no todo lo que no es filete son patatas". A mí no me gusta nada. Lo he dicho públicamente varias veces. Ahora bien, no creo que la huelga general sea la solución, ni siquiera un paso adelante y desde luego no cuando es convocada por unos sindicatos que compadrean con PP y PSOE puestos en consejos de administración y subvenciones millonarias.

- Lo que no quiere decir que no haya sindicalistas muy honrados, muy trabajadores y muy convencidos de su tarea, con muchísimos sacrificios. Vuelvo a lo del filete y las patatas. No lo digo por decir: los conozco.

- Si yo no creo en la huelga general como método de presión en una sociedad de servicios es simplemente porque creo que solo perjudica al trabajador y al consumidor, pero al empresario, básicamente, le da igual, salvo al pequeño empresario, que sí la sufre y le puede llevar a la quiebra. Si yo no doy clase, pierdo el dinero, cedo mi derecho a trabajar, que me encanta, privo a mis alumnos de clases que intento que les hagan mejores y piensen por sí mismos... y le ahorro un sueldo a Ana Botella, que ya sabe cómo cuadrar el déficit: restándole el dinero a los trabajadores.

- Lo de la huelga de consumo. Promovida desde Internet. La teoría por la cual dejar que el restaurante de abajo se arruine es bueno, pero gastar electricidad y conexión a la red gritándolo a los cuatro vientos mientras el contador de Telefónica o el de Unión Fenosa sigue subiendo es maravilloso, no deja de sorprenderme.

- Tanto imperativo: "Trabaja por España", titula La Razón. "Lucha por tus derechos", me piden los sindicatos silbato en boca y bandera en mano. Agradecería que dejaran de gritarme y darme órdenes. Unos y otros. Y que me escucharan un poco. Que nos escucháramos en general. Resulta agotador.

miércoles, marzo 28, 2012

Milan 0- Barcelona 0



El ensimismamiento de los aficionados y analistas de Real Madrid y Barcelona hace que pensemos a menudo que cualquier otro equipo es inferior de por sí y que no solo debe ser derrotado sino goleado. Perdemos por completo la perspectiva. Puede que el fútbol italiano no esté pasando por su mejor momento –si quitamos el Mundial de 2006, la Champions del Milan en 2007 y la del Inter en 2010, que no es poco- pero jugar en San Siro contra el campeón del Scudetto, actual líder y en una racha impresionante de victorias no puede ser fácil. Me niego a creer que sea fácil.

Para los que crean que un empate a cero allí sabe a poco permítanme que discrepe: todo lo que sea salir vivo de un campo así me parece bien y que al Barcelona le valga cualquier tipo de victoria en su propio campo, ante su afición y con unas condiciones de césped bien distintas es una excelente noticia para el aficionado culé. Sí, podrían haber ganado 0-7 con cinco goles de Messi, pero esas cosas no suceden a menudo.

El Milan es un excelente equipo. Bajo la excusa constante de su veteranía se esconde una plantilla variada, con muchos recursos, tremendamente competitiva y que te puede sorprender por fuerza –Boateng-, habilidad –Robinho- o magia –Ibrahimovic-. Súmenle a dos centrocampistas como Ambrosini y Seedorf cuya fecha de nacimiento me da igual, siguen entre los mejores del continente, y a una defensa que se entendió a las mil maravillas, sabiendo cuándo doblar y cuándo fiarlo al uno contra uno y la eliminatoria, al menos para mí, era temible de entrada.

Por supuesto, sigue siéndolo, porque un triste empate en Barcelona clasifica a los italianos, pero si el drama llega, tendrá que ser en el Camp Nou, donde es de suponer que el Barça gestionará mejor los espacios. No fue así en San Siro: manejó muy bien la presión, supo ser físico, apenas concedió un par de oportunidades en la primera parte… pero en ataque se mostró incómodo con el balón, sin apenas combinaciones, con confusión entre la filigrana y la conducción excesiva y con un césped que dejaba incluso a los jugadores más técnicos en evidencia.

Guardiola se la jugó con Keita en el once inicial y el partido le dio la razón. El malí estuvo soberbio en una  función que no podía hacer Cesc, un Cesc que, además, pasa por un mal momento de forma. La mejor manera de atacar al Milan era robándole el balón arriba y descolocándolo. En ese sentido, tanto Keita como Busquets estuvieron muy listos y el trabajo de Mascherano y Piqué atrás rozó la perfección. Fallaron los laterales: Puyol se siente terriblemente incómodo en el costado izquierdo y Alves abusa de la cabalgada sin acabar de leer bien el momento de dar el pase.

Si a eso le unimos un gran partido de Xavi, ¿qué falló entonces?

Bueno, fallaron los delanteros, o, más bien, la forma de atacar en estático. O acertaron los defensas, nunca se sabe. Messi lo intentó varias veces pero siempre con tres jugadores italianos encima y turnándose para empujar, agarrar, golpear o incluso tumbar con una patada de kárate como en el caso de Nesta. Es de suponer que en el Camp Nou, el Milan no se podrá permitir una defensa así. El argentino se descentró, sus compañeros dejaron de encontrarle y el Barcelona se hizo previsible.

Con los matices que ponen las lesiones y la habitual dificultad de jugadores formados lejos de La Masía para entender el juego barcelonista en su primera temporada, hay que reconocer que el rendimiento de Alexis es mejorable. Mejorable teniendo en cuenta su precio y sus expectativas. Su problema no es de voluntad, desde luego: en cada partido se deja el alma. Simplemente no acaba de entender el juego a la misma velocidad que sus compañeros y su relación con Messi no acaba de funcionar. Alexis corre y corre pero apenas se para a pensar. La salida de Tello en la segunda parte mejoró al equipo, e incluso Pedro se mostró más participativo.

El otro problema fue Iniesta, en una posición en la que puede jugar pero difícilmente destacar, al menos ante un equipo tan fuerte en defensa: la banda izquierda. Cuando tienes cuatro centrocampistas como Xavi, Iniesta, Cesc y Thiago dejar a uno en el banco ya es complicado pero dejar dos parece una herejía. Si tenemos en cuenta que ninguno es pivote y que Busquets y Keita se vienen alternando en esa posición, el esquema del Barcelona obliga a jugar con tres defensas –opción que apenas funcionó en partidos decisivos a principio de temporada y se ha reservado a momentos puntuales y habitualmente en los partidos de casa- o a descolocar a uno de sus creadores.

Normalmente le toca a Cesc, ya completamente desubicado, y este miércoles le tocó a Iniesta. El manchego estuvo desaparecido y tenso. No supo manejar el balón cuando le llegó y no dispuso de espacio alguno para demostrar su talento, hasta el punto de ser el primer cambio del equipo, no se sabe si por problemas físicos o simplemente porque Guardiola prefirió abrir el campo con dos extremos y mantener a Keita en la presión.

Frente a eso, el Milan opuso mucho coraje, mucho juego físico, bastante inteligencia y poca ambición. Si quieren jugársela en el Camp Nou, insisto, me parece bien. No dejarán de ser un equipo peligroso pero incluso el Inter de Mourinho supo en su momento atacar y meter tres goles que daban un colchón necesario. Viendo el rendimiento del Barça esta temporada en su campo, y aunque muy a principios del año el Milan se encontrara con un empate a dos agónico, ni siquiera intentar una victoria mínima en San Siro puede costarle muy caro al campeón italiano y siete veces campeón de Europa.

La gloria eterna de Marco Pantani



Era uno de tantos italianos locos, criado a los pechos de Claudio Chiappucci en el mítico Carrera de los 80 y 90. En las carreteras, los tifosi pintaban “Gianni, facci sognare”, pero Gianni, el hierático Bugno, el atormentado Bugno, ese italiano con planta de suizo, solo podía pensar en cuántos Tours más se le escaparían. Era la hora del relevo. Berzin llevaba la “maglia rosa” y Miguel Induráin se retorcía en el Mortirolo y Santa Cristina mientras Marco, el desconocido Marco, volaba camino de Aprica para su primera gran victoria, la que le llevaría al pódium final en aquel Giro del 94, un escalador enjuto, con una coronilla impropia de un veinteañero, las orejas sobresaliendo como un Boris Karloff moderno, bailando sobre la bici y dejando atrás al viejo barbudo del tridente y la capa de diablo.

Empezaba el mito Pantani, confirmado después en el Tour, tercero tras el propio Induráin y el fugaz Piotr Ugrumov, continuado en 1995, otro año espléndido: dos etapas en Francia, incluida Alpe D´Huez, una medalla de bronce en aquel Mundial de Colombia en el que Olano demarró y Miguelón se quedó mirando a Pantani y a Giannetti con un gesto de “el que me cabree, todavía se va calentito a la cama”. Las lesiones de 1996, que no acabaron con él sino que le hicieron más fuerte, más calvo, más kamikaze… En 1997, otras dos etapas del Tour de Ullrich y una nueva plaza en el pódium. ¿Qué hubiera sido del palmarés de Marco si se hubiera tomado medianamente en serio la contrarreloj?

Solo que Marco no pretendía ser serio. Marco pasaba de ser “Il Elefantino” para empezar a ser “Il Pirata”, pañuelo atado a la calva, demarraje improvisado en el primer repecho a la vista. Una especie de Bahamontes transalpino. Marco, en Montecampione, intentando dejar de rueda a Pavel Tonkov, el zar del Mapei, el máximo favorito, el año en el que por fin la general era algo más que un sueño. Marco demarrando y Pavel enganchado a la rueda hasta que de repente se despega diez metros, luego veinte, luego cincuenta y ya la gravedad hace el resto… Pantani hacia su primer Giro, el primero de muchos, apenas 28 años, la mejor edad para un ciclista. Un Giro, además, defendido con uñas y dientes en la última contrarreloj, la que llevaba a Lugano, el paso previo a la coronación en Milán…

Y sin descanso apenas, entre celebración y celebración en Cesenático, de nuevo los Alpes, de nuevo el Tour. Pantani cayéndose y rindiéndose al dominio arrollador del jovencísimo Jan Ullrich hasta que de repente un ataque de rabia le obliga a demarrar en el Galibier, una tarde de perros, la lluvia y la niebla ocultando a los corredores, los comentaristas intentando entender qué demonios estaba pasando ahí, Marcos Serrano tirando de Escartín rumbo a Les Deux Alpes y Marco sumando minutos ante un Ullrich hinchado, descompuesto, el equipo esparcido por las montañas de la frontera suiza.

