jueves, junio 30, 2011

Blackthorn, de Mateo Gil


 (Para Neo2) Doce años después de dirigir su primer largo, “Nadie conoce a nadie”, Mateo Gil vuelve a colocarse tras las cámaras para ofrecernos un delicioso western nostálgico, en el que recupera la mítica historia de Butch Cassidy y The Sundance Kid –ya recogida, entre otras, en “Dos hombres y un destino”- para dar un giro a la historia tradicional: en lugar de morir perseguidos por el ejército boliviano, los dos pistoleros habrían sobrevivido y el primero, bajo el nombre de James Blackthorn, sería un amable anciano con tierras y bienes en el banco, dispuesto a marcharse de vuelta a Estados Unidos para conocer al hijo de su compañero de asaltos. Obviamente, la cosa se complica; si no, no sería un western.

El nombre de Mateo Gil estará siempre asociado al de Alejandro Amenábar y con toda la lógica del mundo: juntos escribieron los guiones de “Tesis”, “Abre los ojos” o “Ágora”, pero no es justo pasar por alto su carrera como director en solitario. Puede que “Nadie conoce a nadie” fuera una obra fallida, probablemente por las expectativas creadas en pleno “boom Amenábar”, pero Mateo ya deslumbró con un cortometraje llamado “Allanamiento de morada” en 1997 y ganó el año pasado el Goya con otro corto: “Dime que yo”, es decir, ni es un advenedizo ni está ahí por ser amigo de nadie.

En “Blackthorn” lo demuestra, aunque hay que reconocer que la ayuda del camaleónico Sam Shepard resulta decisiva. Shepard, dramaturgo, director y actor vocacional, está sencillamente fabuloso en su papel de viejo melancólico obligado a sobrevivir en el desierto. Una pena que no se prodigue más. A su lado está Eduardo Noriega, fiel acompañante de Gil en varias de sus empresas. Con Noriega en esta película sucede lo que en casi todas: sin estar mal siempre da la sensación de poder dar más y quedan dudas sobre si era el actor más adecuado para un papel tan complejo, siempre a la sombra del maestro Shepard.

En definitiva, tenemos en “Blackthorn” una típica película del oeste, con un punto “Sin perdón” en lo que tiene de crepuscular, con su dosis habitual de tiroteos, persecuciones y frases lapidarias. Además, tenemos unos personajes muy bien definidos, tremendamente interesantes y un ritmo narrativo que acompaña. Sinceramente, “Blackthorn” es de lo mejor que he podido ver en cine español a lo largo del año y merecería su oportunidad en taquilla: no siempre vemos una historia cuidada, bien construida, bien actuada y sin fallos groseros de realización.

miércoles, junio 29, 2011

Si el rey ha muerto, viva el rey


Seguro que me tomé a Federer en serio mucho antes, pero siempre recordaré la final del US Open de 2004, su primera final en Nueva York, ante el ex-número uno y ex-campeón del torneo Lleyton Hewitt. Yo crecí viendo a Lendl, McEnroe y Connors. Luego a Becker, a Edberg, a Agassi y a Sampras... pero nunca, jamás, había visto a nadie jugar así: 6-0, 7-6, 6-0. Ataque y defensa. Absolutamente imparable. Aquel era su cuarto Grand Slam, después vendrían doce más.

Con Federer podemos perdernos en números pero los números no maquillan las sensaciones. Seamos sinceros, si Federer perdiera siempre, probablemente ni me hubiera fijado en él, pero una vez arriba, 12, 14 o 16 Grand Slams me son lo mismo: es el mejor jugador de tenis que yo he visto en la historia y si sus números no son más espectaculares es porque coincidió en el tiempo con el mejor competidor que he visto en cualquier deporte: Rafa Nadal.

La derrota de hoy en cuartos de final de Wimbledon, probablemente suponga el punto más bajo de su carrera: después de la final en Roland Garros, muchos le veíamos favorito para llevarse su séptimo trofeo en Londres. Acabar perdiendo ante Tsonga después de una ventaja de dos sets a cero es duro. Muy duro. Y no es la primera vez que le pasa. Es imposible estar 285 semanas como número uno sin capacidad de sufrimiento y una enorme  mentalidad, pero es justo reconocer que cuando Federer se va, se va y desaparece, algo que nunca le veremos a Nadal.

El año pasado perdió hasta cuatro partidos en los que tuvo match point a favor y este año la cosa va por el mismo camino. Cuando dominas por completo, los puntos decisivos no tienen tanta importancia, básicamente porque te llegan con 5-2 a favor. Cuando la cosa se estrecha, saber jugarlos es clave, y Roger, ahora mismo, no lo consigue. Se vio en la final de Roland Garros, se ha visto hoy en Wimbledon.

Su situación es difícil: seis Grand Slams seguidos sin vencer, su record desde 2003. Podría ser el primer año de los nueve últimos en los que no levantara ninguno, ya solo le queda el US Open. En poco más de un mes cumplirá 30 años. Está casado y tiene dos hijas. Lo ha ganado todo. Delante de él no sólo tiene al tiburón Nadal, con derecho uno de los mejores jugadores de todos los tiempos, sino a un Djokovic supremo y a un Murray que en cuanto le dé la cabeza probablemente consiga también sus grandes trofeos.

Es el momento de plantearse cambios. Desde que trabaja con Annacone sus resultados no han sido desastrosos, pero falta algo más: ganó el Masters, fue finalista en París, semifinalista en Nueva York y Australia y ha sumado otros tres cuartos de final en esta racha negra. No es ningún desastre, de acuerdo. Pero no es lo que se espera de él.

No sé si es el momento de enterrar a Federer. Desde luego parece lejos de sus dos mejores rivales y puede verse superado por Murray en un momento dado. Podría jugar tres años más y no bajaría del top 5, pero, ¿es eso lo que quiere? En 2008 pasó por una racha simiilar y acabó ganando US Open, Roland Garros, Wimbledon y Australia en apenas un año y medio. ¿Se repetirá la historia? No lo sé, de verdad. Espero que sí, pero la competencia es atroz y los Raonic, Dimitrov, Del Potro, Tomic y compañía están al acecho.

Incluso Pete Sampras ganó un US Open fuera del top 25, a los 31 años, en el que sería el último partido de su carrera. Puede que eso sea todo lo que nos quepa esperar de Federer, un canto del cisne. Me da igual, yo me reafirmo: nunca vi nada parecido en una cancha de tenis. Nunca disfruté tanto. Y por eso le doy las gracias. No sé si el rey ha muerto pero en cualquier caso, si es así, solo puedo gritar: "Viva el rey".

Mis momentos de felicidad


Entonces, el "maestro de maestros" pidió a la sala que recordáramos nuestro momento de felicidad. No éramos muchos, solo nueve o diez, así que no era de esas situaciones en las que uno se puede escabullir esquivando la mirada. Mejor meterse hasta el fondo, como una flecha, que diría Jan Cornet. Tampoco es que me fuera difícil, en seguida se dibujó en mi mente Fuerteventura y una sonrisa. La sonrisa de los pies descalzos sobre aquella playa de Corralejo, a la salida de nuestro hotel de lujo mientras íbamos a comer a un chiringuito de pescado desde el que se veía, entre penumbras, Lanzarote.

Creo que nunca he tenido una sensación tan intensa de olvido de uno mismo. La maravillosa sensación que te aleja de los problemas y de los ansiolíticos.

Puede que toda la felicidad de Fuerteventura tuviera que ver con el hecho de que no tenía ningún motivo para ser feliz. Mayo de 2008: sin trabajo, sin novia, sin casa, sin abuela y perdidamente enamorado de una chica que se paseaba por esa misma isla de la mano de su chico. Puede que, en efecto, la felicidad no sea sino lo que queda después de la catarsis: surfistas y cortometrajistas en bañador deslizándose por una enorme duna blanca. No pertenecer en ningún lado. Que nadie espere nada de ti. La misma sensación que uno parece tener cuando el protagonista de "Los que hemos amado", la sensacional novela de Willy Uribe, llega a Arrecife.

Si tuviera que huir, si de verdad tuviera que huir sin dejar rastro, consciente de que nadie me va a hacer ninguna pregunta, lo haría a las Canarias. Pero huir requiere de dinero y valor, dos cosas que ahora mismo no tengo.

En fin, la playa de Corralejo apareció sin más y como era previsible el maestro me preguntó, con su acento brasileño: "¿Tienes tu momento?" y después "¿Cómo sabes que eras feliz?" y yo contesté "No lo sé, lo siento, no es lo mismo" pero él ya había dejado de escucharme y había vuelto a escucharse a sí mismo, algo que es muy propio de alguien que se considera "maestro de maestros", no nos engañemos, y ahí me quedé yo con mi sonrisa estúpida al borde de las lágrimas en una sala turbia dentro de un conglomerado naturista igual de turbio en pleno Ríos Rosas... y a esa imagen le siguieron muchas otras: "Faust Arp" y "Jigsaw falling into place" los jueves por la mañana, camino de unos cursos para unas oposiciones que me empeñé tanto en suspender que acabé aprobando con una de las mejores notas de Madrid.

O la que utilizo con mi terapeuta: la imagen quizá no de la alegría sino de la rabia o algo parecido. Esa convicción de que algo se ha roto y ya es inútil intentar arreglarlo, solo queda mirar hacia adelante: la tarde que después de recoger una resonancia magnética -otra resonancia magnética- llegué a casa y olvidando mi pose intelectual, cínica, chico Factual, escribí en Facebook aquello de "puede que sus ideas sean pueriles, puede que no lleguen a ningún lado, puede que sus soluciones no sean las mías pero #nonosvamos" y cogí el pasaporte, sin más, y me planté en la Puerta del Sol a esperar una carga policial que no llegó nunca.

Espero que sepan de lo que les hablo.

Luego el maestro se metió en caminos oscuros. La Programación Neuro-Lingüística como algo mágico, algo que no se explicara en primero de psicología bajo el nombre de "transferencia". Ya daba igual, supongo. ¿Qué podía aportar yo en ese momento? ¿A quién le importaba ya Corralejo, Faust Arp, el 15-M o la chica valenciana de la que una vez estuve tan enamorado? A uno le piden que recuerde una sensación y van los diques y se desbordan. Hay gente muy peligrosa en este mundo.

Pensé, por un momento, que sería difícil volver a enamorarse si todos mis recuerdos de felicidad los asocio al placer de la incertidumbre, al momento en el que ya no tienes nada que perder y ganar es casi imposible y te sacas de la manga un viaje a Fuerteventura. Esa especie de rollo heroico-romántico que te impide disfrutar nunca del presente y te obliga a sentir con dos-tres años de retraso. Lo más parecido a un cataclismo andante.

martes, junio 28, 2011

La aventura Jot Down


Escribo muy rápido. Podría llamarlo talento pero en realidad es vagancia o ganas de vomitar sin más. Uno no se dedica a marear la perdiz cuando necesita expulsar algo de dentro y, se queda tan a gusto después, que para qué andar con revisiones e historias. Sin embargo, me encuentro ante el segundo artículo para Jot Down y resulta que me paro a revisar cada frase y busco un ritmo sosegado pero a la vez atractivo y me veo en la obligación de resultar divertido, original y cínico.

Por supuesto, la parálisis tiene mucho que ver con el talento de mis compañeros: nadie escribe una columna al lado de la de Manuel Jabois y se siente seguro. Es como ser el amigo del chico guapo y simpático, no sabes qué demonios tienes que hacer para estar a la altura. "Sé tú mismo". ¿Vale? Pero, ¿quién soy yo mismo, alguien me lo podría explicar?

