Argentina como tema, como obsesión, como
tradición siempre al borde del abismo. Eso a nosotros, los españoles,
nos choca porque no tenemos una iconografía mínimamente común detrás que
nos una, sino más bien varias iconografías que tienden a separarnos. En
“El espíritu de mis padres sigue subiendo en la lluvia”, un título
discutible, tenemos varios de los tópicos del novelista argentino: un
protagonista perdido en la medicación psiquiátrica, una colección de
hermosos perdedores que lucharán pese a todo y la continuación del
“destino argentino” como algo condenado al fracaso pero que aun así hay
que buscar generación tras generación.
Incluso aparecen los nombres de
Maradona, Borges y Perón, una especie de Santísima Trinidad de la
cultura pop argentina, que mezcla a dos archienemigos sin ningún tipo de
problema.
El libro, por supuesto, es interesante y
está bien escrito aunque tiene muchas partes muy prescindibles. Pron
quiere hablar de la dictadura militar y los que se opusieron a ella. Es
lógico que quiera hacerlo. Nosotros vivimos una cruenta guerra civil
pero la vivimos hace 75 años. Argentina, a principios de los 80, aún
estaba gobernada por una panda de psicópatas asesinos que no solo
reprimieron, secuestraron o mataron a miles de personas sino que lo
hicieron con una impunidad y una crueldad que en el mundo civilizado
solo es comparable al genocidio nazi.
Lo novedoso del tratamiento de Pron es
que reivindique el peronismo. El peronismo como movimiento popular que
resiste a los militares. Perón como mandatario de ese “destino
argentino” del que Pron habla continuamente. Sin duda, es un enfoque
arriesgado, en lo bueno y en lo malo, y no me corresponde a mí hacer un
análisis de lo que fue el peronismo a lo largo de sus casi cinco décadas
entrando y saliendo del poder. En cualquier caso, ya digo, es una
novedad: hasta ahora los héroes siempre habían sido izquierdistas
subversivos sin filiación clara.
Pron podría haber escrito un ensayo
político sobre el tema pero prefiere utilizar una trama más o menos
basada en la realidad al estilo del “nuevo periodismo”. No sé si resulta
del todo convincente. Hay páginas y páginas dedicadas simplemente al
“fisking” o corrección de artículos que no tienen ningún interés: no ya
por la información de los mismos, que podría enganchar al lector, sino
por el empeño del autor en poner ahí sus comas y sus puntos. Una vez,
vale, pero a la décima, sinceramente, uno se cansa y desconecta de lo
que le cuentan.
Ahora bien, lo bueno del libro es que
uno puede desconectar varias veces y no perderse. En realidad, todo
viene explicado al final: Argentina como destino de perdedores y
exiliados y represaliados en los distintos tiempos, condenados a luchar
sin fin, como Sísifo, una batalla inevitable pero sin resultado alguno.
No se puede negar que el libro se ajusta
al “espíritu del tiempo”: la posición de determinada juventud ante
determinados abusos. La cacareada pasividad de la generación perdida de
treintañeros en el mundo occidental. Más que un “Indignaos” es un
“recordad” o, para ser más exactos, “no olvidéis”. Sin duda es necesario
mantener el recuerdo de miles de ciudadanos aniquilados por un régimen
dictatorial, otra cosa es que el autor consiga el supuesto propósito de
todo escritor de contar una historia bien armada. Ahí tengo mis dudas.
En cualquier caso, Pron es un autor interesante y este libro tiene
suficientes páginas buenas como para darle una oportunidad.
Reseña publicada en la Revista Culturamas