Pantani, el ídolo del pueblo. Pantani, el hombre espectáculo. Todos soñábamos con manejar una bicicleta como la manejaba él, siempre de pie, siempre moviendo desarrollo, siempre bailando como bailaría después Armstrong, como bailaría Contador… Veíamos una cuesta y nos creíamos Marco y luego el ácido láctico nos ponía en nuestro sitio. Pantani, campeón del Tour 1998. No estaba nada mal para un escalador al que los expertos solo colocaban como animador puntual. Por fin un escalador, el primero desde Perico Delgado en 1988, un nuevo motivo para esquivar la siesta en años de resaca para el ciclismo español.

Y entonces llegó 1999. El año de la consagración definitiva. Ullrich estaba gordo, fuera de forma, la rodilla pagando el sobre-esfuerzo. Pantani eligió el Giro de Italia para exhibirse de nuevo: una etapa, dos etapas, tres etapas, cuatro etapas… Oropa, Gran Sasso, Pampeago, Campiglio… casi diez minutos de ventaja sobre el siempre escondido Ivan Gotti cuando en la penúltima etapa, justo antes de empezar la penúltima etapa, a dos días de la gloria eterna, salta el hematocrito, el maldito hematocrito. ¿Cómo es posible que usara EPO un hombre que iba a ganar el Giro con una ventaja insultante, dispuesto a humillar de nuevo a sus rivales en Aprica, donde hiciera hincar la rodilla a Induráin cinco años atrás?

Y sin embargo, la sanción. Imposible correr con ese hematocrito por encima del 50%. Imposible tomar siquiera la salida: las cámaras buscando la imagen de un Pantani abatido, destrozado, apelando a oscuras conspiraciones como hacen todos los campeones descabalgados. Era el hombre destinado a la doble gloria: a la del triunfo y a la del cariño del público. Pocas veces ambas cosas se conjugan. Pantani era el anti-hombre Tour: delgado, pequeño, poco calculador. Representaba lo que todos buscábamos en un ciclista, representaba lo que todos imaginábamos cuando éramos niños y comprábamos aquellas tiras de fotos de Iñaki Gastón o Peio Ruiz Cabestany para ponerlas en nuestras chapas torcidas.
No pudo ser. El maldito “no pudo ser”.

La UCI no le dejó correr el Tour y enfrentarse con el primer Armstrong así que tuvo que esperar a 2000 para reivindicarse de nuevo: dos etapas de montaña, una de ellas, “cortesía” del americano, en un gesto que Pantani nunca entendió, que le sentó como una patada en el orgullo. Había ganado demasiado como para aceptar regalitos. No era el segundo plato de nadie. Marco contra el poderoso americano, la promesa de una rivalidad que no se produciría jamás: Pantani no volvió a correr el Tour. El calvo de la Mercatone aparecía y desaparecía y aquello era una canción de Kiko Veneno: “En un Mercedes blanco llegó, de lunares el pañuelo”.

La soledad y la rabia. Pantani, a sus 33 años, corrió un último Giro de Italia en 2003 y lo acabó en decimoctava posición. El otro “maldito” del ciclismo mundial, el enorme “ChavaJiménez moría ese año en extrañas circunstancias y la miradas se centraban en Marco, en el niño Marco, sus depresiones, sus conspiraciones, su lucha contra el mundo. Marco en un hotel de Rímini, los pastilleros vacíos por los cajones, el corazón parado, estático, lleno aún de la cocaína que llegaba por las venas. La noticia con retardo y los rumores. No, no fue un suicidio. O quizá, sí. La autodestrucción no entiende de matices.
Pantani fue el ciclista “grunge”, el hombre que debió de haber corrido con camisa de leñador. Era nuestro ídolo, sin más. Nadie aceptó que pudiera ser un tramposo y desde luego él nunca soportó que se le tratara como tal. Era diferente, eso era todo. En la victoria y en la derrota. Un chico triste y solitario, como tantos de nosotros. Ese era su encanto: ser diferente y, a la vez, ser exactamente igual que cualquier aficionado.



Artículo publicado originalmente en la revista JotDown, dentro de la sección "No pudo ser"

martes, marzo 27, 2012

En sus sueños


La primera reacción al despertarte es de una cierta vergüenza y a la vez alivio. El sueño recuerda los días en los que tu abuela ya había muerto y tu casa ya no era tu casa sino la de otro y aun así tú entrabas con tus llaves y no encontrabas nada nuevo: los muebles exactamente como estaban, incluso tus viejos libros, tu televisión, tu vídeo, la cama donde dormiste 20 o 25 años, el espejo de la entrada, los cajones del armario... y decidías tentar a la suerte y quedarte ahí una noche más, quizá la última noche, sorprendido de que ahí no apareciera nadie, de que los nuevos dueños no hubieran dejado huella alguna en su asalto al Palacio de Invierno.

Sientes el alivio del fugitivo pero pronto te das cuenta de que eso nunca sucedió, que nunca volviste a la casa, que siempre venciste la tentación de subir los tres pisos y entrar, aprovechando que el cartel de "Se alquila" seguía en la ventana. El temor a encontrarte una casa muerta, encontrarte tu infancia, tu adolescencia, tu juventud muertas y desparramadas por el suelo y quizás el fantasma desubicado de tu propia abuela saliendo y entrando de su habitación ya desierta, cables de antena entrando y saliendo por las ventanas, solo eso, solo eso.

Así que el sueño en realidad recuerda los días en los que soñabas con entrar de nuevo en tu casa. El alivio recuerda el alivio de saberse a salvo, la cara asustada de tu abuela -muerta, siempre muerta, recuerden- mientras tú le repetías: "No pasa nada, todo va a ir bien, no tienes que hacer nada más aquí, no te preocupes, puedes irte tranquila" y le decías que la querías, porque eso lo sigues haciendo, porque cada semana, aunque ya vaya la cosa para cinco años, tarde o temprano tu abuela aparece en el sueño, vete a saber por qué o en qué contexto, al principio la incredulidad era suya, ahora la incredulidad es tuya: ¿Cómo es posible que tu abuela muriera, en qué momento sucedió, por qué nadie te dijo nada?... tú le dices que la quieres y la sensación, en el sueño, en la vigilia y en la ducha, es de "por si acaso".

Sí, le dices que la quieres "por si acaso", por si es verdad que de alguna manera ella está allí y porque la quieres, claro, porque quizá le dijiste pocas veces que la querías. Estas cosas pasan, especialmente conforme pasan los años y los recuerdos ni siquiera son sueños sino sueños que recuerdan otros sueños, y tiendes a culpabilizarte: podrías haberlo hecho mejor, podrías haberlo hecho mejor. Así que, bueno, se lo dices y la abrazas y te despides de nuevo aunque sabes que esto sí que es absurdo, porque si te despediste de verdad en su momento -no lo recuerdas, esto es triste, pero es verdad: no lo recuerdas, puede que en algún momento entre la Princesa y el Santa Cristina, entre Valencia y San Sebastián, entre la infección y el coma; puede, pero no lo recuerdas- ya no habrá manera de despedirse de nuevo... y si cada una de estas despedidas tiene algún sentido -volvemos al "por si acaso"-, entonces, qué demonios, la semana que viene nos volveremos a ver, eso está claro.

lunes, marzo 26, 2012

Noche negra para el PP y UPyD



Que la acción de Gobierno desgasta está claro. Ahora bien, que desgaste de esta manera en apenas cinco meses es muy preocupante para el PP. Ni Asturias ni Andalucía. En el Principado, el partido de Mariano Rajoy ni siquiera consigue la segunda posición, superado de nuevo por el “demonio” Cascos. Si los egos se dejaran a un lado, ambos partidos podrían formar un gobierno de centro-derecha. Conociendo cómo funcionan los partidos y en especial el popular asturiano, no hay que descartar que al final sea el PSOE, con el apoyo de IU, el que gobierne, todo para, probablemente, tener que convocar otras elecciones en unos meses y así sucesivamente.

Aunque en Asturias el resultado para el PP sea malo, con un crecimiento de solo un 1,5% pese a la caída de casi cinco puntos del Foro, el de Andalucía supera cualquier previsión negativa. Todas las encuestas dejaban a Arenas al borde de la mayoría absoluta y al final  ha sufrido incluso para ganar las elecciones: su ventaja de nueve puntos en las Generales ha desaparecido por completo, ganando el voto popular por escasas décimas y subiendo apenas dos puntos desde 2008.

Los resultados de Sevilla, donde el PP pierde incluso en la capital, son desastrosos. Ahí se le ha podido ir el triunfo junto a la tradicional falta de implantación en el ámbito rural.

Y es que, salvo Sevilla, donde más ha sufrido hasta el último momento, el PP ha ganado con cierta holgura en todas las capitales andaluzas… pero no ha sido suficiente. No se puede decir que los votantes de izquierdas hayan acudido en masa a votar porque la participación se ha quedado en un 62%, más de 10 puntos por debajo de 2008, así que la única justificación posible es la desidia del votante propio. Arenas no ha conseguido quitar los estigmas del PP en las pequeñas poblaciones y básicamente ese era lo único que tenía que hacer en la campaña.

¿Quién ha salido ganando? Por un lado, el PSOE, eso está claro: su victoria en Asturias le deja a la espera del gobierno autonómico y en Andalucía tendrá que pactar con IU para revalidar otros cuatro años al frente de la Junta de Andalucía. En esta legislatura, Griñán se deja 10 puntos porcentuales y más de medio millón de votos… pero le basta. Ni los escándalos del PER ni los ERE parecen poder con la hegemonía socialista en Andalucía, que va ya para los 35 años de gobierno ininterrumpido.

