domingo, octubre 23, 2011

Reiniciando Euskadi


Eguiguren dice de su negociador de ETA, cuando esas negociaciones, precisamente, se acabaron, los tiempos del "el año que viene estaremos mejor que este": "Me dijo que me comprara seis corbatas negras... y las tuve que comprar, porque siguieron matando". Luego le matiza a Jordi Évole: "Pero yo también le dije cosas, ¿eh? Le dije que si rompían la tregua se iban a pasar la vida en la cárcel". Luego balbucea algo sobre el perdón y el olvido, algo que viene a decir que no, que nadie pasará la vida en la cárcel. Las corbatas negras sí, pero la vida en la cárcel no, porque eso es el pasado.

Eguiguren habla de Otegi como "un hombre de paz". No es el primero en decir cosas así. Espera su liberación y prepara una botella de champán para celebrarlo, luego hace cálculos políticos curiosos: "Le conviene que le dejen en la cárcel hasta antes de las Autonómicas y que luego le saquen, nos quitará votos a los autonomistas, pero en España estas cosas se hacen así". ¿Qué cosas, Eguiguren?, ¿qué cosas se hacen así?, ¿se saca y se mete a la gente de la cárcel por un cálculo político, en serio? ¿Y quién lo hace, España? ¿Y quién es España, Eguiguren, quién toma las decisiones políticas en España si no es su partido o el de enfrente?

Eguiguren dice que mataron a Isaías Carrasco -"un hermano"- delante de su mujer. De la mujer de Isaías, se entiende. Ese día tuvo que llevar corbata negra. Luego vuelve a balbucear y hace un gesto como "bueno, esto funciona así". Retoma lo de Otegi: "No es mi amigo, es mi amigo político solo, juntos hemos traído la paz a Euskadi". La paz. Algunos premios Nobel de la Paz: Kissinger, Arafat, Obama... Si matas al número suficiente de gente durante suficiente tiempo -"el terror", lo llaman- siempre habrá alguien dispuesto a darte un premio cuando decidas que lo dejas.

Otegi no tiene premio, tiene champán esperándole. El champán de Eguiguren.

Lo bueno de Jordi Évole es que deja hablar. Évole es mil veces más efectivo que Ana Pastor precisamente porque permite que el entrevistado se retrate. Eguiguren parece harto de todo. Dice que no ha sido el último socialista que negoció con ETA, luego dice que sí, luego sonríe y mira al infinito. Sí, se aburre. "La libertad es poder hacer las cosas más tontas", dice, como si para poder hacer algo bastara con que no te maten por hacerlo. "Tomar algo por el Viejo", se dice en Twitter. Claro, Rosa Díez tomando algo por el Viejo. O Savater. Con libertad.

Eguiguren. La definición perfecta del zapaterismo. Hay algo brillante en lo que dijo Arcadi Espada el otro día: lo humillante que para ETA suponía ser derrotado por el presidente más inepto de la democracia española. Se quedó corto: ser derrotado por ese presidente con este secretario general negociando, enfriando botellas de champán, calculando y farfullando incoherencias. Ni política ni palabras. Eguiguren. El reto en Euskadi es una política en la que los Eguiguren no pinten nada. No por buenos o por malos sino por ineptos.

El reto en Euskadi. El reto en España. Zapatero y Rajoy. Eguiguren. La línea recta de la mediocridad extendida hacia el infinito.