JotDown y Proyecto Panenka son dos iniciativas necesarias para regenerar el periodismo y especialmente el periodismo digital. En pocos días han entrevistado al propio Arcadi Espada, a Ramón Besa, a Cristina Teva o a Luna Miguel. Me gusta muchísimo ese enfoque tan multidisciplinar. Me encanta el entusiasmo de su equipo directivo, siempre riguroso y dejando un hueco al talento.

Y que nadie busque polémicas absurdas, a mí mismo me hubiera gustado entrevistar a Arcadi Espada. Siempre le consideraré como uno de mis maestros por muchas discusiones que podamos tener. Para mí, Arcadi siempre será un ejemplo de rigurosidad y capacidad de análisis, muy por encima de este post o este otro.

Sinceramente, a mí todo esto me viene de maravilla. Cuando la gente de Jot Down me preguntó qué quería hacer, yo les dejé bien claro que deporte. Puedo escribir sobre bastantes cosas con un cierto criterio, pero con compañeros tan brillantes en otras disciplinas creo que lo suyo era dedicarme a la nostalgia deportiva, a aquel "no pudo ser" que esconde siempre la crónica de un fracaso. Empezamos ayer con "el sexto Tour de Induráin" y a lo largo de la semana hablaremos de "El Barcelona de Beckham", aquella entelequia con la que Laporta ganó las elecciones y acabó cambiando el club de arriba abajo con unas dosis de suerte y casualidad envidiables.

Todas mis columnas tendrán ese punto en común: el triplete de Queiroz, la liga de Petrovic, el Mundial de Carlos Sainz, el Wimbledon de Arantxa Sánchez-Vicario, el penalti de Bebeto, la canasta de Montero... excusas para, mediante un titular que parecía hecho, contar la realidad de un fracaso o cuando menos de una enorme casualidad que le dio la vuelta a todo lo esperado.

Creo que va a estar divertido y va a merecer la pena. Además, haré entrevistas. Entrevistas que, espero, me lleven a otro nivel. Lo bueno de ser un secundario en este equipo es que puedo aprender muchísimo de los demás. Las entrevistas publicadas hasta ahora son fantásticas, me pregunto si yo podré hacer algo parecido y quiero pensar que sí. O que, al menos, voy a intentarlo, sígannos de cerca.

lunes, junio 27, 2011

¿Qué importancia real tiene Anonymous?



Me siento raro al hablar de Anonymous cuando nadie más parece prestar atención, salvo si hay operaciones policiales de por medio. Por ejemplo, en El Mundo hoy explican cómo se consiguió detener a la "cúpula" de la organización, pero lo hacen a su manera, es decir, ponen un pantallazo de la conversación donde el policía infiltrado propone Sol para quedar, su interlocutor -el supuesto hacker- le dice que no conoce muy bien la zona y aun así el titular es: "Llegaron a contactar con uno de ellos en la acampada de Sol".

Ya saben, además de batasunos, terroristas, perroflautas, ilegales y griegos, también son hackers. Y que la realidad diga lo que quiera, al fin y al cabo hablamos de un periódico cuyo director descubrió ayer lo que era Twitter en un larguísimo artículo, como si la red no hubiera funcionado sin él durante cuatro años. ¿Qué será lo siguiente, abrir un blog?

Aunque, ojo, no pretendo ser cruel, al menos él lo intenta, otros ni eso.

En fin, digo que me siento raro porque no veo a nadie hablar del asunto. A nadie supuestamente sensato. La importancia que se da a Internet en la opinión pública es mínima, a pesar de que hace ya más de cuatro años, uno de los portavoces de Ciutadans, después de colarse contra pronóstico en el Parlament, dijera la maravillosa frase: "Es Internet, estúpidos". Exacto, es Internet, hay que entender bien Internet y sus usuarios, la relación entre ellos, la sensación absoluta de poder ilimitado que produce si se quiere entender el malestar e inconformismo fuera del ordenador. Para bien o para mal.

Posiblemente, el poder de Internet esté en algún término medio entre la nula importancia intelectual que se le da en los medios de comunicación y las ínfulas con las que el colectivo Anonymous se dirige a toda la sociedad. Si quieren ver un ejemplo, echen un vistazo al vídeo de arriba. Está claro que mientras para muchos no son nada, ellos creen que son todo. ¿En qué se basan? Probablemente en un buen montón de películas y anuncios en los que el individuo consigue cambiar el mundo utilizando armas que el enemigo no conoce. Está "V de Vendetta", claro, pero también está "Matrix" y la idea de "vuestra tecnología acabará con vosotros".

El colectivo "Anonymous" es indefinible y desde luego, aunque necesite colaboración y mantenimiento, es básicamente horizontal, como todo anonimato que se precie. Juegan con la posibilidad de que el sistema haya hecho mal los cálculos de nuevo. El otro día estaba cenando con dos informáticos y les pregunté si era imposible parar algo tan básico como un ataque a una página web para denegar el acceso. Sin pestañear, me contestaron "Sí, es imposible" y yo me quedé pensando que a lo mejor era verdad todo y que hemos ido a tal velocidad tecnológica que los controles y las soluciones van a llegar siempre después de los problemas.

Al fin y al cabo, hablamos de una tecnología que ya ha acabado con una industria -la discográfica- está a punto de tumbar otra -la audiovisual- y pronto se cebará con la que queda, es decir, la editorial. Tiempo al tiempo.

De todo lo que rodea estos días al 15-M y sus aledaños, sin duda lo que más me preocupa es Anonymous y la razón es sencilla:. ellos sí tienen poder. Un hacker, ahora mismo, por su cuenta o en colaboración con otros, tiene un poder que no tiene ningún acampado, desde luego. Puede que no todo el poder que ellos mismos creen que tienen, lo que les permite adoptar la pose de "justicieros universales" pero sí el suficiente como para intentar atacar la Reserva Federal, acceder a datos privados o sabotear páginas web en un mundo donde prácticamente todo está ya en páginas web.

Pero sobre todo me dan miedo porque no sé lo que el contrapoder sabe. Esa imagen del comisario con una careta de Guy Fawkes en la portada de todos los periódicos demostró dos cosas: probablemente los mandos policiales no se están enterando bien de la jugada y desde luego los medios de comunicación no tienen ni puñetera idea de la que está por venir. Es complicado intentar entender un mundo que funciona con reglas que no conoces. Es muy complicado para mí también, pero al menos quiero intentarlo, y si no lo consigo, dar pistas para que otros investiguen.

Anonymous no es más que la expresión de unos ciudadanos que deciden saltarse los mediadores y aplicar la acción directa en el punto donde más duele: Internet. En ese mundo sin mediadores no hay líderes, no hay cabecillas y no hay cúpulas, al menos no más allá de cada acción concreta. Dentro de su habitación y delante de su ordenador creen tener al sistema a sus pies porque cuentan con que los que dirigen el sistema son más tontos que ellos, exactamente igual que el columnista de opinión les desprecia reduciéndolos a un hashtag porque cree que son más tontos que él.

Al final todo se reduce a eso: quién es en realidad el tonto en esta historia, quién es el lunático con ínfulas, quién va a adelantarse y qué daños va a causar. Sinceramente, no tengo la respuesta para ninguna de esas preguntas pero sí creo que hay que hacérselas e investigar. El mundo ha cambiado, de repente, y con ese cambio llegan nuevas relaciones de poder. Es Internet, estúpidos. La única parte de la "Spanish Revolution" que realmente puede llegar a ser una revolución, aunque desde luego no española. Vean el vídeo de nuevo y piensen un poco, sin autocomplacencia, delirios de grandeza aparte. ¿Y si los cálculos estuvieran mal hechos en esto también? Probablemente, sería terrible.

domingo, junio 26, 2011

Festival D-Code


De entrada, ya es de agradecer que un festival que te vende un abono además se preocupe de que puedas entrar al recinto. En serio, no es tan habitual. En el D-Code hubo colas el primer día porque es imposible que no las haya, pero se redujeron al máximo: solo para los abonos de dos días y con una cierta celeridad: nada de visitas guiadas a stands de merchandising ni de avalanchas sin control.

El lugar, además, acompañaba. Yo había ido a varios Universimads en el campo de tierra que queda al lado del Paraninfo pero nunca había estado en el de hierba para el rugby detrás de la facultad de Ciencias de la Información, es decir, al lado del metro y los autobuses.

El primer día fue eminentemente juvenil, apoteosis del power pop con Sum 41, un grupo que no me habría gustado ni con 15 años, pero reconozco que es un prejuicio como otro cualquiera, más chavalería para ver a My Chemical Romance y cierta compostura y elegancia en las actuaciones de Eels y Band of Horses. All Time Low dedicó una actuación especial en el escenario más pequeño llena de sujetadores colgando y móviles en alto grabando la jugada.

El segundo día mejoró mucho la cosa, a pesar del calor agobiante que desaconsejaba llegar al recinto antes de que se pusiera el sol. The Vaccines cumplieron, The Hives estuvieron sensacionales, especialmente su cantante, la representación viva de lo que llamamos "un tipo carismático". El peor momento quizá llegó con The Ting Tings, probablemente porque fuera el grupo que más me gustaba de todos y su directo no estuvo a la altura: micrófonos mal ajustados, poca potencia en las voces y una frialdad enorme entre tanto sampler y sintetizador. Algo parecido a lo que les pasó hace tres años en la Joy Eslava.

El concierto se movió en una cierta indefinición: si los suecos quieren ser un grupo pop, bueno sería que se rodearan de una banda que agillizara las transiciones y metiera ritmo al espectador. Si quieren ser un grupo tecno, entonces el camino va más por la versión que hicieron de "Hands", en plan rave y que para mí fue lo mejor del festival con diferencia, hasta el punto de que la hierba se convirtió en tierra y las zapatillas cambiaron súbitamente de color.

No hubo demasiado tiempo para lamentarse: inmediatamente después, en el otro escenario, empezaban Kasabian, un grupo que demostró estar en un nivel superior, tanto en capacidad de conexión con el público, como en conjunción artística y calidad de las canciones. El mejor concierto que he visto en mucho tiempo. Con las piernas agotadas y los camellos ofreciendo farlopa a cualquier adolescente -o similar- que se acercara por sus terrenos, llegó el concierto de The Sounds, que cerraba un poker descomunal.

Si he de ser sincero, me pillaron un poco desgastado. Aguanté hasta "Tony the beat" y me marché. Creo que la cantante iba demasiado revolucionada para mi estado de ánimo y cuando has llegado a niveles Kasabian es muy difícil seguir subiendo. Por lo demás, me han dicho que el concierto estuvo muy bien pese al evidente regusto a Blondie que tiene el grupo y que Crystal Castles dieron un buen broche al festival. Yo enlacé un metrobúho con otro y después dormí doce horas seguidas. Va a ser que era verdad que estaba cansado.

España, campeona de Europa sub 21


Luis Milla hizo subcampeona de Europa a la selección sub 19 de los Canales, Thiago, Romeu y Rodrigo para hacerse cargo de la sub 21 que naufragaba con López Caro en pos de una clasificación olímpica que parecía imposible. A pesar de todo el talento con el que contaba aquel equipo, apenas pudo ser segundo in extremis en la fase de clasificación y jugársela en la repesca con Croacia. El partido de ida dejó muchas dudas pero el de vuelta, ya con Mata, habitual del primer equipo, dejó un marcador concluyente: 0-3 en un ambiente hostil y jugando a fútbol como los ángeles.