Por otro lado, el gran vencedor es IU, eso es innegable: todos los cálculos del PSOE andaluz dependen de la complicidad de los de Cayo Lara. En sus manos está sacar pingües beneficios, como una ley electoral más justa, por ejemplo. Veremos si se atreven o se limitan a dar los votos y que sea lo que Dios quiera. Su crecimiento es arrollador: casi un 4% en Asturias y hasta un 4,5% en Andalucía. Se confirma así como tercera opción nacional a costa de otro de los grandes derrotados de la noche.

Y es que, en medio de la crisis de los dos grandes partidos y con una participación bajísima, uno podía esperar mejores resultados de UPyD. El partido de Rosa Díez entra con un solo parlamentario en Asturias y probablemente sea un resultado intrascendente, subiendo un 1,3% en voto popular. En Andalucía, no hubo escaño ni por Sevilla ni por Málaga ni por Almería. Un pequeño desastre. De acuerdo: sube del 0,7% al 3,4% y supera al Partido Andalucista pero la victoria es pírrica.

Si UPyD se quiere consolidar a nivel nacional, obviamente algo más tiene que hacer. Su  mensaje, incluso en la peor situación política para PP y PSOE, no acaba de calar más allá de Madrid y algunas zonas muy concretas como Valencia o Vitoria. Este resultado debería dar qué pensar en la calle Cedaceros, aunque solo sea porque les obliga a otros cuatro años fuera de los medios institucionales en Andalucía.

Artículo publicado originalmente en el diario El Imparcial, dentro de la sección "La zona sucia".

domingo, marzo 25, 2012

Sondeos, israelitas y resultados elecciones Andalucía y Asturias





22.08 Disculpen la ausencia, pero nada ha cambiado: el PP gana también Sevilla para capital pero no sirve para nada. Gana también el voto popular en el total de Andalucía y tiene más escaños que nadie, pero no gobernará... Lo único que tenía que hacer Arenas en la campaña era movillizar su voto rural y no lo ha hecho. Ni siquiera se puede decir que los votos hayan llovido para la izquierda porque la participación baja casi un 11%. En breve, resumen en El Imparcial, ya pondré el enlace aquí.

21.42 Con el 75% escrutado en Andalucía, el PP gana las elecciones con 50 escaños por 47 del PSOE y 12 de IU. Solo un milagro puede salvar a Arenas, que sube apenas un 1,06% y pierde de momento el voto popular.

21.40 Lo de Asturias depende solamente de un escaño entre Cascos e IU. Si se lo lleva Cascos, podría gobernar con el apoyo del PP. Si se lo lleva IU, habría un empate entre izquierda y derecha a la espera de la decisión de UPyD. Lo del PP, en serio, es dramático, tres escaños menos que su bestia negra al segundo intento.

21.38 El PP gana holgadamente en todas las capitales de provincia menos Sevilla, donde el ayuntamiento es popular pero el PSOE gana con mucha ventaja. La diferencia voto rural/voto urbano se ve en esta elección más que nunca. Nadie contó con eso, se ve.

21.35 Al 65%, el PSOE sigue ganando las elecciones en Andalucía, con 49 escaños, por 48 del PP y 12 de IU. No veo cómo puede cambiar esto, los resultados por provincias no vaticinan grandes cambios: puede que Arenas gane las elecciones pero desde luego no va a gobernar la comunidad autónoma.

21.31 De momento, UPyD sube apenas un 1,3% en Asturias -aunque consigue un escaño- y un 2,7% en Andalucía, pero sin representación. Con la que está cayendo, los resultados son muy pobres, no hay que negarlo. Solo un escaño sorpresa en Andalucía salvaría la noche.

21.27 Cambio importante en Asturias, en la circunscripción centro: Cascos le quita un escaño a IU y deja la cosa en PSOE 16, FAC 13, PP 10, IU 5, UPyD 1. Cascos y el PP podrían gobernar de nuevo, veremos si esta vez quieren o no.

21.25 Resumiendo todo lo anterior: al 53% escrutado, PSOE 50, PP 48, IU 11.

21.21 Por provincias: en Sevilla, la ventaja del PSOE es 10-6, más de 17 puntos, con 2 para IU. En Málaga, PP 8, PSOE 7, IU 2, sin opciones para UPyD, parece. En Jaén gana el PSOE pero con mismos escaños que el PP: 5, con uno para IU. En Huelva la ventaja para el PSOE es de 10 puntos, 6 escaños por 4 PP y 1 IU. En Granada, también gana el PSOE, empatado a 6 con PP, y 1 para IU. En Córdoba, al 50% escrutado, PSOE 6, PP 5, IU 1. En Cádiz gana por los pelos el PP (7 escaños), uno más que PSOE. IU se lleva 2. PA, con el 5% de los votos, podría entrar. En Almería, PP 7, PSOE 5, el resto no rasca y no hay margen para más ventaja PP.

21.17 En Asturias, los partidos de izquierda suben casi un 8% con ya por el 60% escrutado. Aun así, juntos, siguen sin tener la mayoría absoluta. En Andalucía, pierden un 3% pero ganan un escaño, y ya estamos por el 40%, casi.

21.13 Casi el 35% escrutado en Andalucía y sigue ganando cómodamente el PSOE, con 52 escaños, por 46 del PP y 11 de IU. Lo que está claro es que como futurólogo soy un puto desastre...

21.11 Asturias: sin visos de cambio: UPyD consolida su escaño, que puede ser decisivo ante el empate entre izquierdas y derechas. Por lo demás, muy malos resultados provisionales de la formación de Rosa Díez.

21.09 Ojo a la que se está armando en Andalucía, que el voto urbano está entrando casi a la vez que el rural y sigue ganando el PSOE! PSOE 54, PP 45, IU 10... al 23,15%. El PP remontará, pero, ¿tanto como para conseguir la mayoría absoluta? No tiene pinta. Esperemos.


21.05 Por lo que veo, UPyD podría conseguir un escaño en Málaga y PA otro en Cádiz, dependerá de pocos votos... Al 36%, en Asturias todo sigue igual que antes: PSOE 16, FAC 12, PP 10, IU 7, UPyD 1. Estos resultados serían un desastre para el PP, tercera fuerza política y superado de nuevo por Cascos.

21.00 Primeros datos de Andalucía, muy sorprendentes: al 15%, mayoría absoluta para... ¡el PSOE! 55 escaños por 43 del PP y 11 de IU. Obviamente, la cosa no acabará así, pero estos recuentos siempre son extraños y absurdos.

20.53 Seguimos sin resultados de Andalucía, por un asunto en un colegio de Cádiz. En fin. En Asturias, por primera vez, PP + FAC suman los mismos escaños que PSOE + IU, 22. UPyD se quedaría el restante, con el 3,1% de los votos.

20.51 Al 13%, UPyD entra por primera vez en el parlamento asturiano. Resultados provisionales: PSOE 16, FAC 11, PP 10, IU 7, UPyD 1

20.38 Con casi el 3%, todo cambia: PSOE 16, FAC 11, PP 10, IU 8. Aquí la clave es si PSOE + IU llegan o no a los 23 escaños. De momento, la clave está en la circunscripción "centro", en la que el PSOE se lleva 12 escaños e IU sus 8. Obviamente, es muy poco representativo. Al 7%, todo más o menos igual: PSOE 17, FAC 11, PP 10, IU 7.

20.35 ¡Empieza el baile de resultados en Asturias! Obviamente, el porcentaje es tan absurdo que no marca tendencia, pero a falta de noticias... con el 1% de los votos escrutados: FAC 14, PSOE 13, PP 10, IU 8. Pueden seguir el recuento en directo aquí.

20.21 En cuanto empiece el recuento, empiezo a contarles. De entrada, los resultados del PSOE me parecen un tanto sobrevalorados. La duda es si esa bajada que yo le atribuyo irá a sus rivales del PP o a sus supuestos aliados de IU. También me extraña que el votante de UPyD o PA no se haya mantenido fiel y de esa manera, con la bajada en participación con respecto a 2008, cuando sus resultados fueron muy decepcionantes, no tengan una subida importante. ¿Tanta como para tener representación? Está por ver. Yo diría que en Almería, Málaga y Sevilla, UPyD debería tener opciones, pero son solo intuiciones, no datos ni mucho menos deseos.

20.01 Resultados del sondeo de Ipsos para Canal Sur: PP 52-55, PSOE 45-48, IU 8-10. Sin escaños para  PA ni para UPyD. Los resultados del PSOE me parecen poco verosímiles. Viendo esta israelita, yo me atrevo con esta predicción: PP 54-56, PSOE 43-44, IU 10-12, UPyD 1-3, PA 0-1


De Asturias, desgraciadamente, no hay noticia alguna ni sondeo encargado. La crisis, amigos.

19.40 El último "scoop" de Pedro Jota habla de 54-55 escaños para el PP y 0 para PA y UPyD. Yo insisto en que se equivoca, pero me baso solo en mi intuición.

18.15 Analizando por provincias en Andalucía: Almería -feudo del PP- pierde casi un 15% de participación, Cádiz -feudo del PSOE- cae un 14%. Por ahí, las cosas están igualadas a desencanto. Málaga -de orientación variable-también cede un 15%. Ahí, podría conseguir UPyD un escaño, o eso tienen ellos en mente. Las que menos siguen siendo Jaén -aun perdiendo un 9%- y Córdoba -en torno a un 10,5%-. Ambas provincias suelen ser marcadamente de izquierdas, pero eso no es decir mucho con los antecedentes electorales de Andalucía...


18.12 Segundos avances de participación, los de las 6. No sé si la tendencia es como en las generales a ir aumentando ligeramente conforme avanzan los minutos, pero ahora mismo sería de un 47% en Andalucía, frente al 59,5% de hace cuatro años -sigue la sangría pero se estabiliza, al menos- y de un 42,5% en Asturias frente al 51,3% de mayo de 2011.

En ambos casos siguen siendo bajadas notables y yo sigo pensando que benefician a los partidos pequeños porque entiendo que los que se han quedado en casa son los votantes desencantados de los grandes partidos. ¿Puedo equivocarme? Por supuesto, no se ceben.

