domingo, febrero 19, 2012

Real Madrid, campeón de la Copa del Rey de baloncesto


A principios de temporada, el Real Madrid hizo una apuesta suicida: contrató a un entrenador sin experiencia alguna en la alta competición como técnico, dio las riendas del equipo a dos bases que no responden al tipo de "director cerebral" que ha triunfado en Europa y en el mundo en los últimos 20 años y colocó en todos los puestos a una serie de jóvenes con unas cuantas decepciones ya a sus espaldas en las últimas dos temporadas de Messina y similares.

Lo peor que podía pasar era que perdieran, pero eso ya lo llevaban haciendo mucho años.

Hasta ahora, en cuanto a resultados, la apuesta había salido un tanto irregular. La actuación en la liga ACB viene siendo impecable, pero las dos derrotas consecutivas en Euroliga ante Siena y Bilbao, de una extrema contundencia, volvieron a disparar los rumores: este equipo juega muy bonito pero no compite bien. Puede ser. En principio, no debería ser equipo para play-offs disputados, de defensas asfixiantes y marcadores apurados, pero a mediados de febrero ya hay un par de cosas claras: el equipo, efectivamente, juega muy bien al baloncesto y además ya tiene un título: su primera Copa desde 1993.

La final ante el Barcelona fue una exhibición de talento natural mezclada con los ajustes tácticos necesarios: fluidez de movimientos en ataque, generación de tiros exteriores y capacidad de juego al poste bajo con un inmenso Carlos Suárez. Llull quizá sea peor director de juego que Huertas o Sada pero desde el primer cuarto demostró que tiene más talento ofensivo que los dos juntos. En defensa, Mirotic paró en seco a Lorbek y solo la endeblez tradicional de Tomic -otro enorme jugador a la espera de una transfusión de sangre- permitió a N´Dong y al Barça permanecer en el partido.

La clave estuvo en el tercer cuarto, cuando entre Navarro y Lorbek pusieron al Barcelona a un punto. Surgió entonces Carroll. La gente se olvida del excelente equipo que tiene el Madrid. Excelente es poco: una combinación exterior-interior demoledora que solo flaquea en el puesto de base, especialmente cuando sale Sergio Rodríguez, que en esta final fue muy poco tiempo. Desaparecido en la primera parte, el estadounidense se fue hasta los 22 al final del partido, con 27 de valoración. Ocho puntos consecutivos desnivelaron el partido y un triple de Llull sobre la bocina -igual que hizo al descanso- acabó con la moral del Barcelona.

Habría que decir algo del Barcelona. El trabajo de Xavi Pascual durante estos cuatro años ha sido soberbio. Cogió al equipo en plena depresión Ivanovic y lo ha hecho campeón de todo con un juego bastante decente. Sin embargo, su apuesta por la defensa y el jugador de equipo quizá este año ha resultado excesivo. Estas cosas pasan. Los Ingles, Wallace, incluso Rabaseda son jugadores de perfil bajo que aportan poco o nada. Que N´Dong sea tu estrella en la final lo dice todo de tus conceptos de ataque.

En fin, donde el Madrid apostó por el vértigo, el Barcelona apostó por el cemento. Como espectador de baloncesto desde la más tierna infancia y entrenador y jugador amateur durante décadas, no puedo evitar sentir simpatía por la primera opción. De momento, además, funciona. Enhorabuena a Laso y los que apostaron por él, tienen propuesta y plantilla para muchos años, la juventud es otro de sus puntos fuertes.