Después de tanto trasiego, España se plantó en Dinamarca con un equipo impresionante pero la duda de su competitividad. Los rasgos de juego no se abandonaron nunca: posesión altísima, ataque constante, recuperación tras pérdida de balón... Todo lo que ha hecho a la absoluta campeona del mundo y al Barcelona, campeón de Europa. Sin embargo, esos rasgos no bastaron ante Inglaterra en el partido inaugural: un despiste en el último minuto hizo que una merecida victoria pasara a ser un empate y surgieran las dudas en torno al aguante mental del equipo.

Ahí entra Milla, de nuevo. Lejos de renunciar al juego de pase y toque, a pesar de las críticas de excesiva horizontalidad, o de renunciar a Adrián como falso nueve ignorando los palos que recibió el jugador del Deportivo, Milla abundó en la idea ante República Checa y Ucrania. España podrá ganar o perder, porque de eso se trata, pero al menos siempre será valiente. Quitó a un extremo, Jeffren, y puso a un media punta llamado a ser una estrella del futuro: Muniain. Con el jugador del Athletic en la cancha, España firmó sus mejores minutos en el campeonato, y consiguió holgadamente su pase a semifinales.

Sólo que en semifinales pasó lo mismo que en el primer partido: poca profundidad, algo de tensión, excesivos adornos de determinados jugadores... España estuvo a un minuto de la eliminación pero igual que la fortuna se había aliado con Inglaterra entonces, ahora se alió contra Belorrusia y Adrián marcó un gol que valió un Europeo: después, todo ha ido rodado, la prórroga ante los belorrusos y la final ante Suiza.

Con altos y bajos propios de la edad y de jugadores que aún tienen que aprender a competir mejor, España siempre ha sido reconocible: más del 70% de posesión del balón, 11 goles a favor en 5 partidos... y 2 en contra. Recordemos que en las tres grandes finales del fútbol español: Eurocopa 2008, Mundial 2010 y este Europeo Sub 21, el rival nunca ha marcado un gol. Y, desde luego, no es casualidad.

Algunos jugadores salen muy reforzados de este campeonato, así como sus equipos: Javi Martínez, Ander Herrera e Iker Muniain tienen un futuro más que prometedor en el Athletic; Adrián ha demostrado tener un sitio en el Atlético de Madrid, igual que Domínguez; Montoya, Botía y Thiago merecerían estar en la plantilla del Barcelona del año que viene, igual que la floja actuación de Bojan y Jeffren -pese a su gol en semifinales- parece condenarles al traspaso. Didac pronto será una alternativa en la absoluta y Mata es un jugador de posibilidades ilimitadas.

En toda esta retahila de estrellas notarán que falta un equipo. El Real Madrid. Ya es grave que solo dos canteranos-Casillas y Arbeloa- hayan sido campeones de Europa y del Mundo con la absoluta, pero que ni siquiera tengan un recambio es desolador. Si el Barcelona repesca a Botía -y debería hacerlo- tendrá a cinco jugadores campeones. Serían seis si ficha Mata. El Madrid, cero, otra vez a construir desde la chequera. Obviamente, solo con cantera es muy difícil mantener este nivel de exigencia brutal del fútbol de élite, pero un mínimo de cantera es necesario para aliviar gastos.

Por ejemplo, el Barcelona debería plantearse muy seriamente si de verdad necesita a Thiago Silva, Alexis Sánchez y compañía. Ahora mismo, si yo fuera Rosell, me quedaría con Montoya, repescaría a Botía por los cinco millones estipulados, ficharía a Mata por 30 millones y el resto, más las ventas de Bojan y Jeffrén lo dedicaría a Giuseppe Rossi, un delantero letal y acostumbrado a la liga española. Luego queda la duda de Thiago y Cesc. Tener a los dos parece un poco innecesario, teniendo en cuenta el precio del capitán del Arsenal y el overbooking de mediocampistas del filial, encabezados por Sergi Roberto, el ojito derecho de Guardiola en el segundo equipo.

Si quieren resultados ya, pueden intentar vender a Thiago y traer a Cesc, pero deberían hacerlo por una cantidad obscena de dinero y con opción de recompra. Si tienen paciencia, y el jugador corresponde, probablemente el hispano-brasileño tenga un sitio en la primera plantilla... y en la selección de Del Bosque.

sábado, junio 25, 2011

Manuel Jabois- Irse a Madrid



Un músico amigo mío me decía que lo importante cuando te subes al escenario es conseguir que “todos los tíos quieran ser tus amigos y todas las tías se quieran acostar contigo”. Hay algo de eso en el personaje de Manuel Jabois: un vividor con ese punto nostálgico de la clase media-baja de Pontevedra que tanto cultiva. Una especie de Julio Iglesias torpe y drogado.

Todo hombre sabe, desde muy pequeño, que a la hora de hablar de cama y vodka es mucho más decisivo resultar verosímil que verídico. Lo importante de “Irse a Madrid” de Jabois es esa sensación de que todo lo que está contando, incluso lo que sabes que es una exageración, a él le pudo haber pasado, es decir, resulta creíble. La escritura es impecable, sin un solo adorno innecesario, sin una palabra de más.
No hay línea que te puedas saltar en los casi cien artículos del libro.

Sinceramente, no creo que haya mucha gente capaz de escribir tan bien como Jabois o de exponerse con tanta honestidad. Cuando quitamos al personaje: el calavera pontevedrés que colecciona besos furtivos, puñetazos y resacas junto a sus amigos de pueblo, aún nos queda un periodista maravilloso. Vamos a dejar esto claro: que Jabois sea capaz de hacer ficción de sí mismo es un mérito indudable, pero acabaría aburriendo a todo el mundo si en medio no hubiera una serie de artículos dedicados a temas de actualidad con una perspectiva y una inteligencia sublimes.

Lo bueno de Jabois es que es un sinvergüenza, en todos los sentidos. Cuando escribe, no está pensando en más consecuencias que las estéticas. No le importa ser políticamente incorrecto o mandar a tomar por culo a cualquiera que le ande troleando su blog. Eso le permite una soltura envidiable, un estilo muy cuidado donde nada es accesorio, a lo cual ayuda la excelente edición de Pepitas de Calabaza, donde prácticamente es imposible encontrar una sola errata.

Jabois habla de sus noches de sexo como luego habla de Fraga, del Prestige, de las herrikotabernas, de Rosa Díez… todo ello a calzón quitado, como si ante la crítica ya tuviera preparada la respuesta: “Dejadme en paz, joder, que estoy durmiendo”. En ocasiones da la sensación de que él se ve reflejado en Cela pero yo no puedo evitar imaginarlo como un Valmont pontevedrés, que va de bar en bar y de chica en chica con ese mohín encalado en el tedio con el que John Malkovich afrontaba todas sus conquistas y sus duelos.

“Irse a Madrid” es un libro imprescindible para cualquiera que aspire a ser columnista en este país. Probablemente, no haya nadie, ni en los grandes medios, que domine el género como Jabois: saber ajustarse, saber explicar, saber ir al grano, mezclar el humor, incluso el espectáculo, con el análisis que va más allá de lo simple. Si usted no aspira a tanto, no se preocupe: le va a interesar y se va a reír.

Decía el propio Manuel recientemente que en una de las críticas se le llamaba “postmoderno”. No puedo imaginar nada más alejado de su escritura: precisa, exacta y cuidadísima. Un Larra sin ínfulas. Efectivamente, uno va pasando hojas del libro y desarrolla una empatía inmediata con aquel personaje eternamente adolescente, porque uno también ha tenido sus noches locas, ustedes qué se creen.

Llega el punto en el que sí, la idea de ser amigo de Jabois e irse juntos de farra al Toni 2, o similar, se hace muy apetecible. Pero en el fondo los dos sabemos que al final él me acabaría quitando la novia y la mañana siguiente fingiría no acordarse de nada. Aunque se acuerde, claro. Y yo, como el joven y manipulable Keanu Reeves que siempre he sido, me vería obligado a batirme a vida o muerte con él, justo con él, a quien la vida o la muerte parece que le den absolutamente igual.

viernes, junio 24, 2011

Chete Lera


Primera visión de Chete Lera como hermano de pinta progre en "Familia", la primera y mejor película de Fernando León de Aranoa. Un actor con un empaque extraordinario, sin necesidad de exagerar gestos ni acentos, un tipo que entra en la habitación, dice "buenos días" y te lo crees inmediatamente. Aquella película no solo representaba el debut del estandarte del cine social posterior en España sino que contaba con una jovencísima Elena Anaya, absolutamente deseable, una rejuvenecida Amparo Muñoz después de una década infernal de drogas y depresiones y un relativamente comedido Juan Luis Galiardo, para lo que es el personaje.

Fue una película clave, tipo Pulp Fiction. Aranoa se lanzó al reto de "Barrio", Galiardo vivió una segunda juventud en teatro y cine, Anaya se convirtió inmediatamente en el icono sexual de una generación y Chete Lera, con su sobriedad de psicólogo que sabe manejarse al borde de un ataque de nervios acabó trabajando con Alejandro Amenábar e Icíar Bollaín en apenas tres años. Amparo Muñoz, desgraciadamente, no consiguió levantar cabeza.

¿Qué me unía a mí, con 21 años, a Chete Lera? La confianza en que, en el futuro, yo podría ser como él, es decir, un tipo con apariencia intelectual, elegancia no forzada y mucha tranquilidad. Recuerden que en aquella época yo aún no tomaba ansiolíticos pero empecé a hacerlo poco después de salir del cine sin poder respirar justo antes del final de "Abre los ojos", día de estreno, cines Morasol. Mi novia de los 90 no entendía nada, como tantas otras después.

Probablemente, el recuerdo que todos tenemos de Chete Lera sea precisamente el de Amenábar, el terapeuta que intenta tratar a Eduardo Noriega de algo que él mismo no comprende, que intenta explicar, que intenta razonar, convencer... y acaba en aquella terraza de la Torre Picasso dándose cuenta de que él no existe. Sinceramente, es una de esas películas que con el tiempo se han ido viniendo abajo, algo que creo que no pasará con "Tesis", precisamente por el punto generacional que siempre tuvo, pero si había ahí un verdadero drama no era el de Noriega ni el de Cruz ni el de Nimri, sino el de Lera, desolado, nervios perdidos, compostura desanudada, mirándose las manos sin poder intuir qué iba a ser de él ahora que sabía que él, como tal, no era nada: la invención de un tipo dispuesto a saltar cien metros abajo.

Quizás aquello fue una premonición. Tuvo su papel en "Flores de otro mundo", en una película llamada "Fisterra", que vimos por aquello de que mi novia era gallega e incluso un episódico en "Médico de familia", la serie que separaba a los niños de los hombres. De creer a IMDB, entre 1998 y 2000 participó en once largometrajes y seis cortos. ¡Y ustedes que creían ver a Puigcorbé en todos lados! Algo me dice que se hartó. Puede que ganara suficiente dinero o puede, simplemente, que prefiriera gastar su tiempo en otra cosa. Desde entonces se ha convertido en un secundario o ni siquiera eso, papeles muy circunstanciales en "Remake", "Concursante" y algo más extensos en "Smoking room" y un buen montón de cortos para matar el gusanillo.