17.40 Tengo algunas fuentes directas pero la mayoría, no voy a fardar, son indirectas, vía ese cajón de sastre, que es Twitter. Tómense estos datos, por tanto, con toda la precaución posible. Según las israelitas de Juventudes Andalucistas, los resultados en esa comunidad serían: PP 53-56, PSOE 41-44, IU-LV 6-8, UPyD 1-3, PA 1-2. La mayoría absoluta está en 55 escaños, recuerden.

Más datos: Pedro Jota Ramírez, insigne filtrador, da dos muy distintos: según una fuente anónima -¿Ipsos Consulting?- el PP conseguiría entre 57 y 58 escaños, según Canal Sur, entre 54 y 55, justo al borde. Insisto, no tenemos datos de los demás y eso es clave: si el PP consigue 54, pero UPyD consigue 2 y esos dos diputados se abstienen, el PP tiene la mayoría suficiente para gobernar. No convendría simplificarlo todo a una cifra, pero, ¿qué se puede esperar del periodismo a estas alturas?

17.27 ¿Y qué hay de Asturias? Una lógica decepción ante la falta de expectativas. Todo apunta de nuevo a un triple empate y así seguirán hasta que decidan respetarse y pactar entre sí. Si PP y PSOE consideran que Cascos es nocivo para la región, bien, que gobiernen entre ellos o apoyen al más votado de los dos, como se hace en el País Vasco. Si eso no es posible -hablo por hablar, sé que eso no es posible-, bueno, que gobierne el más votado de los tres, pero con un margen. O que se dejen de rencillas personales y odios ideológicos e intenten sacar el principado adelante de la mejor forma posible. Ese debería ser su trabajo.

A las dos, la caída en participación es de un 8,39% con respecto a las elecciones de mayo es decir, apenas un 26,60%. Ya digo, yo lo puedo entender perfectamente. Si fuera asturiano me sentiría en un callejón sin salida del que probablemente salgan mejor airosos las cuartas y quintas opciones como, de nuevo, IU y UPyD. Suelo equivocarme mucho, pero preveo una buena noche para ambas formaciones en las dos comunidades en litigio.


17.24 Día decisivo en Andalucía que se recibe al parecer con una apatía comprensible: los dos grandes partidos han aburrido tanto a sus votantes, les han hecho tragar tantos sapos en diez meses de incontables procesos electorales, que es comprensible una cierta desmovilización. Incluso deseable, diría. La duda, como siempre, es a quién puede perjudicar y a quién puede beneficiar esta supuesta apatía. A las dos de la tarde, el número de votantes baja desde el 39% al 29% de 2008. Por supuesto, una de las razones es la no coincidencia con las elecciones generales, una tradición en Andalucía desde 1996, pero tal bajada no se puede explicar solo por una cuestión de tal día o tal otro. Veremos si se confirma a lo largo del día.

Y es que lo que se juega no es poco: desde la llegada de las Autonomías, Andalucía es la única que siempre ha estado gobernada por un mismo partido: el PSOE. Incluso Galicia o Castilla-León, feudos del centro-derecha, han tenido fugaces gobiernos de izquierda, pero Andalucía se ha mostrado siempre refractaria a los intentos de los Javier Arenas, Teófila Martínez y compañía. Todos los sondeos apuntan esta vez a una mayoría absoluta más o menos clara del PP. Incluso en caso de no conseguirla habría que ver qué resultados obtienen UPyD y PA para saber si el número de escaños de los de Arenas iguala o supera los de PSOE e IU juntos.

Con un nivel tan bajo de participación, es de suponer que los partidos minoritarios deberían aprovecharse: con menos votos consiguen más porcentaje y más posibilidades de escaño. Por provincias, las que más bajan en participación son Cádiz y Málaga, mientras las que menos sufren la caída son Jaén y Córdoba, superando en ambos casos por los pelos el 30%. Queda mucha tarde y los avances de las seis nos sacarán de dudas. De momento, el palo de los ciudadanos a sus políticos está siendo de escándalo.

Mallorca 0-Barcelona 2


Lleve donde lleve este intento de remontada blaugrana -probablemente, sigo pensando, no será al título de liga- lo que queda claro es que esta temporada será muy valiosa para el club y sus jugadores. Ha sido una temporada a contrapié, con multitud de problemas deportivos y extradeportivos y con la tentación constante de dejarse ir, de abandonarse ante la superioridad del Real Madrid; una tentación que, años atrás, habría sido demasiado poderosa: discotecas en Castelldefells y agentes movedizos.

Sin embargo, no ha sido el caso y ya podemos decir que el Barça va a cumplir su primer objetivo: obligar al Madrid a luchar hasta el último partido e impedirle centrarse en la Champions. Eso ya es suficiente viendo la situación después del partido de Pamplona. Sin necesidad de entrar en cuentas de la lechera, a nadie se le escapa que el Barcelona llega al final de temporada con posibilidades de ganar el título por una simple cuestión de supervivencia. Que el Madrid se esté manejando tan mal en esas situaciones, con tal nivel de crispación como en Villarreal, puede invitar al optimismo culé. Lo cierto, sin embargo, es que de 29 partidos, el Madrid ha perdido 2... los mismos que tendría que perder en los últimos nueve para que el Barcelona tuviera opciones de revalidar título.

El reto es inmenso porque no solo depende del fallo ajeno sino que obliga al éxito constante. Son cuatro años bajo esa presión y tanto cabeza como piernas necesitan oxigenarse de vez en cuando. Me sigue sorprendiendo ver a Messi o a Pedro o a Alexis, incluso el propio Busquets, omnipresente en Mallorca, persiguiendo el balón como posesos hasta recuperarlo, multiplicarse en el campo para que la expulsión de Thiago no se notara. Cuando a uno le expulsan a un jugador, incluso cuando queda más de media hora de partido e incluso cuando la segunda tarjeta ha sido injusta, tienes dos opciones: llamar "hijo de puta" y "ladrón" al árbitro y no hablar con nadie durante una semana o aceptarlo y luchar.

Afortunadamente, el Barcelona eligió la segunda: luchó y ganó.

Todo volvió a girar en torno a Messi, más aún con Xavi en el banquillo, reservado para Milán -no lo olvidemos, el gran objetivo del Barcelona ahora mismo, más allá de quimeras-. El argentino estuvo en todas, como siempre, ayudado de un Alexis que necesita leer mejor los partidos pero se acerca a su mejor momento físico. A los pocos minutos, Leo ya pudo abrir el marcador pero Aouate le leyó la vaselina y supo mantener el cuerpo erguido. Todo el acierto del portero israelí en esa jugada se vino abajo en la siguiente: una falta lateral que botó Messi y que fue botando tranquilamente por el área hasta acabar en las redes ante la pasividad absoluta de defensas y portero.

Parece que las repeticiones dejan claro que el gol fue del argentino, aunque Alexis estuvo a punto de desviar el balón en un movimiento de cabeza confuso. Es el 35º gol en liga para Leo, su record personal, y el 55º en la temporada, el record para cualquier jugador de la historia de la liga española. Su duelo con Cristiano Ronaldo por la Bota de Oro promete llevarles a cifras estratosféricas. Lástima que los demás equipos -y sus aficionados- solo puedan mirar y, como mucho, elegir bando.

El resto del partido fue un suplicio para el Barça ante el arrojo del Mallorca de Caparrós, un Mallorca crecido, lejos del descenso, y que se podía permitir dar una alegría a sus aficionados. Con muchas dificultades para mover el balón, siquiera controlarlo en condiciones, el Barcelona se abonó curiosamente al contraataque, más aún tras la expulsión de Thiago y la consiguiente entrada de Montoya por Cesc, algo desaparecido de nuevo, poco acostumbrado, quizás, a la exigencia de una temporada tan larga como la del Barcelona.

La expulsión, como dije más atrás, fue injusta: el jugador se lleva el balón entre el pecho y el hombro, pero esas cosas pueden pasar: el árbitro puede ver mal la jugada, puede interpretar que acompaña con el antebrazo... eso es el fútbol. Una sucesión de aciertos y errores. De cómo reaccionas ante los errores propios y ajenos depende tu destino en una competición y el Barcelona lo hizo reforzando su traje de obrero, un traje al que se ha visto acostumbrado muchas veces este año y le vendrá muy bien guardar para el futuro. Desbordado frecuentemente por las bandas, los azulgrana fiaron el balón a Busquets e Iniesta y su habilidad para encontrar a Messi, mientras Pedro y Alexis corrían de un lado a otro. Si en vez de correr tanto hubieran jugado con más cabeza se habrían encontrado con algún mano a mano de más y algún fuera de juego de menos.

Aun con el 0-1 y la clara mentalidad de aguante, el segundo gol del Barcelona resulta sorprendente: tras un corner, el balón le llega a Puyol en la posición de extremo. Su pase a Messi acaba en tiro del argentino al poste, casi sin ángulo. El rechace podría ir dentro, pero sale despedido hacia fuera... donde espera Piqué para remachar a la red. Un gol de ventaja, un jugador menos... y Puyol y Piqué metidos en el área contraria. Eso es el Barcelona. Quizá no sea lo más inteligente del mundo, pero hace que los jugadores crean en un proyecto. Un proyecto que ahora mismo pasa por Milán más que por Madrid, pero que se consolida en el sufrimiento más que en la exhibición.

viernes, marzo 23, 2012

Julio Camba - Mis páginas mejores


A los rezagados no nos queda más remedio que ponernos al día aceleradamente en lo que a Julio Camba se refiere: una de esas figuras intelectuales de entreguerras alejadas de la reivindicación fanática, el destino del pontevedrés no podía ser otro que el de quedar como autor "de culto" y tan claro lo veía él mismo que hay en sus columnas el guiño al entusiasta y la risa interior del que sabe sus límites mejor que nadie. "Mis columnas mejores" es un buen acercamiento a su obra, aunque la selección -hecha por el propio Camba y respetada por Pepitas de Calabaza- dé la sensación de que esconde aún páginas mejores en archivos por explorar.

