viernes, agosto 03, 2012

España 79- Gran Bretaña 78




1.- Gran Bretaña es un equipo insufrible. Que se lo digan a Brasil, incapaz de anotar más de cuatro puntos en el primer cuarto el pasado martes. De Luol Deng para abajo es un equipo rocoso, de clase media, destacando sus pívots Pops Mensah-Bonsu y Joel Freeland, este último estrella en la ACB. En principio, nada hace pensar que ese equipo te pueda ganar, teniendo en cuenta que su cuarto mejor jugador es Daniel Clark, suplente en el Estudiantes, que quedó penúltimo en la pasada liga española. ¿Qué hacer ante un equipo así? Bostezar, hacer el mínimo exigible y esperar pacientemente al final del partido, sin excesos.


2.- Exactamente eso es lo que hizo España, que solo jugó como sabe durante el primer cuarto: balones dentro, buena defensa, rebote y transición. En ese primer período se cuajó una ventaja de 10 puntos que marcó el resto del partido. Ni España consideró necesario romper el encuentro ni Gran Bretaña parecía tener medios para acercarse más en el marcador. Entre desidia y desidia, bostezo y bostezo, tiro libre fallado y tiro libre fallado, el partido llegó al último cuarto igual que terminó el primero: aparentemente roto, pero apretado en el marcador.


3.- España sufre mucho cuando no domina el rebote. Sí, ya sé que al final de los partidos coge más que sus rivales pero eso tiene otra explicación: la defensa española es de las mejores del mundo y fuerza muchos errores en el tiro, lo que hace que los rebotes defensivos se multipliquen. Cuando ese rebote cae en manos de un español, estupendo. Eso suele suceder cuando Felipe Reyes está en el campo o cuando los jugadores están concentrados. Hoy no fue el caso: por ejemplo, el rebote a falta de menos de un minuto que acaba en triple de Clark fue cómico: nadie cerró al jugador, nadie le presionó una vez que agarró el rechazo y nadie le persiguió en su lento camino hacia la esquina, donde pudo lanzar tan tranquilo sin oposición alguna.


4.- Tanta desidia de los jugadores interiores preocupa. El equipo había empezado muy bien la competición en cuanto a intensidad, pero cada vez va a menos: los hermanos Gasol están claramente reservándose para otras metas, como si estos partidos ante kamikazes británicos les molestaran. Marc, especialmente, estuvo más preocupado en protestar al árbitro que otra cosa. Por talento, consigue anotar, pero hace falta algo más. A ese respecto, el bajón de Ibaka y su disminución de minutos alerta. El congoleño es básico para dar intensidad al equipo y ser agresivos. Le cuesta rebotear, de acuerdo, muchas veces salta demasiado al tapón en vez de defender la jugada… pero es una pesadilla hiperactiva.


5.- Hiperactividad es lo que faltó todo el partido y más aún en el último cuarto, en el que se vieron muchas cosas muy raras: de entrada, que Gran Bretaña te meta 30 puntos cuando el sol más calienta. Totalmente incomprensible contra un equipo que solo sabe tirar triples y pasársela a Deng para que juegue uno contra el mundo. Pau Gasol estuvo sentado muchos minutos, casi tantos como contra Australia, pero el partido no tenía la misma pinta. Cuando salió buscó el poste un par de veces, luego se contagió del ‘cada uno a lo suyo‘ de los últimos cuatro minutos. España parecía un nadador de 200 metros que se venía abajo en el último largo, sabedor de que con lo justo le serviría para ganar. Y le bastó, pero no es la idea.


6.- Vamos con lo bueno: Calderón estuvo soberbio, especialmente en los últimos minutos, aunque en su debe está el caos ofensivo en la organización del equipo y algún tiro incomprensible. Rudy estuvo muy fallón pero no dejó de intentarlo. Su defensa sobre Deng fue todo lo eficaz que cabe cuando defiendes a un jugador más alto, que se juega todos los balones y que no deja de ser una estrella NBA. San Emeterio volvió a ser un jugador clave, especialmente en el manido rebote defensivo. No se puede decir lo mismo de Sergio Llull, un jugador con serios problemas para leer los partidos y que debería encauzar su enorme talento cuanto antes.


7.- A pesar del resultado, hay que tener claro que el partido no peligró en el sentido estricto. Me explico: Gran Bretaña solo se acercó a menos de seis puntos en los últimos minutos, nunca estuvo por delante y si perdió por uno fue por esos tres triples consecutivos en pocos segundos. Lo normal es que, pereza incluida, hubiéramos ganado por 15 puntos de ventaja. Simplemente, el equipo se dejó llevar hasta la indolencia, y la indolencia te puede llevar al segundo puesto del grupo y meterte en un problema.


8.- ¿No habíamos quedado en que había que reservar jugadores? Yo creo que en un torneo de este tipo, la superioridad no se demuestra ganando por muchos puntos de diferencia sino ganando con pocos minutos de tus estrellas. Francia ganó a Lituania con Parker y Batum jugando 35 minutos. Todos los equipos hacen lo propio. Las rotaciones de Scariolo me habían parecido estupendas hasta hoy, pero hoy, claramente, hacía falta que Pau estuviera en la cancha porque el partido de hoy no era como el de Australia y se veía venir, más aún cuando el público se puso caliente –todo lo caliente que se puede poner un público británico de baloncesto–. Desde el banquillo no hubo mensaje de urgencia y eso llegó a la cancha.


9.- El equipo, desde hace años, tiene problemas en los minutos finales. Toma malas decisiones. Muy malas. En defensa y en ataque. La defensa de los últimos cinco minutos fue lamentable. El ataque no fue mucho mejor: tiros precipitados, sin pases, sin huecos, sin agresividad… y con ese punto de ‘esto lo salvo yo’ que denota más pánico que otra cosa. El equipo funciona cuando hay pases y juego compartido. Hoy, de nuevo, 22 asistencias para 27 canastas. Cuando España quiere jugar como Gran Bretaña, lo normal es que gane Gran Bretaña. Si no lo hizo fue por su enorme candidez, permitiendo que Calderón se pasara los últimos siete segundos botando la pelota mientras ellos celebraban que solo perdían por un punto. Los británicos, esos enormes cronopios.


10.- El acierto. Seguimos consiguiendo buenos tiros, pero no entran. Sin Navarro costará más, pero sin tiro exterior es complicado abrir huecos por dentro. Un 24 % en triples, un 66 % en tiros libres y ni siquiera un 50 % en tiros de dos con cuatro pívots maravillosos dentro de la zona. Al final, el que gana es el que la mete. Resulta un análisis muy poco trabajado pero es la verdad. Lo que cuentan son los cruces, así que vendrán bien los partidos ante Rusia y Brasil para que nuestros exteriores recuperen sensaciones. Sin ellos, tendremos problemas. Pero seamos realistas: nuestros escoltas y aleros ahora mismo, aparte de Rudy, son Llull, San Emeterio y Claver. No hablamos de figuras internacionales sino de buenos jugadores de relleno. Seamos conscientes de nuestras carencias y a partir de ahí explotemos nuestras ventajas. Lo contrario de lo que sucedió este jueves.

Crónica publicada originalmente en el Magazine de Martí Perarnau