Reconozco que cuando le encuentro en pantalla me llevo una gran alegría, aunque solo sea dos minutos y de pasada. Me da igual, inmediatamente conecto con el hombre que quería ser de adolescente y no me paro a pensar ni por un momento si aquel es el tipo maduro que quiero ser ahora que parece que soy un hombre. No puedo evitar pensar que si no llegó más lejos fue porque no quiso. No lo explico de otra manera. Era el prototipo de hombre sensato igual que Carlos Álvarez-Novoa es ahora el prototipo de abuelo entrañable. Se vio en el radar y le entró algo parecido al pánico. Puedo entenderle perfectamente.

Vi los últimos cinco minutos de "Abre los ojos" en una pantalla en blanco y negro, después de haberme echado agua en la nuca y las muñecas y haber retomado la respiración. Obviamente, no entendí nada. Tampoco importaba: hasta entonces no es que la película hubiera sido un libro abierto.

jueves, junio 23, 2011

Autorretrato del artista con Chica Langosta de fondo


La Chica Langosta y yo discutimos en cuatro países diferentes, lo que hizo que las agencias de rating bajaran el nivel de confianza de nuestra relación a niveles griegos. Si hubiéramos hecho más viajes, estoy convencido de que nos habríamos enredado en más discusiones. Teníamos esa clase de relación en la que yo le pedía fotos de cuando era aún más joven y no nos conocíamos y ella, pese a las evidencias, no me trataba como un acosador.

“Stalker”, lo llaman ahora.

Precisamente, nuestra primera discusión debió de ser en Atenas. Permítanme que no la recuerde con exactitud pero pasaba los días envuelto en una enorme resaca de los excesos de la noche anterior. Un auténtico círculo vicioso, en sentido estricto. El resumen de aquel viaje adolescente está en una foto de la Acrópolis en la que se me ve a mí tumbado encima de una piedra durmiendo la mona, el día en que la selección sub 21 se acercó a pasear por la zona y las chicas asaltaron cual groupies a Julen Guerrero.

Calculen en un momento mi edad, es terrible.

Yo me eché algo parecido a una novia de siete días y ella se echó un novio de algo más tiempo, pero en cualquier caso los dos acabamos nuestras relaciones y volvimos a enfrentarnos cara a cara, tanteándonos, como si cada uno se pudiera adelantar a los movimientos del otro.

Yo, que tantos hombres he sido, no he sido nunca aquél en cuyo amor desfallecía la Chica Langosta. Eso no quiere decir que no lo intentara a conciencia, ya lo he dicho: lo intenté en Madrid, como era lógico, esperándola en las paradas de metro para hacer transbordo juntos a República Argentina; lo intenté en Grecia cuando conseguía enfocar la mirada; lo intenté en Londres, aquel día que caminamos juntos rodeando Hyde Park, inconvenientes de una ciudad desconocida, buscando un hotel en el que al final solo me quedaría yo: habitación abuhardillada, mínima, asfixiante, sin baño… donde podía leer a Carver y a Ellis y bajarme a Kensington Gardens para escribir un rato.

Lo reconozco: fui un adolescente insoportable.

Lo intenté, supongo, incluso en Francia. Toulouse, para ser más exactos, que es una ciudad muy poco francesa porque todas las ciudades universitarias, al menos las europeas, tienen un aire de familia que va más allá de las banderas. Cogí un avión en plena Semana Santa desoyendo los consejos de mi novia de entonces -mi “novia de los 90”, como le llamaba la última chica que me fascinó de verdad antes de huir a Bremen- y me planté sin más en Le Mirail.

Dormimos juntos una noche, o al menos ella durmió, yo no pegué ojo como buen pagafantas, y luego pasamos cuatro días visitando fiestas Erasmus con su novio, hasta que la frustración fue excesiva y nos gritamos un par de cosas –falso, la Chica Langosta nunca gritaba, tenía un punto de elegancia incluso en la discusión- que hicieron que pasáramos dos años sin vernos. Cuando nos reconciliamos me dijo: “Parecíamos novios”, pero sin ninguna nostalgia, casi como un reproche. Después se volvió a ir, a Iowa City, y yo le mandaba cada día un email con el nombre de una canción.

De todo aquello aprendí que no hay que perseguir a nadie más allá de donde te ponga esa persona la frontera y algunas fronteras son a menudo sorprendentemente cercanas y en otras ocasiones absurdamente lejanas. Es una pena porque perseguir es algo que sale en las películas y que resulta bonito, pero al final es tremendamente agotador y poco práctico en la vida real.

Después de algunos tumbos, la Chica Langosta se estableció en Bruselas, para trabajar en temas relacionados con la Unión Europea y la industria farmacéutica. Nunca volvió. Hizo una parada de dos años en Barcelona y llegamos a vernos una tarde en La Central.

Pero, en rigor, no, nunca volvió.

miércoles, junio 22, 2011

La batasunización de La Razón y El Mundo


Puedo fingir que no pero en el fondo sí que entiendo por qué los medios autoproclamados de derecha o centro-derecha han emprendido esta cruzada contra el 15-M al margen de toda evidencia. Obviamente, creen que no tienen nada que ganar y mucho que perder. No hablo de ellos, hablo del PP, pero si alguien se está retratando aquí son precisamente determinados medios que llevan muchos años haciendo prensa de partido y que por lo que se ve están ahora más obligados que nunca.

En la mente del votante de centro-derecha está todavía demasiado viva la imagen del 13 de marzo de 2004. Aquello fue un shock impresionante para millones de personas. Una jornada de reflexión reventada por SMS y que acabó con piedras contra sedes de un partido político. Fue un error descomunal, de proporciones enormes y solo recordarlo me sigue dando vergüenza. Por eso, ven gente en la calle, gente difícil de asimilar, no la "gente de bien" que sale a protestar contra el matrimonio homosexual, sino tipos con vestimentas raras y piensan "ay, madre, que nos la montan y no ganamos el año que viene".

Esa imagen de la calle Génova el 13 de marzo es lo que están azuzando ahora mismo El Mundo y La Razón con sus portadas. El objetivo está claro: convencer a sus lectores de que el 15-M no es un movimiento ciudadano sino organizado por Rubalcaba y que sus fines no solo no son pacíficos sino que están entroncados con la "kale borroka", Batasuna y ETA. En pocas líneas consiguen agitar los dos grandes fantasmas de la conspiración y el miedo.

Por supuesto, ellos saben que es mentira. Tienen que saberlo. Pero da igual: su partido está asustado, su partido lleva siete años esperando a 2012 y les da absolutamente igual lo que quede de país para entonces, el caso es que podrán volver a La Moncloa. Lo que se está haciendo estos días es un acoso mediático, no ya a los manifestantes del 19-J sino a los votantes del PP: "Ojo, si sales a la calle a protestar tú también serás un batasuno, tú también apoyarás a ETA, tú también serás un peón de Rubalcaba, te estamos vigilando".

La prensa de partido, ya lo sabemos, es así. Esperanza Aguirre habla mucho de totalitarismo así que seguro que sabe que uno de sus pilares es controlar por completo la prensa, impedir una prensa libre y afín a los ciudadanos. Unos y otros lo están consiguiendo: los intentos de ayer de El País de vincular a PSOE con 15-M como el fijador de gomina que asocia su imagen al delantero de moda resultaron tan patéticos que no solo los portavoces de Sol lo negaron varias veces sino que la propia Elena Valenciano tuvo que salir a decir que ella solo se había tomado un café con unos tuiteros, y punto.

Unos nos quieren como amigos para absorbernos; los otros nos quieren como enemigos, para odiarnos.

Es una cosa peligrosa, el odio. Cuando es entre partidos que se conocen, se invitan a bodas, toman cafés juntos y se recalifican terrenos, bueno, la cosa no pasa de la estética. Está feo pero forma parte del circo. Otra cosa es incitar al odio entre ciudadanos. Imposibilitar la protesta misma de los ciudadanos. Eso es totalitarismo, señores: un grupo de ciudadanos, con razón o sin razón, decide protestar pacíficamente contra el poder y se les insulta, se les humilla, se invita a millones de personas a odiarles como perros.

Hasta aquí hemos llegado, hasta este punto tan terrible en el que el ciudadano no solo tiene que defenderse de la mediocridad de los gobernantes sino de la ira de la propia prensa libre. La prensa cuyo objetivo, en principio, sería controlar al poder y no azuzarlo contra sus críticos.

Bien, yo pido a los ciudadanos de derechas y de centro-derecha que no les crean. No les pido que apoyen el 15-M o el 19-J, no, eso es una decisión demasiado privada como para que yo la pida así sin más. No, no, el que quiera despreciar el 15-M por pueril, inocente, retrógrado, inconveniente, con ideas económicas equivocadas... lo que quieran, seguro que encuentra razones para reafirmarse. Yo no pido apoyo, yo pido ayuda. No es lo mismo. Yo pido que esos ciudadanos de derechas y de centro-derecha, que no son bichos raros perversos hijos de Henry Ford, sino que son nuestros abuelos, nuestros tíos, nuestros primos, nuestros hermanos o nosotros mismos, protesten contra esto, griten su propio "no nos representan".

Que sean capaces de decir: "No estoy de acuerdo con las soluciones que propone el 15-M ni con su simbología y no quiero ser partícipe de sus acciones... pero defiendo a muerte el derecho de los ciudadanos a protestar legalmente y en paz, porque ese derecho también es mío y lo utilizaré cuando yo lo crea oportuno". Que nos escuchen, que nos lean. No que nos den la razón, sino que entiendan que nosotros, a su vez, somos sus nietos, sus sobrinos, sus primos, sus hermanos o incluso ellos mismos.

Que juntos podemos y podemos más. Que no tengan miedo. Que sus problemas son los de todos. Que explotar a un becario no es ni de izquierdas ni de derechas, es un robo; que reelegir a corruptos en pos de la paz dentro del partido no es ni de izquierdas ni de derechas, es un insulto al ciudadano; que una ley que permite que con el 40% del voto -ojo, del voto, no cuento ni la abstención- controles todo el país no es una ley ni de izquierdas ni de derechas, sino una ley injusta, diseñada a medida para que dos partidos se repartan el poder.

Las ideas están por encima de los partidos. Siempre. Si la prensa no lo sabe ver, se lo tendremos que decir nosotros. Pacíficamente. Como podamos. Pero juntos. No somos vuestros enemigos. Aquí nos jugamos mucho todos: la posibilidad misma de la protesta ciudadana como derecho democrático inalienable. No os indignéis, simplemente manteneos firmes y que nadie os diga a quién tenéis que odiar. Menos aún a vuestros compañeros de crisis. Os necesitamos.

martes, junio 21, 2011

Chivo Chivato- El silencio de las hadas



A Pepo López le conocí hace muchos años, ni siquiera con La Cabra Mecánica sino con Dani Flaco. A Jordi Cobre y Dani Ortín me los encontré algo más tarde, en una parrillada maravillosa en Terrasa, Hotel Lichis, con baños y futbitos de por medio.

Todo eso es intrascendente, si yo hablo aquí de los tres, es decir, de Chivo Chivato, no es porque sean mis amigos. De hecho, no lo son en el sentido estricto de la palabra. Si me acerqué a su concierto del pasado verano en Costello fue porque ya suponía que iban a ser muy buenos, pero resultaron mucho mejores de lo que esperaba. Aquello fue un escándalo.