Camba es uno de esos autores que esquiva el golpe con el sarcasmo. Bajo la apariencia de quien no se toma demasiado en serio y se dedica a vivir en una cierta excentricidad, queda el dardo preciso en la palabra. Sus reflexiones sobre los americanos son particularmente brillantes, más aún en unos tiempos en los que su imperio sobre el resto del mundo solo estaba fraguándose y parecía que Inglaterra, Francia y Alemania aún estarían llamados a ostentar la supremacía global durante décadas y décadas. Hay en Camba una continua pose de "naturalidad" que no puede ser tal si atendemos a la profundidad de su razonamiento. Una huida constante de la etiqueta, el principal enemigo del pensador español, aun a costa de perder partidarios y protagonismos.

En cualquier caso, cuando Ortega dice de ti que eres "la más pura y elegante inteligencia de España" realmente ya no tienes mucho más que ganar.

Con su aire de "yo solo pasaba por aquí", Camba lleva a la práctica lo que Ortega recrea en la teoría. El individuo en su circunstancia. El individuo frente a la sociedad, la nación, la cultura, la tradición... Hay en el personaje de Camba un punto de soledad buscada. Todos sus amigos son circunstanciales y con un punto distante; sus cenas, sus comidas, sus visitas... rara vez encuentran un contertulio más que ocasional y sin embargo consigue que el lector no vea en él a un huraño desencantado, sino la afirmación de una perspectiva. La perspectiva más radical, la del hombre que dialoga consigo mismo.

El único "pero" que uno puede ponerle a la recopilación -aparte de una puntuación algo errática- es el poco espacio dedicado al análisis de España desde la propia España, aunque el país esté siempre presente en sus viajes a Alemania, Inglaterra, Francia, Suiza, Italia o Estados Unidos. Por ejemplo, sus artículos sobre la república son brillantes, de una inteligencia suprema. Destaco tres momentos cumbre que tengo que compartir con ustedes porque lo bueno de Camba es que es como ese amigo o esa novia que todos estamos como locos por presentar a los demás. Empecemos por el concepto de "partido político" y "alternativa" en España, escrito en los años 30 para referirse a las décadas anteriores, las de la Restauración:

"(...) Era el sistema de los partidos turnantes, sistema algo defectuoso quizá, pero que no ha sido mejorado ni superado hasta ahora. Los partidos turnantes eran dos y, aunque ambos tenían el mismo ideario, consistente en apoderarse del Gobierno, se distinguían por la circunstancia material de que mientras el uno estaba arriba muy orondo, al otro no le quedaba más remedio que fastidiarse abajo. Por eso se denominaban con dos títulos, no solo diferentes, sino antagónicos: partido liberal y partido conservador. Cuando los liberales ocupaban los cargos oficiales, se entendía por conservadores a todo los españoles en situación de cesantía, y, viceversa, cuando los destinos del Estado eran desempeñados por los conservadores, decir un liberal equivalía a decir un hombre sin dos reales".

Léase su adelanto del periodismo contemporáneo:

"(...) El propietario (del diario) aceptó y durante varias semanas, en vez de suprimir, le añadíamos un cero a toda cifra de muertos. Fue un éxito formidable. Las otras empresas se volvían locas pensando en qué procedimiento serían los nuestros para obtener unas informaciones tan completas. Llegamos hasta a matar a muchos heridos en riñas de los alrededores de Madrid, heridos que los otros periódicos dejaban simplemente moribundos. Luego decidimos que este esfuerzo gigantesco estaba muy mal retribuido y lo abandonamos"

Y, por último, un certero análisis de lo que en España se entiende y se glorifica como "revolución":

"(...) Fui pensando en la extraña psicología de aquel hombre, buen republicano al parecer, que no sentía el menor deseo de sustituir con otras mejores las pésimas máquinas de nuestros trenes, pero que quería a toda costa ponerles unos nombres nuevos. Aquel hombre había votado, sin duda alguna, a favor del cambio de régimen y se daba por enteramente satisfecho con que este cambio quedase consignado en los nombres de las cosas... Sí, señores. La cosa me parecía increíble; pero tuve que irme convenciendo de que son legión los republicanos que, habiéndose creído durante la Monarquía partidarios e un cambio de régimen, no fueron nunca, en rigor, más que partidarios de un cambio del nombre del régimen".

¡Ah, y si solo fueran los republicanos!

29-M: El derecho a renunciar a tus derechos



No creo que las decisiones económicas de este gobierno vayan por buen camino. No porque sean de este gobierno en particular -que no está nada claro que lo sean- sino porque siguen ese concepto tan vago de “austeridad” que amenaza con cargarse el consumo interno de España y Europa mientras se pagan religiosamente los intereses de las distintas deudas contraídas. Como afirmaba Rosa Díez en el reciente debate parlamentario sobre la revisión del déficit público, es de suponer que hay un plan financiero en la Unión Europea que va más allá de prestar dinero a los bancos al 1% para que ellos compren deuda soberana al 5%.

Tampoco sé hasta qué punto la reforma laboral va a dinamizar el mercado de trabajo. Cuando el presidente sale diciendo: “Sabemos que a corto plazo el paro aumentará y la recesión se acentuará…”, el país tiene un problema muy serio porque “el corto plazo” es ni más ni menos que el quinto y el sexto año de crisis, paro, falta de liquidez, deudas y estancamiento del consumo. Hay en todo esto una desgana acorde a la situación anímica española: da la sensación de que el Gobierno ha hecho una reforma laboral por hacer algo y los sindicatos le han convocado una huelga general porque no quedaba más remedio.

Que el negativismo se ha apoderado de los españoles es obvio, creo que todos lo podemos reconocer en nuestro entorno más cercano. Un buen amigo lo resumía perfectamente: “El problema no es el dinero. Yo podría tener un millón de euros, pero, ¿qué hago en España con un millón de euros más que perderlo?” Esa es la sensación: que no hay escapatoria, que no hay futuro, que no hay medio-largo plazo ni esperanzas, solo mantras insistentes como “generar confianza”, “no gastar lo que no se ingresa” y “todos hemos vivido por encima de nuestras posibilidades” que pretenden abortar cualquier atisbo de protesta sensata.

¿Es la huelga general una solución a este problema? A mí las huelgas generales no me parecen una solución para casi nada. Hoy en día, una huelga general no se hace contra los empresarios, sino contra los consumidores. En una sociedad de servicios como la nuestra, esto es así. La huelga es un sacrificio, por supuesto, pero pierde un poco de sentido cuando el sacrificio lo hacemos perjudicando a los que ya se sacrifican a diario, mientras los que han recortado salarios y puestos de trabajo se ahorran ese día de sueldo.

Hay algo que no me cuadra en el ejercicio del derecho a huelga y es que supone la renuncia a todos los demás derechos, es decir, ese día, para ejercer mi derecho a protestar contra una medida laboral, decido renunciar a mi derecho a la atención sanitaria, a la educación, a la movilidad, al trabajo… Todos los derechos que defendemos los otros 364 días del año desaparecen ese día para poner morros y gritar bien alto y en pareado.

Cuando el Metro cierra, los usuarios se quedan sin poder viajar y la empresa se ahorra un dineral. Cuando un instituto o un colegio cierra, un montón de estudiantes se quedan sin la lección de ese día y la administración se guarda otra buena cantidad en sueldos. Cuando los trabajadores de un hospital o un ambulatorio deciden no prestar sus servicios ese día, las listas de espera crecen, las pruebas se retrasan, los quirófanos se vacían… y se daña aún más a la sanidad pública.

En resumen, que yo no voy a hacer huelga el 29 de marzo, salvo que me obliguen a ello. No porque esté de acuerdo con la reforma laboral o con las medidas económicas del gobierno sino porque prefiero sacrificar ese derecho a sacrificar todos los demás, porque hay un punto de “que se joda el capitán que no como rancho” que me molesta. Como los sacrificios son una cosa muy personal, por supuesto, el que quiera elegir en otro sentido libre es de hacerlo, pero, por favor, sin imposiciones ni moralinas.

Artículo publicado originalmente en el periódico El Imparcial, dentro de la sección "La zona sucia".

miércoles, marzo 21, 2012

Giani Stuparich- Guerra del 15


Probablemente la I Guerra Mundial fue la última guerra romántica y con ello no quiero decir nada positivo. Al contrario. El romanticismo asoló Europa con muertes y muertes en nombre de la patria, la nación, el destino durante todo el siglo XIX, de principio a fin y empezó el XX algo fatigado pero aún con fuerzas para dar el último Do de pecho: una guerra de cuatro años, la más sangrienta de todas, y en la que nadie ganó nada a nadie, una sucesión de trincheras, acantonamientos, gas mostaza, chinches y horror.

Giani Stuparich fue uno de esos románticos que acudió como voluntario a las trincheras que separaban el norte de Italia del sur de Austria –en concreto, Trieste y Údine- acompañado de su hermano, los dos dispuestos a luchar por su sagrada nación pese a las suspicacias que su apellido, de claro origen austrohúngaro, levantaba incluso entre sus propios compañeros. Ambos hermanos eran escritores, peor aún, poetas, y su tono elevado impregna a veces las primeras páginas del libro, con unas descripciones algo melosas y un lenguaje en ocasiones cursi, demasiado como para resultar creíble.

Ahora bien, todo eso pasa conforme avanza el horror. La trinchera. El bombardeo indiscriminado. El polvo en la cara y la ropa interior pegada al cuerpo. El hambre. La facilidad con la que Stuparich cambia de registro y pasa del recuerdo melancólico o la descripción bucólica al horror sin espanto, es decir, al frío relatar de las explosiones, la sangre, los cuerpos desmembrados, los camilleros bajo el fuego enemigo… La sobriedad de cada una de estas descripciones vale por el libro entero y hacen que uno se congracie con el autor. No, no es solo un romántico o, si se prefiere, es un romántico con todas las consecuencias: el amor y el horror, dos caras de una misma épica.

Al principio, el lector puede echar de menos algo de contexto: Puesto que estamos ante un diario de guerra, ¿quiénes eran exactamente esos hermanos Stuparich? De acuerdo, intelectuales muy jóvenes, prácticamente adolescentes, que colaboran con revistas culturales del post-Risorgimento italiano, pero, ¿cuál era su verdadera importancia, de dónde salen? Es más, ¿exactamente a qué momento de la I Guerra Mundial se está refiriendo el libro? ¿Cuál era la situación en el frente que separaba la nueva Italia de la vieja Austria en 1915? Uno pide Historia, pide datos, cifras, contexto… pero luego se da cuenta de que todo eso hubiera sobrado. Da gusto cuando el autor y la editorial son más listos que tú.

El libro no habla de una guerra concreta ni de un hombre concreto. El libro habla del horror de cualquier guerra. Más allá del horror barato y sentimental: del tedio, del absurdo. En un momento dado, el propio protagonista, ya completamente hastiado de órdenes y contraórdenes reconoce, después de ser mandado a la retaguardia, una retaguardia inútil, vacía de sentido: “¡Mejor las trincheras de la Rocca, mejor aquellas frente a la cota 121! Allí arriba, incluso en las jornadas ociosas, se tenía la sensación de morir por algo, caso de que hubiera sobrevenido la muerte”. Pareciera que Stuparich estuviera deseando la muerte o al menos coqueteando con ella y que eso le colocara más cerca de su condición de héroe.

La moraleja es clara: en la guerra no hay héroes, o al menos no hay héroes románticos, hay disciplina, orden, mugre, ladillas, balas perdidas y aviones que sobrevuelan. Poco podía imaginar el autor que apenas 25 años después esa maquinaria de destrucción masiva alcanzaría su esplendor tecnológico en la II Guerra Mundial, la guerra de la burocracia por excelencia.

Reseña publicada originalmente en la revista Sigueleyendo

martes, marzo 20, 2012

Barcelona 5- Granada 3


Me chocaron los halagos que recibió el Barcelona tras su partido en Sevilla. No porque jugara mal, que no lo hizo en líneas generales o porque no mereciera ganar -su número de oportunidades fue clamoroso- sino precisamente porque esas oportunidades no venían refrendadas por la asociación y el control del partido, algo que solo consiguió durante veinte minutos de la primera parte. Ya al final de ese período y desde luego en la segunda parte, el Barcelona se rompió en dos y convirtió el partido en un toma y daca. Cualquiera que siga al equipo sabe que no es la primera vez este año y que uno de los rasgos de estos cuatro años con Guardiola ha sido precisamente el controlar y cerrar los partidos sin convertirlos en una ruleta, cosa más propia de Cruyff.

Con esas impresiones en mente, el partido ante el Granada se explica mejor, siendo, con todo, un partido de difícil explicación y en el que se juntaron muchas cosas: un principio arrollador que invitó al conformismo, un arbitraje demencial propio del nivel de esta liga y las consecuencias de una plantilla que una vez más muestra sus costuras: Keita no es un organizador, Puyol no es un lateral izquierdo y Thiago y Alexis están en un estado de forma muy preocupante a estas alturas de la temporada. La posible lesión de Adriano, sustituido al descanso, dejaría al Barcelona con solo cuatro defensas para cuatro puestos en el peor momento del año. Uno de ellos, Mascherano, ni siquiera es defensa, ya es de por sí un parche y provoca que Keita tenga que mover su posición y así sucesivamente, pero eso a estas alturas mejor ya ni comentarlo.

Sumen la expulsión de Alves, que será baja en Mallorca y el Barcelona, que vendió a Maxwell a mitad de temporada aun sabiendo de los problemas hepáticos de Abidal y la facilidad de Adriano para las lesiones musculares, se va a ver en un problema que no es nuevo: el año pasado sucedió lo mismo y el éxito camufló las carencias. Esperemos que este año no suceda lo mismo.

Volviendo al partido: mucho se había hablado desde el gol de Cazorla de la posibilidad de remontada. Obviamente, está ahí. Lo que no se menciona es el hecho de que el Barcelona no tiene pinta de ir a ganar los once partidos que le quedan -haría un total de dieciséis victorias consecutivas en liga, en ese caso- y que, lo que se vende como un gran momento del club blaugrana es en buena parte un gran momento de sus dos estrellas: Xavi, imperial en la distribución y sobre todo Messi, cuyo último mes y pico es sencillamente sobrenatural. Los tres goles de hoy le colocan como máximo goleador de la historia del club con solo 24 años y le aúpan al Pichichi provisional con 34 goles en 27 partidos, 54 si sumamos todas las competiciones.

Añadan 22 asistencias, una de las cuales sirvió para que Xavi marcara el 1-0 de volea.

Como hemos dicho, los primeros minutos presagiaban la goleada: Xavi y Messi encontraron en Cuenca un aliado sensacional. El canterano dio los dos pases clave en los dos primeros goles y luego se vio algo desasistido dentro de la desidia general del equipo. En cualquier caso, el Barça respondía a sus constantes de los últimos años: presión asfixiante y recuperación inmediata. El ataque podía ser más o menos espeso o dependiente de Messi, pero la defensa funcionaba y eso era lo importante. Cuando la presión está bien hecha, el Barcelona es imbatible; cuando no lo está, queda demasiado expuesto.

Un solo cambio, el de Mascherano por Adriano, descompuso al equipo en la segunda mitad y sorprendentemente lo descompuso por la banda contraria: la de Alves. El brasileño se olvidó de cualquier responsabilidad defensiva y por ahí llegaron la falta que supuso el 2-1, un nuevo error de Piqué en el juego aéreo, y el penalti que Siqueira convirtió en el 2-2, un penalti muy claro y muy tonto, completamente innecesario. Los jugadores y el entrenador del Barça prefirieron tomarla con el árbitro en vez de con su propia indolencia. A mí me parece un error: el árbitro se comió varias tarjetas, unos cuantos fueras de juego y un penalti clamoroso a Alexis en los morros del asistente, pero ya sabemos lo malos que son. Un día se comen un barrido a Marcelo y el martes siguiente se lo comen a Alexis. Punto.

A partir de ahí, el Barcelona despertó, es decir, Messi despertó. El argentino no entiende de ataques de ansiedad. Al borde del fuera de juego, aunque en línea según las repeticiones, marcó el 3-2 con una preciosa vaselina. Minutos después entró por la izquierda y su disparo fue rechazado por el portero solo para que Tello recogiera el balón y lo cruzara al palo contrario. Un auténtico hallazgo este Tello. El 5-2 cayó por su propio peso: de nuevo en profundidad a Messi, que sortea al portero y a un defensa y marca casi a puerta vacía. Visto y no visto: en quince minutos, el Barcelona golpeaba tres veces con su estrella como protagonista.

El epílogo no fue precisamente feliz para los locales. Un nuevo error de Alves al medir mal su entrada a un balón acabó con una mano involuntaria -pero que interrumpe la jugada y el centro- que el árbitro sancionó con penalti y segunda amarilla. Acertó, por mucho que Alves se enfadara. La jugada fue una muestra más del descontrol defensivo en el que se convirtió un Barça completamente partido en dos, descolocado y sin anticipación, la base de su presión. De nuevo Siqueira anotó el gol, un 5-3 propio de otros tiempos, aquellos en los que cualquier rival se plantaba en el Camp Nou y daba sensación de peligro. Unos tiempos que no pueden repetirse en Champions, porque ni el Milan ni el Chelsea son el Granada, ojo.

lunes, marzo 19, 2012

De errante entre los errantes


Conocí a Jorge Díaz hace muchos años, casi nueve. Él era un guionista de moderado éxito y yo no era absolutamente nadie, un minutador nocturno en Sofres que pasaba las tardes colaborando con Grupobuho, escribiendo historias tristes de chicos tristes y participando en toda clase de concursos de televisión para poder pagarme un carísimo curso en la Escuela de Letras del que salí tan chamuscado que, cada vez que me invitan a la presentación de un libro, voy con traje de amianto. Hasta qué punto esa traumática experiencia ha influido después en mi relación -nula- con el "mundillo literario" es materia de otro post, lo que interesa aquí es que, de entre tantos posibles ahijados, Jorge me eligió a mí, supongo que porque no me tomaba demasiado en serio a mí mismo por entonces y a tan extraña pareja se nos unió Javier de la Mora, el "maestro" mexicano, que se tomaba todo tan a la tremenda que Jorge le obligó a verse una temporada entera de "Friends" para entender de qué iba el mundo.

Sinceramente, éramos unos tipos formidables.

A Jorge le perdí la pista con el tiempo. La pista, no el cariño. Supe que publicaba una novela, "Los números del elefante", en Planeta, y me pareció algo bonito. Luego nos re-encontramos en Facebook, compartimos columna en una revista cultural y nos cruzamos en distintos eventos, básicamente para hablar del Madrid y el Barça o del Madrid y el Estudiantes. Suya es una frase que me encanta: "Mi padre me dijo que me rodeara de guapos y ricos porque así parecería guapo y rico". Eso me lo dijo porque sabía de mi tendencia al decadentismo y quería alejarme cuanto antes, no fuera a ir por ahí recitándole versos de Walt Whitman a las chicas bonitas. Como si yo me supiera un verso de Walt Whitman, por otro lado.

El caso es que Jorge Díaz presenta este martes 20, a las 20 horas, su nuevo libro, "La justicia de los errantes", que tiene una pinta estupenda y, si no me equivoco, visita a Durruti antes de la exaltación del durrutismo. Lo publica con Plaza y Janés, creo, otra gran editorial, y para mí es un honor saber que estuve ahí mucho antes y verle rodeado de ricos y guapos y confiar en que alguien me confunda con él en algún momento.

Más estrenos: Pablo Ager presenta disco el miércoles 21 a las 21 horas -ya es casualidad- en la Sala Costello, un lugar tan querido para mí como el propio Pablo: el lugar donde empieza mi primera y muy inédita novela y donde he pasado tantos buenos ratos con Laura López-Clemente y tantos otros en el mítico "Fuera de Contexto" de 2010-2011. Ni me acuerdo de cuándo conocí a Pablo, pero supongo que sería en el Búho Real y allá por 2006, cuando él seguía regalando su "Durmiendo en azoteas". Algún concierto de Dani Flaco, que, por cierto, también presenta estos días single y vídeo.