Ahora, por fin, tienen disco en el mercado, "Dejarse la piel". Me pareció espectacular, con un rollo de rock ochentero pero con mejor gusto. Hablamos de tres músicos ya curtidos en mil batallas. Prometí a Pepo López hacer una crítica del disco, pero solo lo he escuchado una vez y sería burlarme de mis lectores hacer un análisis con una sola escucha por muy impactante que fuera esa primera impresión. Lo que sí puedo hacer mientras tanto es dejar el vídeo de su primer single y que ustedes juzguen, me parece lo mínimo.

lunes, junio 20, 2011

"No nos representan", una explicación


Por supuesto, tener a 200.000 o 300.000 personas diciéndote que estás haciendo mal tu trabajo es difícil de asimilar. Puede que, además, no sea verdad, o tú creas que no es verdad, que en realidad estás haciendo un trabajo excelente con un empeño descomunal. Pero lo que no se puede hacer es decirle al cliente sin más: "pues ahora vas y lo haces tú". ¿Se imaginan esa reacción en algún lado que no sea la política?

Gritar a alguien "no nos representas" no te obliga a erigirte en representante igual que decirle al cocinero que la carne estaba demasiado hecha, carbonizada casi, no te obliga a entrar en la cocina y ponerte a servir entrecots.

Que las críticas de los medios de comunicación y los partidos políticos, si es que a estas alturas se pueden distinguir ambas cosas con claridad, abunden en el "pues vosotros menos" para solventar la crisis de representación es un intento absurdo, incluso maleducado, que solo se entiende después de años y años viviendo del "y tú más" para conseguir el voto de la gente.

No, el 15-M o el 19-J o inserte aquí el nombre que prefiera, no tiene ninguna obligación de presentar una alternativa legislativa ni tiene que proclamarse representante de nadie. Simplemente, es un acto de protesta. Decirle a alguien "no estás haciendo bien tu trabajo" no implica que estés obligado a reemplazarle y hacerlo mejor tú, es tan ridículo que no debería merecer más comentario.

Sin embargo, es la base de algunas argumentaciones: el 15-M denuncia unos problemas y los medios, en vez de analizar los problemas, se dedican a analizar con lupa el 15-M. Como si fuera la Asamblea General de Sol la que legislara en este país y no el Congreso de los Diputados. Su objetivo es repetir mil veces que el sistema es legítimo porque hay más gente que votó en las urnas que la que llenó las calles, olvidando que no son cosas distintas ni contradictorias, que yo puedo votar y luego pedir explicaciones a la persona a la que he votado sin tener que esperar calladito cuatro años.

Porque sólo se le puede decir "no nos representas" a alguien que realmente podría representarte. ¿Cómo me lo van a gritar a mí, que no represento a nadie? Vuelvo al símil: recoges el coche del taller y no funciona, los frenos van mal. Se lo comentas a tu amigo, que es cliente de ese mismo taller y te dice: "Pues tú sí que no tienes ni idea de cómo arreglar los frenos de un coche". Lo más probable es que sea cierto, pero el asunto es que yo no arreglo frenos de coches, aunque sepa muy bien cuándo las ruedas efectivamente se paran y cuándo siguen como si nada hasta pegarme un buen tortazo.

Por lo demás, los análisis parecen ser positivos: hemos dejado de ser unos terroristas totalitarios para ser unos malos economistas. Eso está bien, es un paso adelante. El político es el único trabajador que presta un servicio a un grupo de gente y cuando esta gente le critica su trabajo les insulta. Su propia gente, a menudo. La gente que les ha votado. En rigor, ningún anti-sistema podría gritar nunca "no nos representan" precisamente porque está al margen de ese sistema de representación.

Yo sí puedo, porque he confiado en ellos, y les he votado, y he entrado en el juego, y no renuncio a mi derecho a exigir cuentas. A ver si arreglan los frenos de una vez y dejan de mirar el retrovisor como locos.

domingo, junio 19, 2011

El 19-J en Madrid


La afluencia masiva a la manifestación de esta mañana con el difuso lema de "Contra el pacto del euro", al que luego no se hizo prácticamente ninguna referencia en la concentración, deja clara una cosa: uno puede estar de acuerdo, puede no estar de acuerdo, puede considerar este movimiento pueril o puede considerarlo una alternativa viable, en fin, puede pensar lo que quiera, pero mejor será que se lo tome en serio y no reduzca todo a términos de "izquierda vs derecha" o "políticos vs perroflautas".

Agotada esta segunda vía por la presencia de decenas de miles de personas y muy escasos radicales, determinados medios de comunicación apuestan ahora por explotar la primera: peligrosos izquierdistas amenazan la paz social en España, con banderas republicanas y gritos a favor de la huelga general. Es curioso que los medios que se autoproclaman de derecha o de centro-derecha tengan un empeño tan grande en que el 15-M sea un movimiento de izquierdas, puesto que parece ya que terrorista y batasuno, qué lástima, no puede ser.


Es un empeño peligroso, parece buscar necesariamente un enemigo al que combatir y esa no debería ser la idea. Para mí, por encima de izquierdas o derechas están los ciudadanos. Y a los ciudadanos hay que escucharlos. "Escuchar" y "obedecer" no es lo mismo, ojo. Aquí, quien gobierna legítimamente es el Gobierno de la nación respaldado por Congreso y Senado. Yo de esas posiciones no me muevo. Pero si en vez de estar muertos de miedo intentaran escuchar algo, ganaríamos mucho terreno porque, como digo siempre, convenciendo a los ya convencidos no se adelanta nada: necesitamos a los no convencidos para avanzar.

Decía Artur Mas el otro día que prefería el orden con problemas de esta democracia que el caos que había vivido en Ciutadella. El problema es que no sé si se puede elegir entre esas dos opciones. Ojalá, sí, por supuesto. Mi duda es si la única elección ahora mismo es: regeneración o Grecia. El 15-M propone una regeneración difusa, poco articulada, inocente, utópica... pero pacífica. Cualquiera que vea Telemadrid sabe que Atenas ahora mismo es un campo de batalla y tenemos que alejarnos de ahí a toda velocidad.

¿Qué hacemos entonces con la gente que sale a la calle contra la mediocridad política, su alejamiento total de la sociedad y los beneficios enormes de la banca frente a las pérdidas masivas de trabajadores y pequeños-medianos empresarios? ¿Qué hacemos con su rabia? O la canalizamos de forma pacífica mediante reformas o acabará explotando de otra manera en otro momento y será mucho peor. Hay que tomarse esto en serio, insisto, repetir una y otra vez "es una chiquillada" no hará que el desencanto desaparezca por arte de magia.

En cuanto a la manifestación en sí, es cierto que hubo banderas republicanas y algunas consignas de izquierda rancia. Me desagradan porque creo que esto no es una cuestión de república contra monarquía o de izquierda contra derecha, insisto: son problemas que nos atañen a todos. Vamos a dejar de decir que hay dos Españas condenadas a odiarse porque es mentira. Hay problemas y soluciones, y coinciden muy a menudo cuando dejamos a un lado los prejuicios.

Sí, hubo gritos a favor de una huelga general. Es lógico. La manifestación la convocaba una asociación claramente de izquierdas y de origen semi-sindical. No sé por qué Democracia Real Ya se adhirió sin más a esa manifestación, supongo que la cuestión es legal, de permisos. Probablemente fuera un error, esta misma manifestación la podríamos haber hecho el 26 y ahorrarnos banderas, silbatos y canciones que ya eran viejas en el 68.

En cualquier caso, uno puede quedarse con eso, como harán La Razón, ABC, La Gaceta y compañía o quedarse con la durísima crítica al PSOE, a los sindicatos -"sí a la lucha de los trabajadores... sin liberados ni subvenciones"-... a determinada izquierda, en definitiva que se ha alejado también de la sociedad y no entiende nada de nada.

Pueden quedarse con las protestas contra la izquierda o los alegatos a favor de la izquierda o lo que quieran, pero les pido que vayan más allá: la cultura del becario no es de izquierdas ni de derechas, es un robo. El descontrol del sistema financiero no es de izquierdas ni de derechas, es un abuso de avaricia y un principio de estafa. La mediocridad de los partidos políticos, su falta de democracia interna, su pesebrismo constante para llegar arriba... es común a la izquierda y la derecha. La corrupción en Valencia es como la de Andalucía, la de Madrid parecida a la de Extremadura... en fin, si es que esto da igual: el caso es que, al final, el que se ha quedado en el paro soy yo, o es usted o son nuestros primos.

De izquierdas o derechas.

Es momento de hacer revisión y autocrítica. Todos. No de seguirse odiando sin más o de echar la culpa directamente al enemigo. Pensar qué podemos hacer mejor y cómo podemos hacerlo juntos. Porque, con odio y sectarismo, llegaremos a Grecia. Porque con orejeras y empeñados en el libre mercado sin control alguno, acabaremos como Islandia. Y no, a mí no me parecen ninguno de los dos casos caminos a seguir.

sábado, junio 18, 2011

La gran estafa del Día de la Música


El Día de la Música Heineken es un festival que se organiza en Madrid cada año por estas fechas y que normalmente venía durando un día -de ahí su nombre- pero que este año se ha apostado por ampliar a dos e incluir a bandas como Vetusta Morla, Glasvegas, The pains of being pure at heart, Ellos o la cantante Russian Red. El atractivo era indudable, al fin y al cabo, tanto Vetusta como Russian Red presentaban disco tres años después de su gran bombazo.

Las entradas se podían comprar por Internet en dos formatos: abono para los dos días o por separado, a 15 euros el día: el sábado podías ver a Vetusta y el domingo a Lourdes a un precio razonable en el Matadero.

El proceso era el habitual: entrabas en una página, seleccionabas el evento, pagabas con tu tarjeta de crédito y luego podías optar entre imprimir la hoja de confirmación o ir directamente a un cajero a retirar lo que se supone que es tu entrada.

Ese fue mi caso: 15 euros para el sábado y retirada en cajero.

Uno podría imaginar que teniendo ya la entrada en mano y siendo solo para un día, la cosa sería tan sencilla como entrar a lo largo de la tarde en el sitio, que alguien te corte la entrada y te deje pasar. Pero eso sería demasiado fácil, claro. Voy a contarles cómo fue todo en relidad:

Llegamos a las 6 y media, intentamos entrar por la puerta del Paseo de la Chopera pero nos dijeron que no, que por ahí solo se podía salir, que había que entrar por la puerta contraria, en la Plaza de Legazpi. ¿Por qué?, preguntamos a la policía al más puro estilo Mourinho. "Porque quieren que paséis por todos los puestos de promoción que están instalados al otro lado", contestaron con una sinceridad abrumadora.

Bien, había cola para entrar por la otra puerta. Bastante cola. Tanta como para esperar tres cuartos de hora hasta conseguir entrar, que nos revisaran bolsos y bolsillos y pasáramos efectivamente por toda la zona de promoción de discográficas, revistas, incluso un bar-terraza con precios de festival para refrescarte antes de los conciertos. Nadie nos había cortado la entrada, pero, en fin, insisto, no podía tener mucho secreto aquello.

Error, de nuevo. Al final de la larguísima fila de stands había otra cola. Cientos de personas se amontonaban en grupos intentando entrar todos a la vez para canjear tanto el abono como la entrada de un día -¡la entrada de un día!- por una pulserita de la organización. En los tres cuartos de hora que estuvimos esperando para entrar más el cuarto de hora de paseíllo promocional, a la policía se le había ocurrido dejar abierta la entrada del Paseo, así que los cientos casi se convertían en miles al entrar a la vez en dos direcciones distintas y formar hasta cinco colas que  no se movían y que resultaban kilométricas.

Estuvimos unos veinte minutos esperando, no nos movimos del lugar. Probamos con la cola principal, pero daba la vuelta ya al recinto. Nadie de organización dio ninguna respuesta. Total, ya habían cobrado... El caso es que a la hora y media de llegar al Matadero con nuestra entrada comprada y en la mano, decidimos irnos. Por si acaso, tomamos algo cerca, no fuera a ser que alguien decidiera racionalizar el proceso, dejar entrar sin más a los que tenían entrada de un día y mantener la cola solo para los abonos, agilizando el proceso.

No fue así: a las nueve y cuarto, la cola era aún mayor, rodeaba el recinto y subía el puente. A las nueve y media, con mucha fortuna, conseguimos que tres chicas nos compraran tres lápices de Cortogenia que teníamos por ahí a 15 euros cada uno y de regalo les dimos nuestras entradas. Nunca conseguirían llegar al concierto de Vetusta Morla, y eso que era el último. La cola, ya digo, empezaba a ir algo más deprisa, pero seguía acogiendo a unas 500 personas.

Eso, fuera del recinto. El caos de dentro, los insultos, las peleas, las luchas por conseguir avanzar un metro, no había manera de saber si se habían solucionado o si simplemente la policía estaba dejando entrar a la gente y que luego se buscaran la vida.

En fin, me perdí el concierto que quería ver y por el que había pagado. Me lo perdí por la inutilidad manifiesta de una organización que ni siquiera dio la cara. Al menos no perdí dinero, eso sí, y he llegado a tiempo para ver a Vetusta Morla por streaming en la página de RTVE.

Aunque, por supuesto, el streaming no funciona. Dicen que está siendo un concierto buenísimo. Enhorabuena a los premiados. El próximo año voy a pedir a Jaime Botín que me haga la declaración de la Renta y al organizador del Día de la Música que me monte otro festival solo para mí. No haría falta ni pagar a los músicos, bastaría con cobrar a la gente de antemano y luego impedirles entrar hasta que se rindieran.

Midnight in Paris



Yendo más allá de la consigna presente en toda la película -"cómo, a nuestro parecer, cualquiera tiempo pasado fue mejor" y pasando por encima del insistente "name-dropping", unos diálogos algo forzados y recurrentes y la belleza de cuento de hadas, casi al estilo de "La rosa púrpura del Cairo", lo más emocionante de "Midnight in Paris", para mí una película soberbia en lo que tiene de complicidad con el espectador, que se llena de entusiasmo igual que su protagonista y es capaz de sentir esa alegría casi en primera persona... Lo más emocionante, decía, es poder salir con la ilusión de que nosotros podríamos ser ellos.

De que a lo mejor, incluso ya somos ellos, pero no nos hemos dado cuenta, igual que ellos parecen no darse cuenta en la película, aunque algo me dice que sí, se daban cuenta, lo sabían, excepto la dulce Marion Cotillard, empeñada en volver sin saber adónde, harta de tanto genio con ínfulas.

En cualquier caso, la mera suposición de que uno puede dejar de ser uno mismo y empezar a ser otro ya me resulta atractiva por sí misma. Sea uno quien sea.

viernes, junio 17, 2011

La vie à 2



Viajé a Toulouse. Fue en plena Semana Santa. No solo viajé sino que lo hice con dos fotos suyas, que le había pedido que me regalara unos meses antes. Teníamos esa clase de relación: yo le pedía fotos de cuando no la conocía y ella me las daba y me trataba como si no fuera un "stalker". A mi novia no le hacía ninguna gracia aquello y visto desde ahora no la culpo.

Tampoco la culpaba entonces, pero lo cierto es que yo a quien quería era a ella y no a la chica de las fotos, por mucho que pasáramos las noches en el Parque de Berlín hablando de libros y teatros y nos abrazáramos en los aeropuertos. Resultaba difícil de explicar: el amor no es la fascinación y desde luego no es la mitomanía.

El amor es algo parecido a "La vie à 2" en versión de Manu Chao: allí donde los dioses no se aventuran. Mi novia de los 90 y yo fuimos moderadamente felices durante cuatro años. Digo "moderadamente" porque todo esto lo he revisado demasiado. Si me hubieras preguntado en 1999, hubiera dicho que éramos "muy" felices y probablemente aquello fuera más cierto. El fracaso lo acaba manchando todo y las agencias de rating lo notan. Standard & Poors le da ahora mismo un BB a nuestra relación y todavía nos amenaza de vez en cuando, como a Lehman Brothers.

En fin, yo no solo quería a mi novia de los 90 sino que hacía el amor con ella escuchando a Manu Chao. No debería contar esto pero en realidad no es decir nada nuevo ni escandaloso: obviamente hacíamos el amor y obviamente, en ocasiones, escuchábamos música. Ustedes también lo hacen. Aquella canción me fascinaba, con su letanía "donne-moi de quoi tenir, tenir, je ne veux pas dormir, dormir, laisse-moi voir venir le jour" acompañada de un final prodigioso: "Il est minuit à Tokio, il est cinq heures au Mali, ¿quelle heure est-il au paradis?", que años más tarde se convirtió en "¿Qué horas son, mi corazón?"

El mejor concierto de mi vida fue de Mano Negra en Hortaleza, el segundo fue de Hole en Aqualung y pongamos que el tercero ha sido alguno de Vetusta Morla.

A lo que iba: cogí el avión a Toulouse para ver a la Chica Langosta. Ella estudiaba ahí ciencias políticas y tenía novio igual que yo tenía novia. La primera noche dormimos juntos. Ella durmió, yo no. Yo hice un lémur en toda regla. La segunda noche ya había venido una amiga común y me mandaron a otro cuarto. La última noche acabé en el colchón con la amiga mientras la Chica Langosta dormía con su novio y probablemente hacían el amor al son de alguna canción francesa: "Motiver, motiver, il faut se motiver!".

El momento más absurdo de mi vida fue cuando los cuatro nos juntamos en Barcelona, navidades de 1998. El más absurdo y puede que el más feliz. Hasta la fecha, Barcelona, mi novia de los noventa y la Chica Langosta han sido mis tres grandes pasiones.

¿Qué pasó? Discutimos. A mí no se me puede sacar de casa, eso está claro. La Chica Langosta y yo coincidimos en cuatro países y en los cuatro conseguimos discutir: Grecia, Francia, Inglaterra y España. Si hubiera venido a aquel viaje adolescente a Lisboa seguro que hubiéramos discutido también.

Años después hicimos las paces y ella dijo "parecíamos novios" en un tono que tenía más de reproche que de nostalgia. Supongo que siempre me he preocupado más de lo que parecen las cosas que de lo que realmente son.

A rose is a rose is a rose is a rose.

Manu Chao sacó un segundo disco, aquel de Paz Gómez coqueteando con la cámara. No estaba mal pero no era tan bueno como el primero. Mi novia de los 90 me dejó y la Chica Langosta se fue a Iowa City -yo la escribía cada día un email con el nombre de una canción- y después a Bruselas. Nunca volvió. Hizo una parada de dos años en Barcelona y llegamos a vernos una tarde en La Central.

Pero, en rigor, no, nunca volvió.

jueves, junio 16, 2011

Tu libro favorito


Ya no se pregunta por el libro favorito de nadie, ¿verdad? No estoy seguro pero no recuerdo que nadie me haya hecho esa pregunta en años y yo, por algo parecido a timidez o deseo de no quedar mal, no la hago nunca. En ello puede influir también el miedo a no soportar la respuesta. A veces, en conversaciones más o menos distendidas, con gente que ya conoces más, puede aparecer el tema, pero es muy inusual. Recuerdo el tipo que se iba de cita con la amiga de Winnie Cooper y no dejaba de preguntarle por listas: tus cinco colores favoritos, tus cinco lugares de vacaciones favoritos, las cinco canciones que escucharías...

Aquello era ridículo pero puede que necesario.

No, ahora nadie pregunta porque nadie quiere molestar y desde luego nadie quiere molestar y además resultar pedante. Doble delito.

Si no recuerdo mal, los libros favoritos de mis cuatro novias oficiales eran "Malena era un nombre de tango", "Historias de Marta y Fernando", "La regenta" y... lo siento, de la cuarta no me acuerdo y me parece ridículo llamarla para decirle: "Estoy escribiendo un post sobre los libros favoritos de mis ex-novias, ¿te importaría echarme una mano?" Me acuerdo de muchas otras cosas que no voy a contarles, no me crean tan cruel.

No sé bien cuál es el mío. Supongo que es una cuestión de sensaciones más que de jerarquías. En una librería todos los libros resultan apetecibles pero en casa acaban cogiendo polvo más de lo que me gustaría. Mi podium habitual solía ser "Opiniones de un payaso", de Heinrich Böll, "El guardián entre el centeno", de J.D. Salinger y "Cien años de soledad", de García-Márquez. Nada demasiado original, se supone. Mi relato favorito, ahí sí hay consenso y todas mis neuronas levantan las manos moviendo las muñecas a la vez, es "The short happy life of Francis Macomber", de Hemingway.

El problema es que eso deja fuera experiencias maravillosas: la lectura de "Sobre la razón histórica" de Ortega y Gasset, apasionante, un verano en Santander, "¿De qué hablamos cuando hablamos de amor?", de Carver, en una buhardilla de Londres, "Menos que cero", en la versión española y en la inglesa, "Tres versiones de Judas", de Borges, "Tender is the night", de Scott Fitzgerald, "Mientras agonizo", de Faulkner, "Historias de cronopios y de famas", de Cortázar, "Koba el temible", de Amis, "Mantra", de Fresán, "Tokio ya no nos quiere", de Loriga, "Si una noche de invierno, un viajero..", de Calvino, e incluso, por qué no, "Ciudada rayada", de Mañas.

Todos esos libros que no volveré a leer jamás para no estropear los buenos recuerdos.

Sí puedo establecer bien claramente el libro cuyo recuerdo más me emociona, es decir, aquél con el que disfruté más que con ningún otro: "Momentos estelares de la humanidad", de Stefan Zweig. Mi idolatría llega hasta tal punto que no solo no me he atrevido a volver a leerlo en siete años sino que ni siquiera me he atrevido a leer nada más de Zweig. Aunque una vez le compré uno a la Chica Langosta. Ya saben: esa solemnidad de no regresar jamás a los lugares donde fuiste feliz.

Algunos datos para entender el problema de Barcelona


Barcelona es una ciudad de algo más de un millón y medio de habitantes. En el censo electoral de las pasadas municipales había 1.200.000 electores. Los partidos representados en el ayuntamiento solo sumaron 508.939 votos, es decir, dos de cada tres barceloneses, casi un millón, no tiene representación en el ayuntamiento, bien por no tener la edad, por no creer en el sistema, por vago o porque ha votado en blanco, en nulo o a sextas y séptimas opciones.

No es una justificación de ninguna violencia, sé lo que es un sistema de democracia representativa, lo acepto. Solo quiero dar algunos datos que ayuden a entender que en Barcelona hay un problema entre la ciudadanía y sus partidos y la distancia entre ambos cada vez es mayor. Estoy dando datos de las elecciones más importantes de la historia democrática de la ciudad, en las que por primera vez en 32 años el PSC podía perder el poder, como así fue.

Vayamos al Parlament. En las elecciones de 2010 había censados 5.230.866 votantes. Los partidos representados sumaron 2.702.618, poco más de la mitad. Mas arrasó en las elecciones... consiguiendo poco más del 20% de los votos potenciales. No quiero llegar a ningún lado, o al menos aún no sé dónde quiero llegar, pero quería dar estos datos, me resultan especialmente relevantes para entender la desconfianza de algunos ciudadanos barceloneses y catalanes con sus políticos y la necesidad, quizá, de nuevo, de plantearse que algo se está haciendo mal.