Pablo ha sido algo así como mi compañero de estigma durante estos años, con mayor o menor frecuencia. Estuvimos juntos en Barcelona cuando grabó su segundo disco, "Incierta memoria", y fue de los primeros entrevistados en mi serie "La primera entrevista" que quizás algún día tenga algo de profético, quién sabe. De momento, es un orgullo verle contestar preguntas en blogs de Antena 3 y saber que ha aprendido a disfrutar y a centrarse en su música y sus amigos, sin cebarse en las matemáticas.

Las matemáticas, ese gran enemigo del creativo.

Dos días seguidos de celebraciones. Después, Medina del Campo. Caras conocidas y la Chica Diploma aguantando cortos y cortos. La Chica Diploma es algo parecido a eso que cantaba Thom Yorke en "There, there": "Heaven sent you to me, to me, to me..." y yo soy algo parecido a un hombre con suerte.

sábado, marzo 17, 2012

Sevilla 0 - Barcelona 2


Con la mente puesta por completo en Europa y en concreto, el Milan, probablemente el equipo más fuerte que quedaba en competición después de los dos españoles, campeón de Italia en plena racha de victorias, el Barça no tuvo que hacer demasiado esfuerzo en la primera parte para imponerse a un Sevilla que lleva pintando mal desde principio de temporada y que tampoco con Míchel parece encauzar el rumbo, no por cuestión de actitud, que la puso toda, sino más bien por acierto.

Al Barcelona le bastaron veinte minutos de gran juego: una jugada de Adriano que acabó en falta dio origen al 0-1 de Xavi en lanzamiento directo. El de Terrasa jugó un partido excelso en la primera parte y desapareció en la segunda, siguiendo la tónica del resto del equipo. Minutos después, en una nueva jugada descomunal, Messi tiró un caño dentro del área y superó con una vaselina perfecta la salida de Palop. En un visto y no visto, el Barcelona estaba 0-2 por delante en el marcador y el argentino celebraba su 31º gol en liga, 51 en todas las competiciones cuando aún tenemos dos meses por delante.

Pudo Cesc marcar el 0-3 antes del descanso, pero falló en mano a mano con el portero sevillista, a quien los años parecen no haber dañado los reflejos. También es cierto que la mala predisposición de Piqué, su tendencia a evadirse de los partidos esta temporada estuvo a punto de costarle un gol cómico a su equipo cuando, después de mirar cómo el balón botaba delante de él en lugar de despejarlo, dejó que Manu del Moral disparara al travesaño ante la salida desesperada de Valdés. La bronca de Busquets al central fue de órdago y nadie puede decir que no se la mereciera.

Estos despistes se multiplicaron en la segunda parte. Pese al marcador y las oportunidades, el Barcelona no estaba jugando cómodo: alguna cosita de Cesc, la jerarquia de Xavi y las internadas de Alves. Poco más. Pedro siguió muy activo pero también muy desacertado e Iniesta, pegado a la banda, pierde muchísimo contacto con el balón y su juego lo resiente. Se aprecia últimamente un cierto empeño en hacer la jugada imposible, la del resumen del telediario en cada pelota que toca y eso no es bueno. Falló un gol imperdonable y varios pases de peligro solo por querer rizar el rizo.

El Sevilla se desmelenó buscando al menos un empate que le acerque a Europa, cada día más lejana. El conjunto de Míchel, que ya había arrebatado el balón al Barcelona durante varias fases de la primera parte, dio un paso adelante y embotelló literalmente al conjunto de Guardiola, condenándolo a tirar balonazos continuamente. Los primeros diez minutos de la segunda parte recordaron al desastre de Pamplona: falta de intensidad en el pase y en la recuperación, bandas vacías, poca coordinación entre los defensas... Piqué y Mascherano hicieron lo que pudieron y el resto quedó en manos de Kanouté y Del Moral, que fallaron clarísimas oportunidades. En plena avalancha sevillista, Pedro pareció cometer un penalti sobre Reyes que el árbitro no pitó. Yo diría que fue penalti, pero viendo que a partir de ese momento, el colegiado se negó a pitar cualquier contacto, pues se entiende que no lo pitara.

Tras los diez minutos de zozobra, el Barcelona se recompuso, pero con cierta pereza. Una recomposición de tiqui-taca banal, en zonas cómodas. Keita sustituyó a un desaparecido Cesc y al menos el equipo dejó de partirse por la mitad, como venía sucediendo. Eso sí, el nivel de Xavi bajó tanto que Messi se vio desasistido y sin demasiadas ganas de bajar a recibir, algo inusual en él. Las mejores oportunidades llegaron justamente al final, cuando Iniesta y Alexis tuvieron sendos mano a mano contra Palop y los fallaron. Es curioso, porque el partido podría haber acabado con cinco o seis goles azulgrana tranquilamente y, con todo, su juego dejó mucho que desear.

Simplemente, es complicado mantener la concentración, supongo. Una semana complicada con la noticia de Abidal, un sorteo desafortunado, diez puntos de desventaja y 0-2 en el marcador. ¿Qué más se les puede pedir? La perfección, eso es lo que pedimos porque durante determinados destellos eso es lo que el equipo nos ofrece. Obviamente, es una petición frustrante. La perfección constante no existe. Menos en los partidos intrascendentes.

viernes, marzo 16, 2012

¿Para qué juzgamos a la gente?



Entre tanto recorte, yo propondría uno multimillonario: eliminemos a jueces y abogados. En realidad, leyendo los periódicos y visitando los bares, uno se da cuenta de que no sirven para nada. Es más, son obstáculos corruptos de la voluntad del pueblo. No hay un solo español que no sepa, mucho antes de una sentencia, si el acusado es culpable o inocente. La cosa no queda ahí, hay quien lo sabe antes incluso de que pise el juzgado. ¿Para qué perder el dinero y el tiempo tan lastimosamente? Bastaría con preguntarles y ya está. De la “acción directa” a la “justicia directa”.

Ironía aparte, los medios de comunicación tienen una enorme responsabilidad en este continuo linchamiento social. Primero, porque se siguen moviendo en compartimentos estancos que ni siquiera tienen un matiz ideológico sino puramente clientelista. Ni quito ni pongo reo pero ayudo a mi señor. Segundo, porque la manera de manipular los procesos judiciales consiste, de manera casi unánime, en relatar la verdad del fiscal o del juez instructor como la única posible, deslegitimando así lo que es en esencia el objetivo de un juicio: contrastar versiones para acercarse a la verdad de los hechos, buscar un relato probable y articulado que se adecúe más a la realidad.

Por supuesto, el juez que instruye un caso y más aún el fiscal que presenta las acusaciones, creen que el imputado ha podido cometer un delito. Por eso investigan, faltaría más. Que lo crean, no basta, tienen que probarlo. En un sumario hay mucha información, pero no toda ella tiene por qué ser verdadera. Cuando un periódico titula que Urdangarín o Camps o Garzón “hicieron tal o cual cosa” solo porque lo han leído en un sumario, se lo han oído al fiscal o les ha llegado la filtración fuera de contexto, sin pararse a pensar si esa suposición es verdadera o es simplemente el resultado de una línea de investigación que habrá que enfrentar con la realidad legal en un juicio, está cometiendo un error gravísimo. Y no me cabe duda de que lo hace a sabiendas.

Dejémoslo claro: los inocentes no le interesan a nadie. Lo que la cultura del odio necesita son culpables. Y cuanto más culpables, mejor. Por supuesto eso no quiere decir que no haya aciertos, es una cuestión de estadística. Muchos de los “pre-juzgados” acaban recibiendo una condena porque así se lo merecen, pero antes han tenido su derecho a la defensa, su explicación de los hechos y han contado con la consideración del juez o el tribunal popular correspondiente, cosa que en la calle y los quioscos nunca pasa.

¿Qué es más fácil: lanzarse al linchamiento o esperar una resolución de la justicia? Desde luego lo primero es mucho más rápido y la rapidez en la opinión es uno de los mayores vicios de los españoles. Si luego el juez o el tribunal me quita la razón, ya sabemos: son corruptos, están vendidos, politizados, son unos fachas o unos rojos, se creen intocables… “Mantenella y no enmendalla”, el lema del español de barra de bar y Marca en la mano.

Hace poco, el magistrado Grande-Marlaska acudió a Los Desayunos de TVE a ser entrevistado por Ana Pastor. Como siempre, la incisiva periodista quiso sacarle un titular sobre la declaración que el juez Castro había tomado a Iñaki Urdangarín: que si había sido demasiado larga, que si el tono había sido el equivocado, que qué opinaba de tal o cuál pregunta y respuesta… todo cuando, oficialmente, no hay ni un solo papel que explique qué pasó dentro. Lo más, filtraciones interesadas, como el propio Marlaska adujo para no opinar, en definitiva, sobre lo que no tenía ni puñetera idea.

No opinar sobre lo que no tenemos ni idea. Menuda faena hacernos eso a los españoles, a mí el primero. Hasta aquí podíamos llegar. No, ya basta. Dejemos que los periódicos instruyan los casos y que los lectores emitan el veredicto. Hagamos recortes que, de una vez, dejen a la gente satisfecha. ¡Y empecemos cuánto antes!

Artículo publicado originalmente en el periódico El Imparcial dentro de la sección "La zona sucia"

jueves, marzo 15, 2012

Curb your enthusiasm


Creo que era Ray Loriga el que escribía "Yo no quería ser pesimista. Lo último que yo quería era ser pesimista". Puede que fuera en "Héroes" o en "Lo peor de todo". No sé, lo he olvidado, tampoco tiene importancia. Lo que tiene importancia es que yo, desde luego, no quiero ser pesimista, de hecho, lo último que yo quiero ser es pesimista. Negativista, por utilizar la palabra del día. A la Chica Diploma le sabe mal que me duela España, y si lo pienso, es un lujo absurdo y pretencioso.

Nos hemos acostumbrado tanto al cinismo que lo que queda, al final, es un nihilismo paralizador.

Pasar, por ejemplo, por la Puerta del Sol, la Puerta Samsung. Permítanme que a mí se me parta el corazón cuando paso por ahí y veo que no queda nada más que eslogans de marcas comerciales y manejos oscuros de dinero que probablemente saldrán en cualquier primera plana dentro de tres, cuatro o cinco años. Nosotros, los antisistema. Nosotros, los filoterroristas. Nosotros, los que amenazábamos la civilización occidental. Justamente nosotros.

La tarde pasa entre una chica de 26 años y un hombre de 57 que acaban confirmando lo que uno ya pensaba: que la cosa tiene poco arreglo. El marido de Cospedal, después de hundir la Caja Castilla La Mancha, dispuesto a empezar con Red Eléctrica hasta que las alarmas saltan y se ve obligado a renunciar "para no manchar el nombre de mi esposa". El Ministro de Interior anunciando que no hay nada que sancionar en Valencia y que hubo gente que cometió delitos o parecía dispuesto a ellos. De la guerra preventiva al porrazo preventivo. Hostias para todos, que algo habrán hecho..

La estupidez, la mediocridad. Acabar el día con Macarena Gómez en una terraza de la Plaza del 2 de Mayo  contándole muy claramente lo que opino de mi futuro: "A nadie le interesa la gente que pueda decir algo sensato". Efectivamente, a nadie. Y que conste que incluso eso yo lo digo con la mayor sensatez posible y que ser sensato no le da automáticamente a uno la razón en nada. La gente quiere gritos y odio, eso es lo que quiere. Bilis. Un mundo de entrenadores aplaudiendo a los Ultra Sur, eso es lo que queda.

En fin, el otro día se debatía en Facebook si esta era la generación más formada de la Historia. En realidad, no sé a qué generación se refieren, si a la mía o a la posterior a la mía. Algo de cinismo derrotista, de nuevo. Si no es la más formada es la que mejor acceso a la información ha tenido, eso desde luego, más nos vale que sepan hacer algo con ello. No sé si les dejarán. Porras y antidisturbios, ese es su futuro.

Como dijo el gran J.A. Montano, el problema del liberalismo es que no ha necesitado esforzarse para imponer un discurso, que le ha bastado con desactivar la demagogia de determinada socialdemocracia paleta y cutre para convencer a todos de que el único camino es el suyo. El Fin de la Historia. El cinismo. El nihilismo, de nuevo. Compita y gane. El hombre entendido como galgo de carreras. Hay algo peligroso en todo eso. Peligroso incluso para el que toma la decisión de prestar al 1%, aconseja comprar al 5% y luego impone sanciones para el que no devuelva los intereses.

Algo va mal, dijo Tony Judt, y a los meses, murió. El problema que tenemos nosotros es que nos quedan 50 años en medio y no sabemos qué demonios hacer con ellos. You can crash it but it´s always here, you can crash it but it´s always near, chasing you home, saying: "Everything is broken, everyone is broken".

Why can´t you forget?

miércoles, marzo 14, 2012

Y el SIDA acabó con Magic Johnson



Nada hacía indicar que Magic Johnson estuviera empezando ningún declive. Absolutamente nada, ni siquiera los 32 años de edad, un chaval comparado con su compañero de fatigas durante tantas temporadas, Kareem Abdul-Jabbar, retirado dos veranos antes con los 40 ya cumplidos. La temporada 1990/91 la acabó Magic con una media de 19 puntos, 12 asistencias y 7 rebotes por partido… jugando 37 minutos. No solo eso: llevó a su equipo, un equipo algo más lento que el de los 80 pero mucho más listo, con jóvenes como Divac o Campbell y jugadores consolidados como Sam Perkins, a la final de la NBA, imponiéndose a los todopoderosos Blazers en la Conferencia Oeste.

La única decepción de aquel año fue la propia final: pese a adelantarse en el primer partido, jugado en Chicago ante los Bulls de Michael Jordan, los Lakers cayeron víctimas de la propia voracidad de la superestrella de Nike… y una plaga improbable de lesiones con el mismísimo Magic como principal afectado. Desesperado en el banquillo, Earvin veía cómo Jordan, Pippen y Paxson encadenaban victoria tras victoria en el mítico Forum de Inglewood y se llevaban así el primero de sus tres anillos consecutivos.

Había motivos para el optimismo: un equipo en renovación que llegaba a una final en su primer año con Mike Dunleavy en el banquillo y la perdía con tantas desgracias juntas parecía el entorno ideal para que Magic, también algo más lento, pudiera mostrar durante unos cuantos años más su clase y su sabiduría en un entorno quizá más calmado pero igual de competitivo. En octubre de 1991, los Lakers viajaron a Europa para disputar el Open McDonald´s, el único vínculo por entonces entre el baloncesto FIBA y el baloncesto NBA. Su rival en la final del torneo fue el Joventut de Badalona, aquel Joventut de Lolo Sainz, Villacampa, Jofresa, Ferrán Martínez, Corney Thompson… y un sorprendente Carles Ruf, que jugó aquel día el partido de su vida.

Los Lakers sufrieron pero ganaron. Al fin y al cabo, las pretemporadas en Estados Unidos no sirven de nada. Magic jugó los minutos decisivos y fue elegido el MVP del campeonato. No podía ser de otra manera: Magic era la cara amable de la NBA igual que Jordan era la atlética y Bird la competitiva.

A la vuelta a Estados Unidos empezaron los problemas. Pese a que la temporada estaba a escasas semanas de comenzar, Magic no se entrenaba con sus compañeros. En principio se habló de unas molestias, medidas de prevención… pero los días pasaban y del siempre sonriente base de Michigan no se sabía absolutamente nada. De repente, el 7 de noviembre, en una emotiva rueda de prensa y acompañado por su mujer y los dueños del equipo, Earvin “Magic” Johnson confesaba lo que por entonces parecía una condena de muerte: era portador del VIH, es decir, tenía todas las papeletas para acabar desarrollando el síndrome mortal llamado SIDA.

Poca gente hizo más por la lucha contra el SIDA que Magic. Igual que Rock Hudson o Freddy Mercury habían pasado todo el sufrimiento en soledad, sin dar explicaciones de su deterioro más que en los últimos momentos de sus vidas, Magic decidió coger el toro por los cuernos. Gracias a él supimos que VIH y SIDA no eran exactamente lo mismo. Que uno puede tener el virus y no desarrollar la enfermedad. Nos enteramos de verdad —más allá de aquel “Póntelo, pónselo”— de qué tipo de contactos eran potencialmente contagiosos y cuáles no ofrecían cuidado alguno.

Nos libramos de los prejuicios, en definitiva. El SIDA dejó de ser una enfermedad de homosexuales y heroinómanos. El paso adelante fue gigantesco.

Aunque la medicina estaba todavía en pañales, Magic se agarró a cualquier esperanza y luchó como un jabato. Todos intuíamos que el SIDA acabaría con él, pero él se empeñó en callarnos a todos la boca. A las semanas de la rueda de prensa, ya estaba entrenando de nuevo. A los pocos meses disputaba el All Star Game, aquel partido en el que determinados jugadores —Karl Malone, entre ellos— mostraron una cierta incomodidad por jugar con un portador del VIH. Magic llevó al Oeste a una victoria arrolladora y fue elegido MVP del partido con todo merecimiento, nada de homenajes vacíos. Su pique final con Isiah Thomas aún es recordado.

Isiah Thomas, el mismo que por la espalda le clavaba todo tipo de puñales.

Animado por los resultados, Magic confirmó su presencia en los Juegos Olímpicos de 1992. Después de que la FIBA y el COI se aseguraran de que no había peligro alguno para la salud de los demás competidores, el baloncesto del “Dream Team” se convirtió en una fiesta. La medalla de oro iba a ser el final de una trayectoria meteórica, con cinco anillos de la NBA y un título universitario incluidos. A partir de ahí se abría la incógnita: de acuerdo, Magic estaba muy bien un año después de reconocer la enfermedad, pero, ¿cómo evolucionaría con el tiempo?

Pasaron los años y Magic seguía fuerte, algo más fondón, incluso, sonriente, sin muestra alguna de enfermedad. Intentó pasar a los banquillos pero su experiencia fue breve y desastrosa. En la temporada 1995-96, a punto de cumplir 36 años, decidió que volvía a las canchas. Había pasado suficiente tiempo como para que el SIDA no fuera un anatema pero demasiado poco como para que los miedos desaparecieran. El propio Magic confesaría después que la experiencia fue agridulce, que sentía el miedo de sus defensores, una manera extraña de tratarle. Solo Dennis Rodman, el bala perdida de Dennis Rodman, le dejó claro que para él era un jugador más y que le iba a meter toda la caña del mundo cuando se enfrentaran. Así lo hizo… y Magic se lo agradeció públicamente.

Fueron 32 partidos, casi todos saliendo desde el banquillo como ala-pivot. Magic tenía la altura para el puesto y muchos más kilos que cinco años atrás; no era tan ágil como para dirigir el juego desde la posición de base pero se convirtió en un jugador de poste que repartía balones a sus compañeros o anotaba con su “baby-hook” o cualquier movimiento de pies. Los Lakers perdieron en primera ronda de play-off pero los números del veterano y “enfermo” Johnson fueron notables: 15 puntos, 7 asistencias y 6 rebotes en 30 minutos de juego.

Por supuesto, Magic podría haber seguido muchos años más, pero ya hemos dicho que se sentía incómodo. Él quería ser el centro de atención por su juego, no por su salud y desde luego lo último que necesitaba era pensar que, en algún partido, algún rival pudiera llegar a sentir pena por él. De ninguna manera. Al acabar la temporada volvió a retirarse después de haber mostrado al mundo que un hombre con VIH puede pelearse durante 36 partidos con los mejores atletas del planeta y salir victorioso.

A partir de entonces, se dejó de mirar a Magic con lupa. Ahora sabemos que tiene el VIH porque nos acordamos de aquella rueda de prensa pero él no ha cambiado en nada. Cada vez más orondo, más enorme, desde sus 206 centímetros de altura, e igual de sonriente, ejerce de directivo —o, más bien, de relaciones públicas— de su equipo de toda la vida. El SIDA iba a acabar con su carrera y con su vida, decían todos. Pues bien, no pudo ser. Magic no quiso que fuera así y la ciencia le ayudó. El resto fue una cuestión de rabia y orgullo. 


Artículo publicado originalmente en la revista JotDown dentro de la sección "No pudo ser"