Sin que hacer algo mal implique que te tengan que tirar pintura ni agua ni robar al perro-guía, etc., etc., eso ya ha quedado dicho.

miércoles, junio 15, 2011

El 15-M y Batasuna


Recientemente, Arcadi Espada publicó un artículo en El Mundo llamado "La batasunización de España"- hoy vuelve con el tema- seguido de manera casi inmediata por un videoblog de Pedro J. Ramírez con un título muy parecido. Entiendo perfectamente lo que quieren decir y entiendo desde luego su preocupación porque se habrán dado cuenta de que llevo días compartiéndola.

Ellos llaman "batasunización" a lo que yo llamo "acción directa". Creo que es importante matizar una cosa: Batasuna no inventó la "acción directa", como mucho podría aceptar que fuera una expresión más de esa manera de hacer las cosas tan española, a las bravas, se ponga quien se ponga delante o lo que he explicado otras veces como "esto lo arreglo yo por mis cojones". Comparar el 15-M con Batasuna cae en un error de miopía enorme y suena a excusa fácil: "En caso de duda, Batasuna" igual que "en caso de duda, Rubalcaba".

La tendencia innegable de sectores del 15-M hacia la acción directa -zarandeo de políticos, cacerolas, silbatos, cortes de calles y accesos a parlamentos democráticos- no puede adjetivarse sin más recurriendo al demonio abertzale. Bastaría con mirar un poco más allá y darse cuenta de que estas medidas están calcadas de lo que pasa en Atenas, que a su vez bebe de lo que pasó en Sol. Y no es que lo diga yo, es que lo dice la BBC ¿Por qué hay que irse a la BBC para enterarse de eso? Ustedes mismos. La relación Sintagma-Congreso-Parlament es mucho más obvia que la hipótesis Batasuna, entre otras cosas, porque lo que distingue a Batasuna de cualquier otro colectivo de acción directa es el hecho de que Batasuna es una mafia: con cabecillas, líderes intermedios, impuestos revolucionarios y un plan exacto de cada acción con un objetivo muy preciso.

Es decir, todo lo contrario que el 15-M.

El asunto ahora está en saber si el movimiento va a apostar por la regeneración o por la revolución. Yo pensé que nunca se tomarían en serio lo segundo y confiaba en lo primero. Por ejemplo, cuando veo a Enrique Dans apoyando a Leopoldo Abadía, ex del PP, en una conferencia sobre economía, me siento reflejado. Cuando veo a Cayo Lara zarandeado o a Artur Mas teniendo que entrar en el Parlament en helicóptero, me corre un sudor frío por la espalda.

Especialmente cuando hablamos de Barcelona, una ciudad con un 48% de abstención y un 7% de votos nulos o en blanco, es decir una ciudad donde la separación ciudadanía-políticos es descomunal.

En cualquier caso, mi interés por el 15-M es limitado desde hace tiempo. Lo que de verdad me interesa es lo que hay detrás del 15-M, es decir, qué tipo de sociedad es esta para que movimientos como los del 15-M no solo tomen la calle sino encuentren una simpatía más o menos generalizada en muchos ámbitos de la ciudadanía. Al fin y al cabo, el 15-M no me gobierna y no lo hará por mucho que se empeñe pero el PP y el PSOE sí. Los dos a la vez, en mi caso.

En enero de 2005, José Bono fue zarandeado e insultado en una manifestación a favor de las víctimas del terrorismo. Hablamos del ministro de Defensa, en aquel momento. La reacción del PP fue como la de Mourinho: "Ha sido todo teatro, que demuestre que le agredieron", a la vez que venía a insinuar que, claro, si van provocando luego pasa lo que pasa. El 12 de marzo de 2004, en una manifestación convocada en Barcelona como protesta a los atentados de Madrid, Rato y Piqué, ambos también ministros en funciones del gobierno Aznar, tuvieron que huir por piernas y refugiarse en un portal. La respuesta del PSOE fue "este país merece un gobierno que no le mienta".

Son ejemplos, pero vamos a dejar clara una cosa: aquí se ha estado jugando a inocular odio demasiado tiempo. Hay gente que se ha ganado la vida muy bien a base de fomentar el odio al enemigo político. Del PP al PSOE, del PSOE al PP, que si Zapatero, que si Ana Botella, que si los GAL que si Irak... Hay periodistas que han rellenado páginas y páginas, horas y horas de emisión radiofónica, cuestionando el sistema, insultando descaradamente a los políticos que no les convenían, apoyando sin fisuras a "los suyos" a cambio de publicidad o autobiografías bien pagadas.

El odio ha sido un negocio muy rentable en este país durante años: en la política, en el espectáculo, en la televisión y en el deporte. Uno no puede decir abiertamente "a estos tíos habría que echarles a gorrazos" y luego mirar a otro lado cuando la gente va y lo hace. El 15-M es un movimiento cada vez más incongruente, radicalizado, irrespetuoso y con demasiados bandazos, es decir, cada vez se parece más a un partido político.

Con una diferencia, insisto, los chicos del 15-M no gobiernan a nadie. Los partidos políticos, sí. Los primeros me pueden interesar desde un punto de vista sociológico, teórico, los segundos desde un punto de vista terriblemente práctico. La izquierda y la derecha llevan años viviendo de insultarse y odiarse en público para recalificarse terrenitos en privado y ahora resulta que la masa a la que dirigían esas inyecciones de odio ha decidido revolverse contra todos: PP, PSOE, IU... sin filtro alguno.

Por supuesto es detestable, por supuesto es condenable, por supuesto hay cosas mucho más interesantes que hacer en este país que impedir a los representantes legales del pueblo que lleguen a su parlamento (de entrada, protestar en otro lugar e informar legalmente de qué enormes recortes están votando en ese parlamento), pero este juego ni lo ha inventado el 15-M ni lo ha inventado Batasuna. Basta con leer a Larra o a Ortega para darse cuenta de eso.

Y es un excelente momento para mirar un poco al espejo y hacer autocrítica. Si es que esto todavía es posible en España. Arcadi dice que a todo mayo le llega su junio y es la democracia en las urnas. Así debe ser. El asunto es saber si a partir de ese junio todo va a seguir igual o se cortarán un poco más a la hora de azuzar a unos contra otros constantemente mientras se pagan los trajes en Milano.

P.D. Este comunicado de la plataforma de Sol, brillante y claro y en el momento preciso: "Abuchear, insultar, tirar agua o pintura y sobre todo, no dejar hacer el trabajo a los políticos no es en absoluto nuestra meta"

martes, junio 14, 2011

Tú la música y yo la letra


En un momento de la tarde, Jorge se entera de que mi madre compuso "No me importa nada", entre otras canciones. Se queda muy sorprendido y empieza a entender cosas. "Es como si tu padre fuera Picasso y te gustara pintar, siempre estarías pensando que lo haces horrorosamente mal", le digo. Estamos cerrando cosas de las cuatro canciones que hemos compuesto juntos. Jorge se encarga de la música y canta, yo compongo la letra y procuro no estropear demasiado lo que me manda, que, hay que decirlo, es bastante bueno.

A mí las letras de canciones siempre se me han dado mal. Carezco del ritmo necesario y de la práctica. Además, soy tremendamente pudoroso y, como dice Luis Ramiro, me da un poco de vergüenza escribir canciones que digan "corazón, amor o mar". Intento contar mucho y acabo enredando el verso. Me resulta muy curioso porque crecí escuchando letras de canciones y llevo 34 años haciéndolo, quiero decir, esto no es como la poesía, que siempre me ha tocado muy de refilón, algo se me debería haber pegado.

El caso es que a Jorge le gusta lo que hago y algún estribillo queda bien y es pegadizo. Al menos procuro no ser demasiado obvio, aunque el ritmo pop es inglés y cualquier cosa que se diga en castellano con un ritmo pop suele quedar ridícula. Hay excepciones, por supuesto, y a esas excepciones se les llama "genios".

Yo no soy ningún genio de nada. Siempre he dicho que de lo único que de verdad sé es de deportes. Pregúntenme el dato absurdo que quieran, probablemente lo conozca. El resto... depende del día. Al recuperar la salud recuperé un cierto entusiasmo y ahora se vienen unos meses esperanzadores: aparte de las canciones, que pronto registraremos en la SGAE para ponernos con más, tengo el viernes por la mañana una entrevista en una editorial para mi libro del 15-M, mi primera novela está en manos de quien creo -espero-será mi agente literaria, la segunda novela la escribiré en verano, lo tengo decidido, y en medio queda un cortometraje del que soy guionista, una serie para Internet que también pensaba guionizar en colaboración con un buen amigo y la obra de "microteatro por dinero" que queremos montar María García de Oteyza, Andrea Trepat, David Pinillos y yo.

Por estadística, algo será terriblemente malo, pero, por estadística también, algo tiene que ser bueno y funcionar. No voy a decir que me dé igual porque es mentira, pero reconozco que llegar a este momento en el que puedo escribir este post ya es para mí una victoria. Hace dos meses -como una ola, el Tryptizol llegó a mi vida- todo esto hubiera sido inimaginable. Tener ganas de crear y vivir. A lo mejor a ustedes les resulta muy sencillo pero por momentos yo no lo tuve tan claro.

Así que, con éxitos o sin ellos, decir esto, ya de por sí, es una buena noticia.

Gallardón y el Malaquita


Alberto Ruiz-Gallardón saca a su perro a pasear casi todas las noches. Es un clásico y todos los que vivimos cerca de Alonso Martínez nos lo hemos encontrado en un momento u otro. A mí me parece entrañable, ver al alcalde de mi ciudad sin escoltas ni coches oficiales paseando tranquilamente a su perro. En cualquier caso, lo que yo piense da igual: yo puedo pensar que Gallardón es un facha asqueroso que se merece lo peor, y aun así eso no me legitimaría a esperarle a la puerta de su casa junto a unos amigos para insultarle y acosarle... todo porque no autoriza un concierto.

Un concierto, hasta ahí ha bajado el nivel de la indiginación.

Ya sé que el 15-M no tiene nada que ver con esa actuación e incluso los responsables de organización de las Fiestas del Orgullo Gay se han desmarcado inmediatamente. Ésta no es una apelación a unos o a otros sino a la ciudadanía en general: ¿Podríamos calmarnos un poco o vamos a seguir tomando el palacio de invierno cada vez que algo no nos guste? El clima de "acción directa" que se respira en Madrid desde la deriva de Sol hacia parlamentos y ayuntamientos resulta desagradable, por decir algo. Claramente, no era esto.

Tengo que darle a Esperanza Aguirre la razón cuando dice que la "acción directa" es el preámbulo del totalitarismo. Lo es. Mi ejemplo siempre es el de Millán Astray entrando a gritos en la Universidad de Salamanca y amenazando con ejecutar a Unamuno por defender la inteligencia frente a la muerte. Otra cosa es que luego Aguirre se ponga a hablar de la responsabilidad de los políticos y acabe nombrando al del metrobús como presidente de la Asamblea y a un imputado como portavoz de su partido. Surrealista.

En fin, o el 19-J calma un poco los ánimos en forma de terapia de grupo o esto se va a ir de las manos y, sí, me preocupa.

Otra noticia extraña: la desaparición de una chica, acampada en Sol, de 19 años. Según ABC, la última vez que se la vio fue con un tal "Malaquita", miembro de la comisión de respeto y luego sigue una descripción física del chico. No hay denuncia ante ningún juez, dice la familia, pero la prensa ya se lanza sobre la presa. Hay algo ahí que no cuadra: ¿el Malaquita ha desaparecido también o no? Quiero decir, tal y como se da la noticia da la sensación de que no se le ha vuelto a ver a él tampoco desde que se le vio con la chica, es decir, que está desaparecido.

¿Un desaparecido y una desaparecida no son dos desaparecidos? Ya me pierdo, de verdad. Y si no está desaparecido sino que le han localizado y han hablado con él, ¿no podría incluir la noticia alguna información sobre dónde dejó a la chica?, ¿no convendría esperar un poco antes de dar nombres propios o apodos? No digo esperar mucho, sino al menos hasta que haya una denuncia. Pues no. La "acción directa" por lo que se ve también funciona y con mucho éxito en los periódicos.

Actualización 20.30 La policía ha encontrado a la chica que había "desaparecido voluntariamente", no sabemos si con el Malaquita o con quién. Lo que sí sabemos es que el apodo ya va a quedar para siempre con una mueca de desconfianza, enhorabuena a los medios.

lunes, junio 13, 2011

Sol: el día después

El anuncio de L´Oreal con Paz Vega vuelve a parecerse a un anuncio, con sus rotos, con sus pintadas, pero en general reconocible. La mayoría de la plaza está vacía pero no hay ningún viso de lo que hubiéramos llamado "normalidad" el 14 de mayo: un par de barracones a medio construir cerca de la estatua de Carlos III hacen de puntos de información y recogida de propuestas ciudadanas. Están bastante concurridos y desde luego no por jóvenes. Alrededor, tiendas dispersas, las famosas "Quechua" que siguen ahí con lemas del tipo "Pienso, luego resisto". Las comisiones se han ido, todo se ha dispersado. La plaza vuelve a estar transitable y honestamente me gusta porque al hacerla suya dejaron un poco de hacerla mía.

Una placa a los pies de la estatua dice "Dormíamos, despertamos. Plaza tomada". Hay mucho de nostalgia en los carteles de la Puerta del Sol y me parece lógico. Ahora llegarán nuevos problemas: ¿Cuánto tardará la policía en desmontar los barracones y desalojar a los 30 ó 40 acampados que puedan quedar? Obviamente, ese día llegará porque tanto delegación del gobierno como ayuntamiento y Comunidad dejaron claro en su momento que no iban a aceptar la instalación fija en medio de la plaza de ninguna construcción.

La Puerta del Sol está limpia, de eso no cabe duda, sólo quedan los reductos de suciedad y chabolismo de los últimos en marcharse. A veces tengo miedo de que su resistencia se convierta en violenta y que su violencia nos manche a todos. Publicidad gratuita para los detractores.

De momento, la policía vigila desde la calle Montera. Una "lechera" y tres o cuatro uniformados con los brazos cruzados -su posición habitual- que controlan que no pase nada raro. El papel de la policía en Madrid es elogiable. Me refiero a la de los curritos: pasados los excesos de los primeros dos días, en las cuatro semanas de la acampada no ha habido ni un solo problema con ellos. Incluso en las manifestaciones ante el Congreso o el Ayuntamiento, la violencia se ha reducido al mínimo necesario para dejar pasar coches.

Por cierto, el jueves estuve en el Congreso, a eso de las dos de la madrugada. La proporción era extrañísima: no más de cien manifestantes, sentados en el suelo y separados por vallas de casi 40 policías uniformados con varias furgonetas. En un punto medio, 25 periodistas con sus cámaras y sus blocs de apuntes, a la espera del nuevo giro de guión, que, obviamente, no se produjo. Fue el día de los palos en Valencia, aquellas imágenes indignantes de policías sacando a pasear sus porras. Eso en Madrid no se dio y me parece que está bien que se agradezca. Yo lo agradecí. Me acerqué a uno de los que estaban por ahí, gesto serio, brazos cruzados, ya saben, y le dije: "Yo estoy con ellos -señalando a los sentados- pero quiero que sepa que como ciudadano les felicito por su trabajo".

Ni siquiera me miró, musitó "gracias" y me invitó a irme. Se toman demasiado en serio todo, esta gente.

El abismo entre el policía de a pie y el policía de administración. Aún colea el último ridículo, cuando en una pomposa rueda de prensa anunciaron la detención de la "cúpula" de la organización "Anonymous" blandiendo como prueba una careta de Guy Fawkes como si fuera poco menos que un Zutabe. Al día siguiente, otros hackers, incontrolables, les fastidiaban la página y la del INEM durante horas mientras todo Twitter se reía de ellos.

Lo grave no es que la policía crea que "Anonymous" es de verdad una "organización" con cúpula y contactos terroristas. Lo grave es que parezca que no saben qué es un "hacker", sin más, y hasta qué punto el "hacker" está acostumbrado a actuar en soledad, como el "hikikomori" del que hemos hablado tantas veces en estos artículos. Y más grave aún es que la prensa, todos a una, den la noticia, con la foto en portada del comisario sonriente con la máscara delante.

Expresiones de un mundo nuevo, un mundo que no entienden. No necesariamente un mundo mejor, no me malinterpreten: yo no quiero una sociedad controlada por hackers que hacen lo que les da la gana y delinquen cuando tienen oportunidad. Solo digo que existen, que están ahí y que nos empeñamos en combatir los delitos nuevos con las premisas viejas igual que nos hemos empeñado en analizar todo el 15-M desde una perspectiva de mayo del 68.

No tiene nada que ver.

Seis días para el 19-J y el hormigueo se siente en las redes. Imposible de detectar en la calle. Supongo que es parte de su encanto. El evento de Facebook ya va por 110.000 confirmados. Hace un mes, para el 15-M apenas llegaron a los 20.000. Alguien ha plantado una semilla en un huerto y todos sabemos que tarde o temprano va a dar un fruto. Lo que no sabemos ninguno es qué semilla, qué huerto ni qué fruto. De repente, todo es distinto a demasiados niveles.

En Twitter, alguien decía que esta generación se había acostumbrado a despreciar a sus padres, a sus profesores y ahora al resto de ciudadanos de bien. No sé de qué generación hablan. La mía destaca por ser la generación que ha dicho "sí a todo", como un mensaje de Windows. De hecho, si estamos pendientes de todo esto, si nos emociona de alguna manera es porque, por fin, después de treinta y pico años, podemos gritar bien alto "no" sin que nos preocupen las consecuencias.

domingo, junio 12, 2011

¿Cesc o Thiago?


A nadie se le escapa que si el Barcelona ficha a Cesc Fábregas, los minutos de Thiago Alcántara se reducirán. Ya sería suficientemente difícil alojar a Cesc en un centro del campo campeón de Europa y del Mundo como para pasarte el año de suplente del suplente. Teniendo a Keita por fijo en partidos más físicos y a Mascherano como relevo de Busquets, pensar en siete centrocampistas para tres puestos complica mucho el reparto de minutos. Por supuesto, a lo largo de 65 partidos, los habría, pero, ¿tiene Thiago paciencia para eso?

Ahora mismo, el hispano-brasileño es una incógnita en todos los sentidos. Renovado casi a última hora y entre declaraciones cuestionables de su padre, el mítico Mazinho campeón del mundo con Brasil en 1994, Thiago tiene que decidir si prefiere quedarse en el Barcelona y aprender, irse cedido a un equipo de nivel más bajo en la misma primera división o triunfar ya en un gran equipo que juegue en Europa, para lo cual, probablemente, necesite un traspaso, pues se entiende que el Barça no va a potenciar a un rival directo a cambio de nada.

La afición y la prensa blaugranas dudan: ¿el presente de Cesc o el futuro de Thiago? Los dos dejan dudas, es lo peor: fichar a Cesc implica gastar entre 40 y 50 millones de euros y hacerle un contrato con una ficha de primer nivel, aumentando aún más el gasto en salarios del club, que es el más alto del mundo, por encima incluso de los de la NBA. Tampoco se sabe a ciencia cierta el grado de implicación del jugador con el proyecto: de acuerdo, se ha filtrado a la prensa que quiere volver y se rumorea que presionó a Wenger ya el verano pasado para regresar al equipo que dejó con 17 años. Además, su relación con el núcleo duro de la plantilla es excelente.

Eso no quita para que, al fin y al cabo, sacrificase todo eso para irse a Londres en su momento sin que el equipo de sus amores recibiera una libra y que, recientemente, con el interés del Barça ya sobre la mesa, renovase por ese mismo equipo. Aparte, está el tema lesiones. Es cierto que el equipo médico del Barcelona ha conseguido incluso reducir los problemas de Messi, pero en las últimas temporadas Cesc ha sufrido una media de dos lesiones importantes al año y eso preocupa mucho a la hora de hacer una inversión multimillonaria y probablemente sacrificar una perla del futuro.

Por otro lado, esa perla, Thiago, no despierta confianza en el club. Creo que a estas alturas es obvio. Su talento no se le discute, pero Guardiola lo ha mantenido en el filial casi todo el año y solo ha recurrido a él cuando media plantilla estaba lesionada. Ya tuvieron un incidente en su debut con la primera plantilla, cuando celebró "en exceso" un gol con el banquillo y los rumores sobre su excesivo orgullo parecen claramente filtrados desde el entorno del club. No es un problema solo del Barça, incluso Luis Milla, seleccionador sub 21 ha avisado al jugador: "Si quiere ser como Xavi o Iniesta necesitará tener su humildad".

Hay algo raro con Thiago, algo que se nos escapa, como en su momento se nos escapó lo de Eto´o. Tener a un jugador a disgusto en tu plantilla es una apuesta arriesgadísima. Ya digo que su calidad no se pone en duda, pero no deja de ser un chico de 20 años que aún no ha tenido tiempo de demostrar nada. No creo que Guardiola le quiera vender sin más, pero algo me dice que si llegan unas semifinales de Champions en San Siro o en el Bernabéu e Iniesta se le lesiona por tercer año consecutivo, el técnico preferirá contar con alguien de garantías como Cesc antes que con Thiago.

Lo ideal sería la "cohabitación", pero parece claro que será imposible. Según algunos medios, Thiago ya ha dicho que si Cesc viene, él se va. Está convencido de su calidad y está convencido de que triunfará en cualquier otro club. El Barça está ante una decisión complicadísima: ¿mantener en la plantilla a un jugador impaciente o traspasarlo y arriesgarse a que acabe siendo una estrella en un rival directo? Me temo que tendrá que inclinarse por lo segundo. Yo me inclinaría por lo segundo aunque reconozco que es casi una moneda al aire. Me gusta Thiago, sí, pero detrás de Thiago vienen otros jugadores como Sergi Roberto, Oriol Romeu o Deulofeu. Incluso su hermano Rafinha.

Que Guardiola prefiere a Sergi Roberto antes que a Thiago quedó claro cuando le dio unos minutos intrascendentes en el Bernabéu. Aquello era un aviso, como cuando puso a Pedrito a jugar los últimos segundos de la final de Roma de 2009, dejando a Bojan en el banquillo. ¿De qué será capaz Thiago en el futuro? Imposible saberlo. ¿De qué será capaz Cesc en el presente? Dependerá de su físico, pero sabemos que supondría una pieza clave en las rotaciones de un equipo que afronta seis competiciones el año que viene.

Thiago tiene que amoldarse a las necesidades del Barcelona y no al revés. Si no considera que eso es así, lo mejor sería dejarlo marchar y desearle lo mejor, aunque luego haya que tirarse de los pelos. A esto juegan once, pero como dice De Paco que dijo Di Stefano no pueden jugar unos encima de otros.